Siglos de historia a través de tres figuras

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Una reina ashanti y dos presidentes, claves en el devenir de Ghana

Yaa Asantewaa, reina madre del Reino de Ejisu; Kwame Nkrumah, el hombre que condujo a Ghana a la independencia; y Jerry John Rawlings, presidente del país, son tres de los personajes más relevantes en la historia ghanesa del último siglo y medio. A pesar de las sombras de sus biografías, los tres ayudan a comprender el itinerario de un país que, con su independencia en 1957, abrió las puertas de la libertad a otras muchas naciones del continente. 

Ghana tiene una historia larga y compleja, difícil de resumir en unas pocas palabras. Sin embargo, intentaremos hacerlo mediante tres personajes clave que ilustran su desarrollo y evolución a lo largo del tiempo, protagonistas de eventos fundamentales que marcaron la memoria colectiva ghanesa y cuyo legado sigue vivo. 

En las entrañas del pasado precolonial de Ghana encontramos el reino más poderoso que albergó el país, el Imperio ashanti. Podríamos habernos remontado al siglo XVII y elegido al rey o -asantehene Osei -Tutu, fundador del imperio y cuya historia, gracias al papel de su sacerdote, Okomfo Anokye, recuerda vagamente a la leyenda de rey Arturo. Sin embargo, hemos preferido la figura de Yaa Asantewaa (ilustración de la izquierda), lideresa de la resistencia -ashanti en el siglo XX, como símbolo de la lucha contra la opresión y la defensa de la cultura y la identidad local. En segundo lugar, se explorará la figura de Kwame Nkrumah (en el centro), cara visible de la Ghana independiente y padre del panafricanismo y del movimiento no alineado en África subsahariana. Por último, hemos decidido centrarnos en Jerry John Rawlings (a la derecha), gran reformador del país y padre de la democracia ghanesa actual. 


Una calle de Besease –localidad de nacimiento de Yaa Asantewaa. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo. En la imagen superior, ilustraciones de Francis Marín


Yaa Asantewaa 

A pesar de ser la hermana del rey, Yaa Asantewaa, también conocida como Nana Yaa Asantewaa, tenía el título de reina madre del Reino de Ejisu, uno de los que conformaban el Imperio ashanti. Fue una figura destacada en la historia de Ghana y una de las más importantes de la resistencia contra el dominio colonial británico en África occidental. Nació y creció en la segunda mitad del siglo XIX, cuando su tierra se enfrentaba a ambiciones coloniales británicas cada vez más fuertes. En 1896, los británicos exigieron que los ashantis entregaran su trono al protectorado colonial y Yaa -Asantewaa se unió a la resistencia y llamó a los líderes -ashantis a la acción. Al principio, vacilaron en desafiar a los británicos, pero ella se mantuvo firme en su defensa del trono y de la autonomía de su pueblo. 

Esta crisis permitió conocer la faceta de oradora de Yaa Asantewaa. En agosto de 1900, pronunció un discurso ante los líderes ashantis para animarlos a no ceder ante los británicos y a luchar por su libertad y dignidad. «Ahora hemos visto que el hombre que nos ha estado pidiendo nuestro oro nos quitó a nuestro rey y nuestro reino», dijo. «Si los hombres pueden luchar, ¿por qué las mujeres no pueden luchar también?». Sus palabras se hicieron famosas tanto en el espacio –entre sus contemporáneos– como en el tiempo –llegaron hasta nuestros días–. Su llamada se escuchó en todo el Imperio ashanti, prendiendo la llama vacilante de la resistencia de un pueblo atemorizado por la superioridad militar británica, y la convirtió en la líder de la rebelión. Reunió un ejército de hombres y mujeres que luchó contra los británicos durante varios meses, hasta que finalmente fue capturada y exiliada a las islas Seychelles en 1901. 

