Crisis total por la energía

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El presidente sudafricano pretende mejorar el suministro eléctrico que sufre el país desde hace años



La sesión sobre el estado de la nación celebrada en el Parlamento de Sudáfrica el 9 de febrero es la mejor muestra de la deriva política del presidente, Cyril Ramaphosa, y del Congreso Nacional Africano (CNA). Julius Malema, líder de los Luchadores por la Libertad Económica (EFF, por sus siglas en inglés) tardó segundos en levantar la mano después de que la presidenta de la Cámara Baja, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, diera la palabra a Ramaphosa. El intercambio de acusaciones se prolongó durante casi una hora en la que Mapisa-Nqakula intentó restablecer el orden recordando que la sesión estaba destinada a que Ramaphosa explicase la situación del país. La aparición de parlamentarios del EFF con unos carteles rojos con letras blancas en los que se pedía la dimisión de Ramaphosa y denunciando el elevado desempleo en el país acabó en un intento de subir por la fuerza al estrado. La presidenta de la Cámara consideró la acción como un posible atentado contra la seguridad de Ramaphosa, por lo que las fuerzas de seguridad del hemiciclo expulsaron a empujones a los diputados del EFF. 

Lejos de calmarse los ánimos, cuando se retomó la sesión, John Steenheuisen, líder de Alianza Democrática, recriminó a la presidenta que hubiera resuelto por la fuerza la situación y le pidió que revisara la grabación de las cámaras porque los agentes entraron antes de que ella lo autorizase, entendiéndolo como una «intimidación de los servicios de seguridad» hacia los parlamentarios. Además, minimizó la supuesta amenaza a la seguridad del presidente que, sin inmutarse, permaneció serio como un mero espectador. 

Cuando Ramaphosa comenzó su discurso, no escondió la grave situación que vive el país, con cortes de luz diarios de hasta ocho horas –en 2022, el suministro fue discontinuo más de 200 días–, y anunció la entrada en vigor del estado nacional de desastre. «En un momento de crisis, (…) debemos referirnos a la causa de la crisis y a su impacto». Aseguró que su ministro de Electricidad trabajará «día y noche» para resolver la situación, colaborando con la compañía Eksom «para asegurar que el plan de acción energético es implementado sin retraso». La situación actual tiene su origen en los retrasos en la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón, la corrupción en los contratos de suministro, el sabotaje y el fracaso en la flexibilización de la regulación que permita a consumidores privados acceder a energías renovables.

Bajo el estado nacional de desastre, el Ejecutivo podrá dar apoyo –con generadores, placas solares y asegurando un acceso ininterrumpido a la electricidad– a la industria alimentaria o a las que contribuyan a la cadena de producción del país. Se excluye a hospitales y plantas de suministro de agua de los cortes de energía rotatorios que sufre la población. El semanario Daily Maverick destacó la inacción de un presidente que pretende resolver una situación generada por la mala gestión de su partido, el CNA, pidiendo «a cada uno que haga lo que pueda».

En la imagen superior, el opositor Julius Malema pide la dimisión de Ramaphosa durante la sesión del estado de la nación celebrada en el Parlamento (Ciudad del Cabo) el pasado 9 de febrero. Fotografía: ESA Alexander/Getty



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