Berbera y la eterna disputa

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Etiopía ha vuelto a captar la atención internacional. El 1 de enero de 2024, el país recuperó un acceso al mar que había perdido con la independencia de Eritrea en 1993, tras una guerra de liberación nacional (ver MN 699, p. 9). Sin embargo, esta hazaña podría desencadenar una nueva crisis en el Cuerno de África, dada la enérgica protesta de Somalia. El logro etíope fue posible gracias a la firma de un Memorando de Entendimiento con Somalilandia, un territorio anexado al Imperio colonial británico en 1920 que se reintegró con el resto de Somalia en 1961. A pesar de seguir siendo parte de Somalia, Somalilandia disfruta de facto de independencia desde 1991. Aunque carezca de reconocimiento internacional como estado y no tenga relaciones diplomáticas formales con ningún país, su diplomacia es notablemente activa, con 23 misiones en el extranjero y 10 misiones y oficinas de representación en Hargeisa, su capital, de países como Etiopía, Kenia, Reino Unido o EAU. Además, tiene una política de cooperación propia.

La presente tensión entre Somalia y Etiopía se inscribe en una larga historia de conflictos entre ambos países que han dejado un legado de desconfianza y animosidad entre las poblaciones a ambos lados de la frontera. Desde la independencia de Somalia, han surgido disputas territoriales y aspiraciones nacionalistas en este país que han enfrentado a los dos vecinos. En febrero de 1964, el conflicto entre ambos se agudizó cuando Somalia presentó una reclamación sobre la región etíope de Ogadén –habitada por somalíes– ante la Organización de la Unidad Africana (OUA), antecesora de la actual Unión Africana (UA). Un mes después, Mogadiscio lanzó sus tropas contra puestos fronterizos etíopes, desencadenando la respuesta militar de Adís Abeba. Las disputas territoriales persistieron y culminaron en la Guerra de Ogadén (1977-1978), en la que Etiopía, respaldada por la Unión Soviética y Cuba, derrotó militarmente a Somalia. Los años 90 presenciaron enfrentamientos transfronterizos, y en 2006, Etiopía invadió a su vecina para frustrar la toma del poder por parte de una coalición de líderes musulmanes en Somalia, la Unión de las Cortes Islámicas, mediante su brazo armado Al Shabab. 

A pesar de la crisis que genera, Etiopía y Somalilandia ven en el Memorando de Entendimiento una oportunidad. Etiopía, no solo recupera un acceso al mar a través del puerto de Berbera y el corredor terrestre asociado, sino también la oportunidad de tener una presencia militar en el mar Rojo gracias a la construcción de una base naval cerca del puerto. A cambio, se compromete a ceder acciones de Ethiopian Airlines, la aerolínea africana más lucrativa, a Hargeisa. Para Somalilandia, más allá de los beneficios económicos, el Memorando se percibe como un paso significativo hacia el reconocimiento internacional formal. Aunque la probabilidad de un nuevo conflicto entre Etiopía y Somalia parece lejana, el paso etíope ahonda aún más la zanja que separa estos pueblos vecinos, socavando los esfuerzos de estabilización y de integración regional en esta parte de África.


En la imagen superior, Dos días después de la firma del Memorando, un grupo de estudiantes participó en una manifestación de apoyo al Gobierno de Somalia en el Estadio Eng Yariisow, de Mogadiscio. Fotografía: Abdishukri Haybe/GETTY

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