Trifonia Melibea abre Guinea en canal

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Trifonia Melibea Obono
La hija de las mitangan
Baile del Sol
Tenerife 2023, 418 págs.

Han sido cuatro días de gozo y sufrimiento, de leer sin poder dejar de hacerlo. Esta es una de las virtudes de la literatura que hace honor a su prodigiosa historia y que con su arado de tinta en la huerta cerebral corrige nuestra visión del mundo. Claro que para ello hay que prestar atención a quien, como la ecuatoguineana Trifonia Melibea Obono va camino de convertirse en una de las voces más originales no solo de la literatura africana en español, sino del continente de las letras. La hija de las mitangan no es su primera obra y se nota. Aquí está la temprana madurez de una escritora dueña de una sintaxis y una prosodia españolas propias, con ritmo y ecos africanos, en la que resuenan los animales y los árboles de la cosmovisión y el bosque fang.

Las mitangan son «personas de piel blanca y también aquellas que, siendo negras, tienen interiorizado el pensamiento occidental». Como la protagonista de esta novela basada en la vida de Lucía Ndjé Mikibi, desde que ingresó en la casa cuna de Mikomiseng, primero, y después en el orfanato de Bata, a cargo de las monjas de la Inmaculada Concepción, que le inculcan la devoción por la Virgen y le enseñan a leer y a escribir (dominar el idioma) y a coser. Estamos en los años 40, cuando Guinea Ecuatorial era colonia española, y acompañaremos a Lucía por el camino hacia la independencia, los años de Macías, primer presidente de la Guinea independiente (1968-1979), y el nuevo-viejo país tras el golpe de Estado de su sobrino Teodoro Obiang, que sigue en el poder. Siempre una dictadura, con variaciones. Este libro es una cata histórica en una antigua colonia tristemente ignorada por demasiados españoles.

Su educación con las monjas será castigo y bendición. Castigo frente a la implacable tradición fang, que sitúa a la mujer en un lugar de sumisión a la familia, al clan y a la tribu, encarnados en su marido, Ntutumu, destinado a convertirse en paradigma de lo infame: la maltrata, la viola, le provoca dos abortos, la utiliza como un objeto mientras la engaña sistemáticamente con el apoyo de su familia y la de ella: «¡Escuchar, obedecer y callar!»; «Hasta que me devuelvas la dote, todo lo que tienes me pertenece. Tu sastrería, tu bar, tus hijos, tu cuerpo. Todo». Sin ahorrar críticas a los abusos coloniales, uno de los logros de este libro valiente y complejo es que hace hincapié en lo liberador que tanto desde el punto de vista intelectual como del de la conciencia de ser mujer tuvo para Lucía la educación que le proporcionaron las monjas. Melibea impugna el machismo consustancial a la cultura fang: respetar la tradición –que perpetúan las madres– es condenar a la mujer a la ignorancia y la anulación como ser independiente. La tesis de Lucía/Melibea es que la lengua de la colonia le permitió liberarse de esa cárcel física y mental. Los derechos del hombre son universales y no todo el legado occidental en África es desgracia, como piensan no pocos izquierdistas de buena voluntad. Este libro es preciosa dinamita intelectual. Léanlo y regálenlo. Se harán un favor y se lo harán al continente negro, pero sobre todo a las mujeres sojuzgadas.

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