Por Javier Sánchez Salcedo. «Me llamo Marco Motta, tengo 28 años y soy originario de Salvador de Bahía, Brasil. Yo quería ser bailarín, pero encontré un camino bastante potente en el circo para transmitir un mensaje. En mis espectáculos Strange Fruit y Blackbird visibilizo problemas sistemáticos como el racismo y la discriminación».