Estado de sitio en el este

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Tshisekedi abre el frente electoral mientras intenta frenar la violencia en Ituri y Kivu Norte


El Gobierno de RDC decretó a primeros de mayo el estado de sitio en las provincias de Ituri y Kivu Norte, ambas en el este del país, para intentar frenar los ataques protagonizados por los grupos rebeldes que actúan en la zona. Además, el presidente Félix Tshisekedi nombró a dos militares, Luboya Nkashama Johnny y -Constant Ndima Konguba, gobernadores militares de ambas provincias. 


A pesar de la contundencia de la medida, que estará vigente en principio durante un mes, puede que los resultados no sean tan esperanzadores como se auguraba en un principio. El 17 de mayo, dos semanas después de la entrada en vigor del decreto, se conocía que las Fuerzas Democráticas Aliadas habían provocado al menos 20 muertos en la zona de Ituri. Este grupo preocupa especialmente al Ejecutivo de Kinshasa. El propio -Tshisekedi, en una visita a finales de abril al Eliseo, pidió ayuda a su homólogo francés, Emmanuel Macron, para «erradicar» a esta facción, compuesta, principalmente, por combatientes ugandeses radicados en el este de RDC desde 1995. 

Los congoleños, hastiados de la situación que sufre la zona –permanecen activos cerca de 120 grupos armados–, han apoyado la instauración del estado de sitio. Esta medida, sin embargo, también pone la lupa sobre la acción del Ejército, que en algunos momentos se ha excedido en la represión a las guerrillas y a la población del este. Para intentar paliar este efecto, el primer ministro, Jean-Michel Sama Lukonde, presentó el 15 de mayo una campaña de apoyo a las Fuerzas Armadas, y subrayó que el trabajo que están desarrollando es «una acción de pacificación. Queremos que los que están en estas fuerzas (rebeldes) depongan las armas. Nosotros estaremos dispuestos a recibirlos y a reintegrarlos en la sociedad para contribuir al desarrollo de nuestro país».

Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado en repetidas ocasiones la impunidad con la que actúan los guerrilleros en el este del país desde hace casi tres décadas. El Comité Permanente del episcopado congoleño, en un mensaje titulado Dejad de matar a vuestros hermanos, publicado el pasado mes de abril, recordaba que la violencia ha dejado «más de 6.000 muertos en Beni desde 2013 y más de 2.000 en Bunia solo en 2020. También hay al menos tres millones de desplazados y alrededor de 7.500 secuestrados». El episcopado pedía asimismo a las autoridades «una gran movilización para luchar contra las causas profundas de esta inseguridad».

La iniciativa de Tshisekedi en el este del país coincide con su anuncio de presentarse a la reelección en el todavía lejano 2023. Su ruptura con Kabila y la creación de una nueva formación liderada por él, la Unión Sagrada, plantea un escenario diferente al que le aupó al sillón presidencial en 2019. De momento, ya ha manifestado su deseo de concurrir a esos comicios con un país en paz, algo que, sin duda, no tendrá fácil.

En la imagen: 10 de mayo. El general Constant Ndima Konguba asume el cargo de gobernador militar de Kivu Norte. Fotografía: Getty



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