El reinado que nació en Kenia

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La descolonización marcó la relación de Isabel II con África


Por José Luis Cortés López



El reinado de Isabel II abarca todas las vicisitudes del nacimiento y primeras etapas del África de las Nacionalidades. Aunque su acción política se extendió solo a las colonias inglesas, fue testigo, sin embargo, de la emancipación de todo el continente, algunos de cuyos países visitó oficialmente.



El 5 de febrero de 1952 la princesa Isabel se encontraba de viaje en Kenia con su marido, alojada en el famoso hotel Treetops. Al día siguiente, su padre, Jorge VI, moría en Norfolk. Ella, heredera del trono, abandonaba Kenia como reina de Inglaterra. El hotel fue saqueado por la llamada rebelión mau-mau en 1956. En su reinado asistió al desmoronamiento del gran Imperio británico, a pesar de la oposición de los políticos ingleses.Churchill,primer ministroque dirigió la política en el inicio de la larga monarquía de Isabel, declaró en 1943: «No me he hecho primer ministro del rey para presidir la liquidación del Imperio británico».

La Conferencia de Bandoengen 1955, donde hubo representantes de Ghana, Egipto, Etiopía, Liberia, Libia y Sudán, fortaleció la idea de emancipación colonial, ya en marcha, y supuso, según la apreciación de Léopold Sédar Senghor, «la toma de conciencia por los pueblos de color de su eminente dignidad y la muerte del complejo de inferioridad».

En lo concerniente a África, a la reina Isabel no le cupo más remedio que aceptar lo que sus Gobiernos le presentaban, y firmar las declaraciones de independencia. Su papel principal consistió en mostrar la cara amable del viejo y denostado colonialismo, y mantener la presidencia de la Commonwealth. Isabel II visitó oficialmente sus antiguas colonias africanas: Botsuana, Gambia, Kenia, Malaui, Mauricio, Seychelles, Sierra Leona, Sudán, Tanzania, Zambia y Zimbabue, y solo en algunas repitió: Ghana, Nigeria, Sudáfrica y Uganda, pero no se presentó en Lesoto, Esuatini y Egipto, a pesar de que estos territorios estuvieron bajo dominio británico. Sin embargo, visitó Namibia, Etiopía y Liberia, que nunca estuvieron sometidas al yugo imperial. Pasó oficialmente por los países del Magreb, y no se acercó a ningún otro país subsahariano, excepto a Mozambique. 

A pesar de haber sido la reina inglesa más viajera, África no fue su destino preferido, sino que sus desplazamientos lejanos más asiduos, si descartamos Canadá y Estados Unidos, tuvieron como meta las aguas del Caribe o del Pacífico. 



La reina Isabel II con Nelson Mandela en Pretoria. Fotografía: Getty


La reina y las independencias

El primer problema africano al que se enfrentó la reina fue Egipto. Declarado protectorado inglés en 1914 e independiente en 1922, Inglaterra se arrogó una serie de condiciones que le permitieron controlar el país y, además, mantener a Sudán bajo un condominio angloegipcio. En 1950, Faruk se proclamó rey de Egipto y Sudán y denunció el acuerdo de condominio. El golpe militar de 1952 proclamó la república. Dos años más tarde, -Nasser tomó el poder y en 1956 nacionalizó el canal de Suez, lo que provocó la invasión francoinglesa de la zona. Al parecer, la reina era contraria a esta intervención. La ONU desaprobó también dicha invasión y ambas potencias abandonaron Egipto.

Merced a un acuerdo firmado en 1889 y renovado en 1936, Sudánpasó a ser parte del citado -condominio. En 1948, Inglaterra instituyó la Asamblea Legislativa y el Consejo Ejecutivo, que alarmaron a Egipto. En las elecciones consiguientes, el partido Umma, proclive a la independencia, ganó y Faruk contraatacó proclamándose rey. Tras los comicios de 1953 para constituir un Parlamento africano, el partido favorable a la unión con Egipto ganó las elecciones y Umma se rebeló.

