Un elefante llamado brexit

A man wearing a hat decorated with worthless note bearers' cheques during a protest against government plans to introduce bond notes -- a local token currency equivalent to the US dollar, and unemployement on August 3, 2016 in Harare. Many Zimbabweans fear the bond notes could revive the hyperinflation that destroyed the economy in 2008 and 2009. Police squads had earlier closely monitored the marchers, who had planned to hand in a petition at the finance ministry to demand the bond notes are not issued. / AFP / ZINYANGE AUNTONY (Photo credit should read ZINYANGE AUNTONY/AFP/Getty Images)

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Por Borja Monreal Gainza
www.borjamonreal.com
Fotografías Getty Images

 

¿Afectará al continente africano la salida del Reino Unido de la UE?

 

Apenas dos meses después de que los británicos votaran la salida del Reino Unido de la Unión Europea, todavía nos movemos en las conjeturas sobre las consecuencias del brexit. El autor del texto esboza algunos posibles efectos que este puede tener sobre el continente africano.

 

Si poco pensaron los votantes y los promotores del brexit en las consecuencias reales que traería para el ­Reino Unido la salida de la Unión Europea (UE), mucho menos lo hicieron sobre los impactos que este podría traer al continente africano. Sin embargo, la decisión de los británicos de romper con la estabilidad europea que ha marcado el escenario económico y político del continente tras la II Guerra Mundial, puede tener serias consecuencias al sur del Sahara. En cualquier caso, la incertidumbre que rodea al nuevo modelo británico tras el brexit, hace que cualquier análisis sobre sus resultados sea un complejo ejercicio de especulación en la que queda mucho espacio para la imaginación.

En el plano económico, las primeras consecuencias ya se han hecho sentir y la inquietud ya ha llegado a los mercados financieros: el rand sudafricano, principal moneda del continente, sufrió una caída del 3 por ciento el día después del brexit, bajando hasta el 8 por ciento en los días posteriores. Las principales empresas del país austral vieron cómo sus valores de mercado se deterioraban drásti­camente tanto en la bolsa londinense como en la sudafricana. El mismo efecto se sintió en Lagos (Nigeria), y movimientos para protegerse de la caída de la libra se vivieron a lo largo de todo el continente. Además, si las previsiones de una recesión en el Reino Unido se confirman y la demanda interna se debilita, esto podría tener consecuencias para el comercio con el continente. Pese a que, de acuerdo con cifras facilitadas por ­UNCOMTRADE (acrónimo de las estadísticas comerciales de Naciones Unidas) y la Oficina Nacional de Estadística Británica, solo el 5 por ciento de las exportaciones africanas tienen como destino el Reino Unido, el brexit podría afectar a sus principales socios comerciales: Sudáfrica (cuarto socio en volumen comercial del Reino Unido) Kenia, Tanzania, ­Nigeria y Etiopía.

 

 

Puerto de Berbera, en Somaliland / Fotografía: Getty Images

Puerto de Berbera, en Somaliland / Fotografía: Getty Images

 

Por otro lado, todos los acuerdos comerciales vigentes entre África y el Reino Unido se ­encuentran dentro del marco de negociación de la UE en su conjunto (en base a los acuerdos de Cotonú firmados en 2000 y vigentes hasta 2020), lo que supondría la necesidad de una renegociación de todos y cada uno de los acuerdos comerciales de manera bilateral, un proceso que podría durar años. Durante este período, previsiblemente se mantendrían las mismas condiciones, pero sin duda se abriría un espacio de incertidumbre que podría afectar –y mucho– a las relaciones comerciales. La apertura de estos procesos de negociación podría ser una oportunidad para muchos países de negociar condiciones más ventajosas, de forma especial para los miembros africanos de la Commonwealth. No obstante, el recuerdo del doloroso, complejo y –sobre todo– largo proceso de negociación de los Acuerdos de Partenariado Económico –que tras más de diez años sigue inconclusa en la mayoría del continente– no vaticina nada bueno de cara a diseñar unas nuevas normas de funcionamiento en el comercio con el Reino Unido. Un ejemplo visible es el acuerdo alcanzado con la Comunidad de Desarrollo de África Austral, que tras más de diez años de negociaciones ha entrado en vigor recientemente, y del cual el Reino Unido estaría excluido tras su salida de la Unión.

