Peregrinos de la paz

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Por Lwanga Kakule, desde Beni (RDC)


Cuando recorres los 30 kilómetros que unen Beni con Oicha, lo primero que te llama la atención son las casas abandonadas y los cientos de militares emplazados a lo largo de la carretera. Desde octubre de 2014, la ciudad de Beni, al este de República Democrática de Congo, y los pueblos que la rodean, están viviendo una inseguridad recurrente marcada por los secuestros y las matanzas.

Se habla del asesinato de más de 6.000 personas a manos del grupo rebelde Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, por sus siglas en francés). El último ataque tuvo lugar el 5 de enero. Según los medios locales, al menos 22 personas perdieron la vida, muchas de ellas decapitadas. Y, sin embargo, las autoridades parecen mirar hacia otro lado. 

La mayoría de los congoleños con los que hemos tenido contacto durante nuestra visita nos han confirmado que viven con mucho miedo: «No dormimos tranquilos porque, en cualquier momento, los rebeldes pueden venir a matarnos. Tenemos miedo de ir al campo porque los rebeldes han secuestrado y decapitado a mucha gente a plena luz del día. A causa de la inseguridad, numerosas familias viven con hambre», se lamenta Julieta, de 52 años, que vivió en primera línea el terror durante las matanzas cometidas en su barrio.

Del 15 al 21 de enero de 2021 una delegación de los obispos de la Asociación de las Conferencias Episcopales de África Central (ACEAC) ha visitado la zona. Monseñor Sikuli Melchisedech, obispo de Butembo-Beni, anunció su llegada como «peregrinos de la paz», porque el objetivo buscado, además de reconfortar a las poblaciones martirizadas, fue el de llamar la atención de la opinión pública y de las autoridades para que se ponga fin a tanta violencia. La delegación estuvo constituida por cuatro obispos, los sacerdotes secretarios generales de la ACEAC y de la Conferencia Episcopal Nacional de Congo (CENCO), así como por la responsable de los medios de comunicación de la ACEAC.

Durante su visita, en la que conocieron la situación de las ciudades de Beni, Butembo, Bunia y Goma, además de otras zonas azotadas por la inseguridad, los prelados aprovecharon para rezar con la población por la justicia y la paz, se reunieron con las autoridades locales, los responsables locales de la -MONUSCO (la Misión de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en RDC), los jefes tradicionales, los representantes de la sociedad civil y los agentes pastorales de las parroquias.

No es la primera vez que las autoridades eclesiásticas visitan el este del país. En agosto de 2016, monseñor Luis Mariano Montemayor, nuncio apostólico en RDC, visitó Beni. Por su parte, el cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa, estuvo en diciembre de 2019 en una «visita de compasión» para escuchar los testimonios de la población y transmitir un mensaje de esperanza para un futuro no teñido de sangre.



En la imagen superior: Procesión de entrada en la celebración por las víctimas de la violencia en RDC que tuvo lugar el 16 de enero en  Beni. Fotografía: Lwanga Kakule



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