Una preocupación global

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La Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria denuncia la situación del país y de la Iglesia



Los obispos nigerianos han manifestado su «profunda inquietud» por la inseguridad alimentaria y el hambre que sufre la población nigeriana, consecuencia de «la persistente inseguridad causada por terroristas, bandidos, secuestradores y pastores que han perturbado las actividades agrícolas y los medios de subsistencia en muchas partes del país». La acusación de la Conferencia de los Obispos Católicos de Nigeria (CBCN por sus siglas en inglés), ­reunida en la localidad de Auchi del 22 al 30 del pasado mes de agosto, también se dirige a «las elevadas tarifas eléctricas, el aumento del coste de los combustibles y el transporte, y la falta general de infraestructuras básicas», por lo que han pedido a las autoridades que tomen las medidas necesarias para revertir la situación.

En su comunicado final, los prelados se dirigen directamente al Gobierno del país, al que piden que apoye económicamente las iniciativas sanitarias y educativas que impulsa la Iglesia católica. A pesar de ser «instituciones públicas sin ánimo de lucro» y de «ofrecer servicios a todos los nigerianos sin distinción», no reciben ningún apoyo estatal. «No aceptamos que nuestras escuelas y hospitales sean considerados por el Gobierno como empresas privadas», señalan.

Otra de las preocupaciones que traslada la CBCN es la creciente deuda externa que soporta el país y que corre el riesgo de convertirse en «una nueva forma de esclavitud de las generaciones presentes y futuras». Además de exhortar al presidente Bola Tinubu para que aplique reformas económicas orientadas hacia un «desarrollo progresivo centrado en las personas», los obispos critican con dureza el organigrama político nigeriano e insisten en que «el coste de gestionar gobiernos con tantos cargos electos y designados es insostenible».

A nivel interno, el gran desafío para la Iglesia nigeriana es el crecimiento de los «ministerios» privados de ciertos sacerdotes y laicos atraídos por el dinero y el éxito. Este fenómeno, explican los obispos, se debe a la influencia negativa del llamado «evangelio de la prosperidad» promovido por las Iglesias neopentecostales, que gozan de gran difusión en el país.

La CBCN hace también referencia a desviaciones litúrgicas, como las «celebraciones eucarísticas indebidamente prolongadas, excesivas colectas monetarias y falta de silencio y decoro»; el uso desordenado del Santísimo, tratado en ocasiones como «un instrumento de magia o de representación teatral»; o la «forma inapropiada de vestir de algunos sacerdotes y fieles laicos» durante las celebraciones litúrgicas. Frente al desorden y el riesgo de ruptura de la unidad de la Iglesia que todo ello supone, los obispos recuerdan que ningún ministerio, asociación o institución puede llamarse «católico» sin la autorización expresa de la CBCN, por lo que tomarán medidas frente a los abusos.


En la imagen superior, una mujer ora en las inmediaciones del templo de la Iglesia neopentecostal de Winners. Fotografía: Sebastián Ruiz Cabrera / MN

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