Atrapadas en Marruecos

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A pesar de su vulnerabilidad, las mujeres migrantes no tienen más opción que atravesar a pie el continente africano para alcanzar suelo europeo. ¿La meta? Una plaza en una patera que las lleve a España atravesando el estrecho de Gibraltar. ¿El camino? Una carrera de fondo con obstáculos interminables que les impiden avanzar. ¿Cómo sobreviven las mujeres migrantes a las puertas de Europa?


Por Teresa Palomo

«Tardé menos de 20 días en llegar desde mi país a la patera que me llevaría a Europa. La pesadilla comenzó después de ser interceptados por la Marina Real marroquí. Entonces fui consciente de que tenía que sobrevivir aquí». Sylvi, Tánger, 2019.





Ser mujer migrante subsahariana en Marruecos no es nada fácil, pero si además eres pobre, tu vida se convierte en un infierno. Cada vez son más las mujeres que arriesgan sus vidas para llegar a este país con el sueño y la esperanza de alcanzar las costas españolas. Durante este viaje se enfrentan a mafias, mendicidad, racismo o explotación, y corren el peligro de caer en las redes de trata. El dinero con el que salen de sus países, ya sea Camerún, Congo, Costa de Marfil o Malí, rara vez alcanza para pagar todo el trayecto, por lo que una vez en Marruecos deben sobrevivir como sea. Muchas de ellas mendigan en las puertas de los mercados y otras barren las calles de los vecindarios a cambio de la voluntad, que a menudo es poco o nada.





Los meses que tienen suerte pueden llegar a ganar unos 80 euros. Con ese dinero tienen que pagar casa, comida, medicinas… Y si sobra, ahorrar para conseguir los más de 1.500 euros que costará su viaje en patera a través del Mediterráneo. De las relaciones que surgen en esta espera, muchas de ellas quedan embarazadas, y la mayoría de las veces el padre de la criatura desaparece porque ha conseguido cruzar o porque la situación se le ha quedado muy grande. En cualquier caso, al final son ellas quienes sacan adelante a sus hijos, solas en un territorio hostil, atrapadas en Marruecos. Mujeres que no llegan a los 30 años y que huyen de matrimonios arreglados, guerrillas, abuso en el hogar, violencia familiar y pobreza.





Pasarán años hasta que reúnan los 1.500 euros, por persona, para pagar a las mafias y poder viajar en un bote de plástico en el que solo el año pasado más de 1.000 personas murieron tratando de llegar a las costas españolas.

Así sobreviven.   


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