Publicado por Javier Fariñas Martín en |
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Moeketsi Majoro, el sucesor de Thomas Thabane y responsable de conducir al Ejecutivo hasta el final de la legislatura, en 2022, procede de la ABC y ha sido hasta ahora responsable de la cartera de Finanzas. Su toma de posesión tuvo lugar el 20 de mayo en una ceremonia presidida por el rey, Letsi III. Majoro encabezará una coalición en la que su partido estará acompañado por el Congreso Democrático (DC, por sus siglas en inglés), además de otras formaciones minoritarias. El relevo, al final, ha sido rápido. El 18 de mayo, Thomas Thabane comunicó por carta al rey su renuncia, la anunció públicamente en un discurso televisado el día 19 –«El momento de despedirse de la vida pública ha llegado», dijo–, y el 20 ya tenía relevo al frente del Gobierno.
El origen de esta crisis se remonta al mes de enero, cuando se conoció la posible implicación de Thabane y de su actual esposa, Maesaiah Thabane, en el asesinato a tiros, en 2017, de la exmujer del político, Lipolelo Thabane. Su muerte coincidió con un agrio proceso de divorcio en el que, además de los aspectos propios de la ruptura matrimonial, se dirimían los derechos y prerrogativas correspondientes a la primera dama lesotense, y si estos debían corresponder a Lipolelo o a Maesaiah. Para añadir un ingrediente más, se ha filtrado que ambas partes podían haber llegado a un acuerdo de separación cuando se produjo el crimen.
El rastreo sobre las comunicaciones telefónicas hizo que la actual cónyuge del político lesotenses apareciera como sospechosa de la muerte de Lipolelo. Pero, tras ser requerida por la justicia, estuvo fugada durante un mes. Al final, a primeros de febrero, se presentó de forma voluntaria en el juzgado y quedó en libertad bajo fianza. El pasado miércoles, 3 de junio, la Corte de Apelaciones de Lesoto revocó esa decisión y la envió a prisión. Maesaiah, que se ha convertido tristemente en uno de los personajes más conocidos del país, podrá recurrir esta decisión este sábado, 6 de junio.
Este carrusel de acontecimientos, para bochorno de los lesotenses, ha mezclado investigaciones policiales con aspectos sentimentales y las inequívocas ansias de poder de unos y otros, para convertir a la nación en un escenario caótico que requirió, incluso, la mediación de Sudáfrica, que intentó una despedida «digna, elegante y segura» del propio Thabane que, no obstante, aguó dicha propuesta: «Aún estoy en mi mandato, no sé de dónde viene toda esta prisa».
Desde que se le vinculó con el asesinato de su anterior esposa, el ex primer ministro asumió en público que debía marcharse –aunque, curiosamente, evitó referirse a su posible implicación en la muerte de su exmujer y solo se limitó a señalar que lo haría debido a su edad–, pero una de las cuestiones que han alargado el proceso es si mantendrá la inmunidad una vez esté fuera del poder, ya que se desconoce si ha llegado a algún acuerdo por abandonar prematuramente el cargo. En este sentido, desde la ABC, su secretario general, Lebohang Mlaele, ha dejado claro que «todos somos iguales ante la ley, y se sentaría un mal precedente si se le concediera la inmunidad».
El lesotense The Post, decía el 6 de mayo: «Mientras los demás luchan contra la COVID-19, nuestros políticos solo parecen interesados en retener el poder por todos los medios. Pronto tendremos que pagar un alto precio cuando el virus llegue al país». Y el virus llegó el 13 de mayo, una semana antes de la despedida de Thabane, al que en este mismo diario calificaban el pasado 3 de junio como «el peor primer ministro que hemos tenido».
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