Un modelo, a pesar de todo

Aunque la rebelión ashanti fue vencida, Yaa Asantewaa se convirtió en un modelo para la lucha por la independencia y libertad de Ghana. Su figura sigue siendo importante en la cultura y la historia ghanesas y su legado ha sido reconocido en la política y el arte. En 1995, el Gobierno ghanés erigió un monumento en su honor y su imagen ha aparecido en billetes y en sellos postales. Su historia se contó en libros y en un documental. Además, se le ha dedicado un festival, un centro en Londres y una canción. Yaa Asantewaa es, igual que su contemporánea la reina -Ranavalona III (1861-1917) de Madagascar, uno de los símbolos de su época, marcada por pueblos luchando contra la colonización en diferentes puntos de África. Sus cualidades como oradora, su liderazgo político y militar, su coraje y resistencia son recordados no solo en Ghana, sino en todo el continente. Como otras líderes femeninas más antiguas, entre las que se puede mencionar a la reina mossi -Yenenga (siglo XII) en Burkina Faso, o la reina Nzinga Mbandi (1583–1663) de Angola, es un ancestro de la lucha feminista y un modelo de liderazgo femenino en África. 

Kwame Nkrumah. Fotografía: Archivo Mundo Negro
Kwame Nkrumah 

Nkrumah, apodado Osagyefo (victorioso en la batalla), nació en 1909 en la actual Ghana. Estudió en Estados Unidos y Reino Unido, donde descubrió el panafricanismo, movimiento en el que ejerció una gran influencia. Al pensamiento que originalmente se centraba en los derechos de los afrodescendientes en los países occidentales, integró como elemento central la cuestión de la independencia de los países africanos. De vuelta a Ghana en 1947, lideró el movimiento independentista. En 1949, fundó el Partido de la Convención Popular (CPP, por sus siglas en inglés), que se convirtió en la principal fuerza política en la lucha por la independencia. En 1951, -Nkrumah fue elegido secretario general del CPP y se convirtió en el primer líder africano en ser elegido jefe de gobierno en una colonia británica. Bajo su liderazgo, Ghana se independizó el 6 de marzo de 1957. 

Nkrumah se inscribió en el movimiento panafricanista y en la lucha por la independencia no solo de su país, sino también de otras naciones africanas como Angola. Aunque socialista, defendía una postura africana no alineada, independiente de los bloques occidental y comunista, durante la Guerra Fría, y centrada en el desarrollo económico y social. Fue uno de los representantes africanos en la Conferencia de Bandung de 1955. En su obra África debe unirse, expone su visión de un continente en el que todos los países se unan en una gran república federal, los Estados Unidos de África. A pesar de que su idea del panafricanismo no logró tener éxito, Nkrumah creía que la unidad africana era esencial para lograr la verdadera independencia del continente y fue uno de los fundadores de la Organización de la Unidad Africana (OUA) en 1963. 

Las sombras del líder

Nkrumah no fue ningún santo y su presidencia estuvo marcada por numerosas controversias. Fue un líder autoritario que impuso el unipartidismo y llevó a cabo una represión violenta contra sus opositores. Sus acciones venían principalmente dictadas por su temor a acabar como su contemporáneo Patrice Lumumba, primer ministro de RDC, asesinado a manos de la CIA, debido a algunas de sus decisiones políticas que podrían ser percibidas como comunistas: la puesta en marcha de reformas sociales como la creación de un fuerte sistema de educación pública y la promoción de la igualdad de género y de los derechos de las mujeres y, sobre todo, la nacionalización de empresas y su apoyo diplomático a los movimientos independentista de África austral. Sus temores se revelaron reales, puesto que en 1966 Nkrumah fue derrocado en un golpe de Estado apoyado por la CIA mientras se encontraba en el extranjero, obligándole a pasar el resto de su vida en el exilio hasta su muerte en 1972 en Bucarest (Rumanía). 

Fue uno de los pocos líderes africanos cuyo legado transciende su país y llega al nivel continental e incluso mundial. A pesar de las controversias que rodean al personaje, sus políticas y programas sociales ayudaron a sentar las bases para el desarrollo económico y social de Ghana. 

Jerry Rawlings. Fotografía: Archivo Mundo Negro
Jerry Rawlings 

Jerry John Rawlings, también conocido localmente como Jay-Jay, nació el 22 de junio de 1947 en Accra, la capital de Ghana, de madre ghanesa y padre escocés. Se educó en la Escuela Achimota, donde se interesó por la aviación. En 1968, se unió a la Fuerza Aérea del país, y ascendió hasta convertirse en teniente. Entró en la política en 1979, liderando un golpe de Estado contra el Gobierno del general Fred Akuffo, acusado de corrupción y mala gestión. Encabezó una junta militar, el Consejo Nacional de Defensa Provisional, y devolvió el poder a un gobierno civil tras las elecciones del mismo año. Sin embargo, en 1981 encabezó un segundo golpe de Estado. En 1987, fundó el Congreso Nacional Democrático (NDC, por sus siglas en inglés), partido con el que organizó y ganó dos elecciones (1992 y 1996). Gobernó el país hasta 2001, cuando se retiró de la vida política activa. Falleció el 12 de noviembre de 2020 a los 73 años. 