En 1955, ambos partidos, que representaban los intereses del norte controlado por los musulmanes, se unieron para pedir la independencia, y gestionarla según les conviniera, relegando al sur, cuya población es mayoritariamente cristiana o de religión tradicional. Los ingleses intentaron apartar al sur de la influencia musulmana y prohibieron allí la lengua árabe y los matrimonios entre ambos grupos. La independencia de Sudán tuvo lugar el 1 enero 1956, y el sur fue abandonado al capricho del norte.

Donde más se notó la fuerza del panafricanismofue enGhana,mediante la acción de N’Krumah. Desarrolló una fuerte oposición al colonialismo, que la administración inglesa trató de parar infructuosamente. Encarcelado, acusado de agitación política, asistió desde la prisión al triunfo de su partido en las elecciones de 1951. N’Krumah fue liberado y, al año siguiente, pasó a ser primer ministro. En 1954, una nueva Constitución africanizaba los puestos políticos y administrativos, e imponía la elección de los miembros de la Asamblea. Ganó las elecciones consiguientes y dirigió al país a la independencia, que llegó el 6 de marzo de 1957.

Nigeria, un verdadero mosaico de pueblos y culturas, presentaba dos bloques fundamentales: el norte musulmán y el resto cristiano o de cultos tradicionales. Los ingleses optaron en 1951 por una Constitución federal en la que cada región tenía su asamblea y consejo ejecutivo. En Lagos, la antigua capital, residiría la Cámara de Representantes.

Una revisión constitucional en 1954 establecía una federación de tres estados con sus consejos de ministros y una gran autonomía. La Asamblea Federal sería elegida por sufragio universal. En 1957, muchos pueblos del centro del país, sometidos por los hausas del norte, quisieron separarse y formar otra región autónoma. Este mismo año, en la Conferencia de Londres, se nombró un primer ministro federal con gabinete propio. Dos años más tarde celebraron las elecciones para la independencia, ganadas por el partido del norte. Esta llegó el 1 de octubre de 1960.

El Gobierno de la reina se vio seriamente comprometido con la secesión de Biafra (1967-1970), en la que, al principio, tomó una posición ambigua, ya que la gran refinería de la angloholandesa Shell-BP y otras explotaciones con capital inglés estaban en terreno biafreño. A partir de 1969 se puso a favor de los federales, a los que proporcionó armamento con la intención de aplastar la rebelión cuanto antes, como así fue. 


La reina Isabel II y el duque de Edimburgo en 1983 en el hotel Treetops, durante una visita a Kenia. Fotografía: John Shelley/GETTY

Colonias y protectorados

Sierra Leona y Gambia tenían un problema de la misma índole: la parte de la costa donde estaban las capitales (Freetown y Banyul) eran colonias de la Corona, mientras que los interiores de ambos países habían sido declarados protectorados. La participación política africana en los consejos empezó primero en las colonias y posteriormente en los protectorados. Pero las elecciones para la autonomía y la independencia fueron unitarias. Sierra Leona la alcanzó el 27 agosto de 1961 y Gambia el 18 de febrero 1965.

Los actuales Zambia, Zimbabue y Malaui habían formado, bajo iniciativa de los blancos, la Federación de África Central, que se oficializó –sin la presencia de ningún africano– en la Conferencia de Londres del 14 de junio de 1953. La Constitución preveía solo dos representantes africanos por cada territorio. Estos siempre se opusieron al proyecto blanco, y así lo manifestaron en la Conferencia de Lancaster House (1960). Otro intento de reactivación federal tuvo lugar en la Conferencia de Victoria Falls (1963), con nuevo rechazo de los africanos, y la Federación dejó de existir. Malaui consiguió la independencia el 6 de julio de 1964 y Zambia el 24 de octubre del mismo año.

Zimbabue (entonces Rodesia) proclamó unilateralmente la independencia el 11 de noviembre de 1965, ante la negativa de Inglaterra a concedérsela, porque se había instalado un régimen blanco, dueño de las mejores tierras, que llevaba una política de apartheid. Inglaterra respondió con presiones políticas, sanciones económicas y la expulsión de la Commonwealth. Se sucedieron conferencias, reuniones, negociaciones y amenazas, como la de la Comisión de Territorios No Autónomos de la ONU, que aprobaba en noviembre de 1968 una resolución para emplear la fuerza. En marzo de 1970 se proclamó la república. Nueve años más tarde se aceptaron las conclusiones de la Conferencia Constitucional de Lancaster House, cuyo período de transición, garantizado por Inglaterra, culminó en las elecciones de 1980. La independencia oficial tuvo lugar el 18 de abril de este mismo año.

