Ninguna riqueza es inocente

José Antonio Piqueras

NEGREROS. ESPAÑOLES EN EL TRÁFICO Y EN LOS CAPITALES ESCLAVISTAS

Los Libros de la Catarata. Madrid 2021, 348 págs.

El título de esta reseña es un autoplagio. Así resumí mi entrevista con Rafael Chirbes, el autor de Crematorio. Y eso que entonces no había leído Negreros. Españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas. Salvo ceguera por mi parte, en los suplementos y revistas literarias que frecuento no vi que figurara entre los más relevantes de los publicados en 2021. Entono un mea culpa y llamo la atención hacia una parte de la historia que grandes escritores como Sebald, entre otros, se han empeñado en rescatar contra los que prefieren olvidar o no saber. No se trata de minimizar ni de magnificar la leyenda negra, sino de examinar críticamente nuestro pasado, sobre todo el papel de Cuba, del azúcar y sus ingenios, y, sobre todo, el formidable negocio (origen de inmensas fortunas que luego tuvieron la bendición –altos cargos y títulos nobiliarios– del Gobierno y de la monarquía) que supuso la trata de esclavos negros después de que el Reino Unido impusiera la prohibición en 1807. Los españoles ni empezamos tan tarde ni fuimos actores tan secundarios: transportar y vender al menos a un millón de esclavos a través del Atlántico no es cosa menor.

Algunos negreros notables de la historia de España: Francisco Arango y Parreño, Tiburcio de Zulueta, Antonio Escoto, Domingo Cabarrús Gelabert, Lorenzo de Quintana, Francisco del Corral, Bonifacio González Larrinaga, José Andrés de Ceballos, Juan José Patrón, Gabriel Raimundo de Azcárate Lascurain, José Antonio Arregui, Cristóbal de Arozareña, Pedro Guarch Millares, Pedro Guarch Salóm, Julián Zulueta Amondo, Salvador Samá Martí, Pedro de Sotolongo, Antonio López y López, José Xifre Casas, José Antonio Mestre Roig, Ignacio Carbonell, Mariano Flaquer Lluch, José Antonio Suárez Argudín y García-Barrosa, Gabriel Lombillo, Pedro y Santiago Cuesta Manzanal, Juan Madrazo, Manuel Lorio, Juan José Zangróniz, Joaquín Pérez de Urría, Eduardo y José Antonio Fesser Kirchmayr, Bernabé Martínez de Pinillos y Sainz de Cabezón, Salvador Muro y Salazar, Juan Tomás Jáuregui y Mayora, Juan Tello, Juan Francisco Barrié, Luis Beltrán Gonet, Martín de Aróstegui y Larrea, Domingo Marcos de Aldama y Aréchaga, Joaquín de Ayestarán y Diago, José Luis Alfonso y García de Medina, Juan Andrés Poey y Lacasse, Pedro Blanco Fernández de Trava, Agustín Esteban Franganillo Álvarez, Agustín Goytisolo Lezarzaburu, Antonio Vinent Vives, Tomás Terry y Adams, Jaime Tintó Miralles, Francisco Martí Torrens, María Cristina de Borbón, Ramón de Llano y Chávarri…

No me caben todos los nombres de este trabajo, pero ahí va una idea para la RAE –revisar la entrada ­‘negrero’– y otra para el Museo del Prado –una exposición sobre los pintores de su colección que retrataron a figuras españolas de la trata, sobre todo a sus esposas, empezando por Federico Madrazo, y un revelador mapa genealógico que sirva para conocer las tupidas raíces morales de nuestro capitalismo y de nuestra burguesía–. Esta es una historia de deshumanización y de dinero manchado de sangre y espantoso sufrimiento.