Por Javier Sánchez Salcedo
“Tardé un buen rato en procesar lo que estaba viendo. No sospechaba que fuésemos capaces de encerrar a personas de esa forma por el hecho de no tener documentación reglamentaria. El CIE me pareció un centro penitenciario. Las ventanas con barrotes y cercado como una prisión. Desproporcionado castigo por el mero hecho de no estar legalmente documentado”. John, vecino de Madrid, fue una de las personas que acudieron en la tarde del pasado miércoles a una concentración de apoyo a las personas privadas de libertad en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) situado en el barrio de Aluche. Conocía su existencia, pero era la primera vez que lo veía. “Tardé un buen rato en asimilarlo, puedes creerme”.