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Por P. Juan González Núñez, admin. apostólico de Awasa (Etiopía)
El vicariato apostólico de Awasa fue erigido canónicamente en 1979, aunque los misioneros combonianos estamos presentes aquí desde 1964. Las combonianas llegaron al año siguiente. Después se unieron otras congregaciones para reforzar el servicio de evangelización: Espiritanos (1972), Salesianos (1982), Apóstoles de Jesús (1992), Capuchinos (2015)…. En la actualidad, el vicariato cuenta con unos 280.000 fieles que representan más del 30 % de la población católica de Etiopía. Hay 21 parroquias y 555 capillas rurales o pequeñas comunidades cristianas, animadas por 74 catequistas a tiempo completo y 469 a tiempo parcial. Los 21 sacerdotes diocesanos asumen nueve parroquias y el centro catequético.
El vicariato, situado en el sur de Etiopía, goza de una gran variedad étnica y cultural, aunque la convivencia entre los diferentes grupos no siempre es fácil, sobre todo debido al uso de los escasos recursos naturales.
El acceso a la educación primaria, secundaria e, incluso, universitaria ha crecido en los últimos años en el vicariato debido al esfuerzo del Gobierno y a las iniciativas privadas. Sin embargo, la calidad no ha evolucionado del mismo modo, como tampoco la posibilidad de conseguir un trabajo al finalizar los estudios; de ahí la frustración de los jóvenes, muchos de los cuales emigran a -Sudáfrica y a países árabes, o cruzan el Mediterráneo con destino a Europa.
Las primeras escuelas católicas en el vicariato se remontan a la llegada de los combonianos. Desde el inicio, la acción misionera incluía las dimensiones religiosa, social y educativa. Mientras que la escuela primaria de Awasa se abrió en 1966, la secundaria no lo hizo hasta 1991, convirtiéndose en la primera escuela secundaria no gubernamental en la región. La fundó el primer obispo del vicariato, Mons. Armido Gasparini, quien entregó a las misioneras combonianas su gestión. Las cuatro religiosas que han asumido la dirección desde su fundación, María Pía Colombo, Mariolina Cattaneo, Daniela Molinari y Lucia Disconsi –la actual–, han dado continuidad al proyecto.
La escuela tiene cerca de 800 alumnos –unos 450 chicos y 350 chicas– y 28 profesores. Con independencia de su religión, etnia o clase social, los alumnos acceden al centro a través de un examen de nivel. La gestión de las combonianas ha hecho de la escuela Daniel Comboni un centro señero en la nación. En el curso 2022-2023, el 96 % de los alumnos que realizaron las pruebas de acceso a la universidad lograron el objetivo, frente al 3 % de la media nacional. Además, cinco de sus alumnos forman parte del selecto grupo de estudiantes que han obtenido una beca del Gobierno para estudiar en el extranjero. En una clasificación estatal, la escuela secundaria es la primera en la región Sidama y la undécima en todo el país.
La escuela Daniel Comboni desea ser un centro de élite pero no para las élites. La matrícula que pagan los alumnos es irrisoria en comparación con el resto de las escuelas privadas del país. Estos ingresos se emplean para el funcionamiento del centro, pero no para los gastos extraordinarios, de los que se encarga el vicariato.
Desde su construcción en 1991, solo se han pintado de vez en cuando las paredes. Aunque ahora necesita una reparación a fondo de los sistemas eléctrico y de saneamiento, nos vamos a limitar a lo más urgente, que es la reparación de los tejados para que, al menos, no «llueva» sobre los alumnos cuando están en clase. Aunque el constructor nos ha entregado un presupuesto a la baja equivalente a 14.874 ¤, la cantidad que solicitamos a los lectores de Mundo Negro es de 10.000 ¤ para mantenernos en los «mágicos» números redondos. Confiamos obtenerlos de vuestra generosidad, así como esperamos obtener el resto de otras fuentes.
Este es el tercer año que desde MUNDO NEGRO proponemos a nuestros lectores asumir un proyecto misionero. Su colaboración ha hecho posible la renovación de una escuela en Zambia y ha impulsado una unidad agropastoral en Benín.
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