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Por Alfonso Masoliver desde Lagos (Nigeria)
El combustible es crucial para desarrollar el sector energético de un país. La energía es un aspecto clave del desarrollo de un territorio. Sin combustible no hay energía; sin energía no hay desarrollo. Es una norma simple que se aplica a todas las naciones en el siglo XXI. Aunque en Nigeria, en apariencia, tienen suerte en este aspecto: el país posee reservas de petróleo que le convierten en el mayor productor del continente africano. Pero, sorpresa: ocurre que hay empresas nigerianas que en la actualidad piden a sus trabajadores que acudan a la oficina tan solo tres veces por semana, no más, para ahorrarles el coste del combustible, porque los nigerianos deben boquear para poder pagar una garrafa de gasolina con la que alimentar sus vehículos. Un español paga por un litro de gasolina el equivalente al 0,005 % de la renta per cápita de nuestro país, mientras que un nigeriano, por el mismo volumen de combustible, debe abonar un 0,05 % de la renta per cápita nigeriana. Diez veces más.
Arinze Nwoko, profesor de Finanzas en la Lagos Business School, explica lo sucedido de forma sencilla: «Nigeria es un país productor de petróleo, pero la falta de refinerías obliga a comprar el crudo refinado a terceros países. Esto hace que Nigeria venda su petróleo más barato del precio por el que lo compra, una vez procesado. El Gobierno implementó hace años un subsidio que pretendía recortar esa diferencia». Nwoko continúa diciendo que el subsidio era una fuente de corrupción galopante y objeto de fuertes críticas; por ello, el actual presidente del país, Bola Tinubu, anunció en mayo de 2023, durante su discurso de investidura, que esta ayuda pública sería erradicada ipso facto. Nwoko afirma que el fin del subsidio «se veía venir», pero le cuesta comprender por qué se eliminó de una forma tan tajante.
Lo piensa Nwoko, pero también Ozobo Austin, activista medioambiental y de los derechos humanos del delta del Níger, lugar de donde se extrae el petróleo nigeriano: «Habría tenido sentido si hubieran quitado el subsidio poco a poco, dando tiempo a la población a adaptarse a los cambios. En su lugar, lo quitaron de una». Nwoko asegura a continuación que «es muy importante que haya voluntad política para hacer lo correcto. Pero no la hay».
Un litro de gasolina con el subsidio le valía a los nigerianos alrededor de 250 nairas –50 céntimos de euro según el cambio de mayo de 2023–. En octubre de ese año, cinco meses después de terminarse la ayuda, el litro de gasolina costaba alrededor de 800 nairas –un euro según el cambio de aquellas fechas–. En diciembre de 2024, el precio se disparó hasta las 1 300 nairas (80 céntimos según el cambio de aquel momento). Resulta sencillo comprobar en esta batería de números dos realidades que han golpeado a Nigeria desde que Bola Tinubu decidió terminar con el subsidio del combustible: que el precio de la gasolina se ha disparado mientras que la naira se ha desplomado, hasta el punto en que un euro equivalía a 500 nairas en abril de 2023, mientras que en enero de este año eran necesarias 1 600 para adquirir un euro.
La economía nigeriana, frágil desde hace décadas, ha terminado por quebrarse en pocos meses sin que se haya llevado a cabo un ajuste en los salarios de la población, según confirma el profesor Nwoko. Junto a la drástica erradicación del subsidio se encuentra un encarecimiento de los productos básicos en el país más poblado de África. Son crisis relacionadas, dice Nwoko, porque «si es necesario reducir los precios de los alimentos para solventar la inflación, la medida se vuelve muy difícil si los costes del transporte son muy elevados como consecuencia del precio del combustible».
Otra vez, el profesor y el activista coinciden, pese a ser entrevistados en diferentes momentos. Ambos señalan que el subsidio ya no llega a los comerciantes, pero sigue incluido en los presupuestos del Estado, por lo que sería válido preguntarse «quién se está llevando ese dinero». Es más: la partida destinada a subvencionar los carburantes en Nigeria aumentó en 2024 en relación a 2023, pese a que había sido eliminado el año anterior. Pero nadie sabe adónde fue a parar ese dinero.
Es evidente que existen formas de solucionar la debacle. Si el problema de Nigeria es que vende su petróleo más barato de lo que paga por su compra, una vez refinado en terceras naciones, tendría sentido que una de las principales potencias económicas del continente refinara su propio petróleo. La personalidad que más ha trabajado en esta dirección ha sido Aliko Dangote, el hombre más rico de África, que abrió en 2023 una refinería capaz de producir 650 000 barriles diarios, pero cuyas desavenencias con el Gobierno nigeriano le han empujado a comprar el petróleo fuera del país, en lo que se ha convertido en otra oportunidad perdida. El profesor Nwoko explica que las desavenencias con el Ejecutivo nacen del temor de los gobernantes a que Dangote se haga con el monopolio de las operaciones de refinería en el país, pero no le parece una excusa suficiente: «El Gobierno conocía desde hace años la intención de Dangote de abrir una refinería y no han querido dedicar ese tiempo a arreglar las que ya tiene el Estado y que llevan años paradas».
Esta actitud, que perjudica a la población con tal de no beneficiar al empresario, resume el posicionamiento del Gobierno de Abuya, que no ha puesto en marcha ningún plan para reactivar las refinerías estatales. Lo que podría haber aliviado la crisis del combustible nigeriano ha sido, gracias a una pésima gestión gubernamental, otro factor negativo en esta historia que atenaza las vidas de millones de personas. El Gobierno eliminó el subsidio sin aplicar su quita de los presupuestos generales del Estado. Los inversores aplaudieron la medida porque no son ellos quienes la sufren. La naira se desplomó. Dangote trajo una solución. La negaron. Y la moneda nacional sigue en caída libre sin que la clase gobernante se inmute, porque, como bien dice el profesor de la Lagos Business School: «Quienes sufren son las masas. A los otros no les importa».
En la imagen, el empresario Aliko Dangote conversa con el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo en el encuentro anual del Afreximbank celebrado el 18 de junio de 2023 en Accra (Ghana). Fotografía: Ernest Ankomah/Getty
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