Su presidencia estuvo marcada por importantes reformas políticas y económicas. Logró, en gran medida, sanear la corrupción y la mala gobernanza, aunque su mayor logro fue poner fin al largo ciclo de golpes de Estado que sufría el país. Su pensamiento político para Ghana se puede resumir en una cita suya: «Podemos votar a favor o en contra de la gente, pero lo que tenemos que hacer en este país es establecer una situación en la que incluso si el diablo gobierna Ghana, en virtud de ciertos procedimientos y prácticas, no se saldrá con la suya. Más bien, hará lo que la gente espera de él».

El legado

Ghana, tras Rawlings, se convirtió en uno de los países más estables de África. En el ámbito económico, estableció medidas contra la corrupción y para reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida de los ghaneses. Aunque no lo consiguió del todo durante su presidencia, la Ghana que él dejó era, hasta las recesiones provocadas por la pandemia y la guerra en Ucrania, la economía con la mayor tasa de crecimiento a nivel mundial, atrayendo inversiones extranjeras directas y sin necesidad, durante dos décadas, de los préstamos del FMI. 

A pesar de ser un líder popular en Ghana, Rawlings no se libró de las críticas en el exterior. Su presidencia, controvertida en algunos aspectos, estuvo marcada por numerosas violaciones de los derechos humanos, incluyendo la ejecución extrajudicial de militares y civiles, principalmente durante su primer gobierno (1979). También fue acusado de instigar disturbios y actos de violencia política. Además, se mantuvo en el poder durante mucho tiempo, aunque, para sus defensores, lo hizo para llevar a cabo las reformas que condujeron al país hacia la democracia. 

En África, la figura de Rawlings se iza casi al mismo nivel que Sankara. Su labor en aras de una África unida y próspera mediante una cooperación a nivel continental fue muy importante. Esto es evidente en su implicación en las reformas que dieron lugar a la Unión Africana, de la que se le considera uno de los fundadores. Siguió activo en los asuntos africanos y trabajó para promover la democracia en África una vez abandonadas sus responsabilidades como presidente en Ghana. A pesar de su lado más oscuro, Rawlings es recordado por su carisma y buena gobernanza, reconvertidos en fuentes de inspiración para los jóvenes africanos. 


Fotografía: Archivo Mundo Negro


Conclusiones 

Yaa Asantewaa, Kwame Nkrumah y Jerry Rawlings son nombres cuyas huellas transcienden Ghana para inscribirse de forma imborrable en la historia de África. Cada uno de ellos testimonió y marcó profundamente una época clave de la historia de Ghana y de África. Yaa Asantewaa presenció los inicios de la colonización, Nkrumah evolucionó en la era de la descolonización y de la Guerra Fría y Rawlings en la de las grandes reformas políticas y económicas que sacudieron el continente africano en la década de 1990, consecutivas a la caída de la URSS y del nacimiento de un mundo unipolar. 

A pesar de ello, detrás de cada uno se esconden las sombras. Yaa Asantewaa luchó por un imperio que participaba activamente en la trata esclavista atlántica, mientras que Nkrumah y Rawlings no siempre se mostraron especialmente afines en relación a la libertad de expresión y en ocasiones violaron los derechos humanos. Sin embargo, a pesar de las controversias, los tres reflejan en África la importancia de trabajar por la libertad, la justicia y la soberanía. Cada uno defendió, a su manera y según la realidad de su época, la libertad y el respecto de la voluntad de los africanos a decidir sus destinos por sí mismos. Con sus actos, a pesar de sus imperfecciones y limitaciones, entraron en el panteón de los ilustres de la historia africana. Cada uno inspira en la actualidad a generaciones de africanos para luchar por la democracia y la unidad africana, por un futuro más justo, libre y próspero y, sobre todo, contra los nuevos imperialismos.  

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