Con respecto a la política segregacionista de Sudáfrica, Inglaterra no se mostró muy dispuesta a fomentar un bloqueo comercial. En la parte oriental, Kenia se oponía a la independencia, ya que había sido considerada una colonia de poblamiento –forma de colonia ocupada por un número significativo de personas procedentes de la metrópoli–, donde los blancos, el 1 % de la población, poseía el 25 % de las mejores tierras y, junto a ellos, 160.000 asiáticos controlaban el comercio y formaban una comunidad aparte. Los africanos sí la querían y surgió el conocido como movimiento mau-mau para conseguirla. Fueron prohibidos los partidos políticos y -Kenyatta, el líder independentista, fue encarcelado. Se impuso en las elecciones de 1961. Al año siguiente, en la Conferencia de Lancaster House se admitió que la independencia era la salida al marasmo político, y así se admitió en la Conferencia de Londres de 1963. Adquirió la independencia el 12 diciembre de 1963.

En Uganda el problema era conseguir el acuerdo de los cuatro reinos históricos: Buganda, Bunyoro, Toro y Ankolé. El más reticente fue el kabaka de Buganda, al que se le exilió en 1953. En 1960, los partidos propusieron una cámara enteramente africana, pero Buganda declaró la independencia unilateral este mismo año. Dos años más tarde, el partido del kabaka se coaligó con el del -socialista Obote y ganaron las -elecciones para la independencia. Esta se declaró el 9 de octubre de 1962.

Tanganica era una antigua colonia alemana que, tras la I Guerra Mundial, fue entregada a Inglaterra como «territorio bajo tutela». -Nyerere fundó su partido en 1954, cuyo lema era la «marcha hacia la Independencia», a la que se oponía el gobernador inglés. En las elecciones de 1958 triunfó Nyerere, que gestionó el período de autonomía previo a la independencia, proclamada el 9 de diciembre de 1961.

De los tres protectorados que Inglaterra tenía en África austral (Botsuana, Lesoto y la actual Esuatini), la reina Isabel solo visitó el primero, que consiguió la independencia el 30 de septiembre de 1966. Lesoto y Esuatini, enclavados en el territorio de Sudáfrica, dependen económicamente de ella. El primero consiguió la independencia el 4 de octubre de 1966, y el segundo el 6 septiembre de 1968.


Una niña posa con una foto de Isabel II en una calle de Nairobi (Kenia) el 9 de septiembre, un día después del fallecimiento de la reina. Fotografía: Donwilson Odhiambo / Getty


Al margen de lo oficial

La reina tuvo que seguir el guion marcado por sus políticos, y tres de sus desplazamientos más importantes a África fueron para presidir las reuniones de la Commonwealth. En 1979 se celebró en Zambia, e Isabel tuvo un encuentro amistoso con el presidente Kaunda, al que recibió de nuevo en Londres en 1983. Dentro de la cordialidad de la reunión, este le trasmitió el malestar de los países africanos ante la ocupación sudafricana de Namibia. Las otras dos tuvieron lugar en Zimbabue (1991) y Uganda (2007).

En estas ocasiones la reina se presentaba menos protocolaria y más cercana a la realidad africana. Zimbabue acababa de poner fin al régimen racista blanco y, en 1994, concedía a Mugabe el título de Comandante caballero de la orden de Bath, título del que se le despojó en 2008 por la violación de los derechos humanos y el desprecio del régimen democrático. En su visita a Kampala (Uganda) visitó un centro de huérfanos de padres seropositivos y presidió un desfile de moda infantil africana.

Cuando visitó Ghana en 1961 no tuvo reparo en bailar con N’Krumah, el panafricanista que más hostigó el colonialismo y la presencia inglesa en su país. Pero quizás la relación más cordial la mantuvo con Mandela, al que visitó dos veces. En 1995, recién vencido el apartheid, la reina pronunció un discurso optimista y lleno de ánimo para afrontar la nueva situación: «Vuestra reconciliación es un ejemplo… y vuelvo para ver yo misma lo que casi es un milagro».   

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