(Idriss) Déby ha muerto, viva (Mahamat) Déby

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Idriss Déby, presidente de Chad desde 1990, muere en un combate a 300 kilómetros de la capital. Le sucede su hijo, Mahamat Déby.

Por Nodjikibo Ngobe, desde Doba (Chad)

La ciudad está silenciosa. Acaban de anunciar la muerte del presidente Idriss Déby Itno. Nadie se lo esperaba: el día anterior la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) había anunciado que el presidente había vuelto a ganar las elecciones por sexta vez consecutiva. Han cerrado el mercado y los comerciantes y los compradores se han ido a su casa más rápido que de costumbre. Las calles se han vaciado de golpe. Han fijado el toque de queda desde las seis de la tarde hasta las cinco de la mañana. No se oye ningún ruido, ni siquiera ladrar a los perros.

La noticia de la muerte de Déby se conoció el pasado martes, 20 de abril, a las 11 y media de la mañana, aunque en realidad el presidente llevaba muerto desde el domingo por la noche. Idriss Déby decidió intervenir personalmente para detener el avance de los rebeldes de la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT), que habían invadido la región de Kanem. El presidente dejó la capital el sábado 17 de abril y llegó a Mao, a 300 kilómetros de Yamena, ya entrada la noche. A la mañana siguiente se desplazó cerca de Nokou, a 40 kilometros al noreste de Mao. Atacó una columna de rebeldes, aunque estos le tendieron una emboscada. En la refriega, Déby recibió una bala en el pecho que le salió por un riñón. La herida era más grave de lo que parecía y cuando el helicóptero medicalizado aterrizó para llevarle a Yamena ya era cadáver.

Se guardó el secreto de su muerte desde el domingo por la noche hasta el martes a mediodía. Entretanto, Mahamat Déby, hijo del difunto, y otros militares zahawas discutieron sobre cómo organizarse para mantener el poder. De allí salió la idea de formar un Consejo Militar de Transición formado por 15 generales, todos de la etnia zagawa excepto dos.

El Consejo Militar ha tenido la desvergüenza de anular la Constitución de 2020, suspender la Asamblea Nacional, al Gobierno en funciones y se han erigido como únicos dirigentes del país. Además, nombraron por las buenas al general Mahamat Idriss Déby, hijo del difunto, nuevo presidente. Esto es un golpe de Estado en toda regla, aunque la dinastía Déby quiera seguir teniendo las riendas del poder.  

Los militares pretenden pilotar una transición militar durante 18 meses renovables cuando nadie se lo ha pedido, y lo curioso del caso es que Francia ha apoyado de inmediato a este inconstitucional Consejo Militar. Francia actúa siempre como un camaleón y cambia de color según sopla el viento.

En medio del silencio, la gente se hace preguntas incómodas: ¿cómo es posible que el presidente Déby recibiera heridas en el torso si siempre va con un chaleco antibalas? ¿Cómo han podido alcanzarlo si iba en un vehículo blindado? 

Y siguieron los rumores: a Déby no lo mataron los rebeldes, sino su propio hijo Mahamat para quedarse con el poder. Se trataría pues de una de las muchas revueltas palaciegas familiares a las que los Déby nos tienen acostumbrados. Otros afirman que incluso entre los generales zagawas no habría acuerdo total y que intentaron eliminar incluso a Mahamat Déby, y que este habría resultado herido… No hay que olvidar que la madre de Mahamat Déby es de la etnia gorán y eso hace que los zagawas lo miren con cierta desconfianza. Pero, repito, esto son rumores de momento, aunque en absoluto descabellados.

Luego llegaron las reacciones. Todos sin excepción han condenado este golpe de Estado y al Consejo Militar de Transición. Todas las instituciones (la coalición de la sociedad civil, los partidos políticos, la Unión de Sindicatos de Chad –UST–, los chadianos en la diáspora, e incluso una parte del Ejército) condenan sin paliativos la usurpación del poder por Mahamat Idriss Déby, acción que consideran ilegal e inconstitucional. Exigen la retirada inmediata del Consejo Militar de Transición y la puesta en marcha de una transición civil y pacífica donde todos se sientan representados. Solicitan, además, que los países amigos (Francia, Estados Unidos, Alemania) y las organizaciones internacionales (Unión Africana, ONU, Unión Europea) no reconozcan a estos nuevos guerreros en el poder y ayuden al pueblo chadiano a salir de este ciclo repetitivo de violencia política. Piden, igualmente, aclarar la sospechosa muerte de Déby Itno. 

El autoproclamado Consejo Militar de Transición se encuentra solo y sin apoyos de ningún tipo en el país. Solo las armas le han permitido alcanzar una legitimidad que nadie reconoce. En cuanto a los rebeldes de la FACT, ya han anunciado que seguirán avanzando hasta conquistar la capital, Yamena, y acabar con Mahamat Déby y todo lo que él representa. Han pedido a la población que abandone la capital, y a las autoridades que han anunciado su presencia en los funerales por el presidente caído en combate, previstos para el viernes 23 de abril, que no vengan pues el ataque es inminente.

Esta es la situación de incertidumbre en la que nos encontramos. Nadie se aventura a predecir qué pasará en las próximas semanas. Mientras, los chadianos de a pie guardan silencio y esperan con las orejas pegadas a los teléfonos en busca de noticias. Están acostumbrados a que unos señores armados ocupen siempre a través de la violencia puestos que no les corresponden.

    

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