Publicado por Javier Sánchez Salcedo en |
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Nora Chipaumire es una mujer zimbabuense que hace cosas que a menudo son intangibles, ideas que se expresan a través del cuerpo y a veces a través de un espacio en una performance. También es una instigadora. Me gusta provocar espacios de intercambio y de diálogo, donde aquellos humanos que se ven a sí mismos como negros y africanos puedan tener acción, poder, plenitud en relación con aquellos humanos que son considerados blancos, con la misión de intentar cerrar la brecha entre lo que es considerado africano y lo que es considerado blanco occidental. Me definiría como un cuerpo pensante, una entidad pensante.
Allá por 1989 tuve claro que necesitaba hacer un tipo diferente de reivindicación fuera del campo del Derecho, que era lo que yo estaba estudiando en ese momento en la Universidad. Continúo en un proceso de descubrimiento que quizá sea un viaje para toda la vida.
Claro que sí. Quiero crear un escenario donde la audiencia piense, pero no solo la audiencia, también los intérpretes. Que se cree un diálogo. Entre las cosas que quiero que el mundo piense está la cuestión de la raza y lo que tiene que ver con la historia de Europa y África.
Cualquier cosa que sientan está bien, ya sea enfado, exasperación, regocijo… Que se sientan a sí mismos.
Nhaka es una palabra shona, la lengua que yo hablo, es mi lengua materna. Nhaka significa «herencia», lo que uno hereda en la familia y colectivamente como nación, algo que está más allá de un trozo de propiedad. Incluye ideas, formas de estar, formas de ver, de escuchar, de pensar y también formas potenciales de ser. Es la realidad de lo que has heredado pero incluyendo la posibilidad para hacer cambios.
Quizá. Pero ya es hora de que los europeos entiendan que África no va a estar siempre disculpándose por su negritud o siempre mostrando danza tradicional con mucha percusión. Hay un espacio para ese tipo de trabajo, pero yo estoy interesada en un espacio para las ideas. Quizás, algunas de estas ideas puedan parecer radicales. Antiguamente si alguien decía que la Tierra era redonda se trataba de una herejía, algo radical, pero ahora forma parte del conocimiento común. Creo que dentro de no muchos años el trabajo que estoy haciendo podrá ser leído en el contexto africano como pionero y que se cree un espacio para este tipo de trabajo, incluso en el continente africano. Antes de mi generación, las obras tenían otros objetivos en mente y no siempre la autorreflexión.
Es un diálogo entre Aïda Colmenero y Nora Chipaumire, y un deseo de pensar a través de las posibilidades del cuerpo. Qué puede hacer, cuáles son sus limitaciones y cuáles sus potencialidades. El objetivo último es producir estrategias, metodologías, tecnologías sobre cómo usar este instrumento de forma efectiva, de forma eficiente, con armonía, con amor, con dignidad.
Para mí es un imperativo seguir eliminando todos los límites y fronteras para seguir avanzando en la idea de democracia. Me junto con gente que siempre está pensando en cómo materializar este espacio democrático. Cuantos más marcos, cajas y fronteras destruyamos, más ganaremos. Y podemos hacer eso si nos aliamos, nos hacemos amigos de otros cuerpos que piensan en el mismo sentido, aunque culturalmente no compartamos lo mismo. Hablo de descolonización, de liberar ideologías. Estoy muy interesada en cómo la África posindependiente sigue encontrando estrategias de liberación, porque claramente no se ha conseguido del todo. Las personas que vienen a «Thinking Africa» tienen que autoseleccionarse. Si estás interesado en pensar, este espacio es para ti. Si no, entonces no es para ti. Creo que es un espacio empoderador. No nos espantan conceptos como blanquitud, negritud, imperialismo, colonización. Vamos a traer todas estas cosas a la mesa y vamos a trabajar con ellas.
Mi día comienza antes de que salga el sol, con meditaciones y oraciones que me llevan a pensar con el cuerpo, incluyendo algunos ejercicios de estudio. Algunas veces sola, aunque frecuentemente con otras personas. Trabajo de estudio que incluye en algún momento algo de comida, completamente vegana, alimento de espíritu y cuerpo. Después descanso. El resto de mi día es muy típico, aunque siempre estoy en la búsqueda de cómo cuidar mi cuerpo. También tengo que decir que soy una adicta a Netflix. Es una forma estupenda de desacelerar mi mente y de aprender idiomas. Veo las series del país en el que estoy en su propio idioma. Es una forma muy divertida de conectarse con la realidad del lugar.
Mar de plástico. Me ha gustado mucho porque trata sobre el asunto de la migración y el cruce de culturas. También El chapo y Narcos. Mi adicción tiene que ver con cualquier historia en la que esté envuelta la policía, haya crímenes, asesinatos, investigaciones, aparezca el papel de la ley… Quizá es porque yo estudié Derecho. Es muy interesante ver cómo trabaja la mente humana y las instituciones del Estado.
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