En el ámbito agrícola, la salida del socio más crítico con la Política Agraria Común es una de las cuestiones que más puede afectar a África. La política de subsidios  comunitaria puede tener efectos en los flujos de exportaciones provenientes de África. El Reino Unido ha sido el principal opositor a las medidas que favorecen los subsidios a los precios de los productos agrarios europeos, suponiendo una competencia desleal de facto a algunos exportadores africanos. En este sentido, el Reino Unido podría fortalecer sus relaciones como mercado de importación, pero la UE en su conjunto, apoyada en los Gobiernos de Francia, España e Italia, podría renovar algunas de las medidas destinadas a mejorar la competitividad del mercado interno en detrimento de los productores exteriores. Como ejemplo, la Asociación Keniana de las Flores ha declarado que la incertidumbre con el mercado británico podría hacer perder al sector unos 34 millones de euros al mes. Este mercado, uno de los más boyantes en el este de África, podría sufrir, al menos temporalmente, un descenso en sus exportaciones.

 

Exposición internacional de flores

La responsable de un expositor prepara varios ramos durante una exposición internacional de flores celebrada en Nairobi en junio de 2014 / Fotografía: Getty Images

 

 

Otra cuestión tremendamente delicada es el desembolso de la ayuda que el Reino Unido destina a África. Recientemente el Gobierno británico se comprometió a dedicar el 0,7 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) a la ayuda al desarrollo, parte del cual se desem­bolsa de manera multilateral a través del Fondo Europeo de Desarrollo donde los británicos contribuyen actualmente con 585 millones de dólares (un 14,8 por ciento del total). La nueva primera ministra, Theresa May, parece muy poco alineada con la estrategia de ayuda al desarrollo, y el nombramiento de Priti Patel como nueva jefa del Departamento Internacional de la Ayuda, no presagia buenos tiempos para el sector de la cooperación al desarrollo.  Además, una desaceleración del PIB supondría un descenso de las aportaciones británicas e, incluso, un escenario de recesión podría hacer que la premier británica se replantease sus objetivos respecto a la ayuda al desarrollo. Por último, una de las consecuencias más obvias sobre el destino de la ayuda es una concentración geográfica de la misma, focalizándose más en  los países de la Commonwealth o aquellos en los que el Reino Unido tenga mayores intereses comerciales, lo que podría generar desequilibrios en el actual flujo de fondos a África.

 

Balance negativo, al principio

En definitiva, aun cuando este análisis es fuertemente especulativo, todo apunta a que el brexit tendrá un efecto negativo a corto plazo en el continente africano debido a la incertidumbre generada, a los nuevos procesos de negociación a nivel comercial y a una posible desaceleración económica del Reino Unido. A medio y largo plazo, una vez que todos estos factores se vayan estabilizando –lo que sin duda podría durar varios años– es previsible que los países con mayores vínculos económicos –­primariamente los africanos de la Commonwealth– se vean favorecidos por un refuerzo de las relaciones económicas y comerciales, mientras que el resto verá cómo sus capacidades de acceder al mercado británico y a los fondos de su ayuda se ven claramente mermados. A fin de cuentas, el principal damnificado político de esta ruptura es el multilateralismo que ha regido la política exterior de la UE en los últimos 50 años. Esta visión unificadora ha conseguido también generar un acercamiento de conjunto no solo de los intereses de la UE sino también del continente africano en general. El regreso al bilateralismo del ­Reino Unido tendrá como consecuencia un enfoque más utilitarista y pragmático, no solo de las relaciones económicas y comerciales, sino también de las políticas de desarrollo que sin duda dejará a su paso vencedores y vencidos. Aquellos países con lazos históricos y económicos más sólidos podrán ser capaces de mejorar sus relaciones con el antiguo poder colonial. El resto, tendrá que buscar en Europa lo que pierda en el Reino Unido.

Dice un proverbio africano que cuando dos elefantes luchan la que sufre es la hierba. En este caso solo hay un paquidermo, y no hay lucha. Sin embargo la hierba, en este caso África, seguirá sufriendo las consecuencias de un animal que no es, ha sido, ni será consciente del efecto que dejan tras de sí sus pisadas.

 

Theresa May

La nueva primera ministra británica, Theresa May / Fotografía: Getty Images

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