«La diversidad de la Iglesia es un desafío»

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P. Tadeusz Jan Nowak, secretario general de la Pontificia Obra de Propagación de la Fe



A mediados de febrero visitó Madrid el P. Tadeusz Jan Nowak, Secretario General de la Pontificia Obra de Propagación de la Fe (POPF), una de las cuatro Obras Misionales Pontificias (OMP) que promueven el impulso misionero en la Iglesia. MUNDO NEGRO habló con él.

¿Guarda algo de sus raíces polacas?

Por supuesto. Aunque nací en Polonia en 1956, cuando tenía dos años y seis meses mi familia se estableció en Canadá. He crecido entre dos culturas, la de la Canadá anglófona y la polaca, porque en mi casa todo era polaco: la lengua, la cultura, la comida y hasta la religión católica. Fui ordenado sacerdote en 1984 como misionero oblato de María Inmaculada y mis primeros servicios pastorales se desarrollaron en parroquias con inmigrantes, porque Canadá es un país de inmigrantes.

Y ahora, desde hace más de 11 años, trabaja en Roma.

Sí y siempre al servicio de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cuya tarea es la propagación de la fe en todo el mundo, pero de manera específica en los llamados territorios o países de misión, que se sitúan fundamentalmente en Asia, África y algunos vicariatos apostólicos de América y Oceanía. Al principio me ocupaba del seguimiento de las islas del Pacífico, las islas del Caribe y Norteamérica, de la que forman parte Alaska y algunos territorios canadienses.

Viajará usted mucho…

No, hago muy pocos viajes. Lo esencial de nuestro trabajo es una comunicación constante con las nunciaturas; los nuncios llevan a cabo el trabajo sobre el terreno y después envían sus informes a la Congregación para que nosotros los estudiemos y propongamos pistas de acción al cardenal prefecto y a su equipo que las evalúan y toman las decisiones.


Comunidad católica guyi (Etiopía). Fotografía: Pedro Pablo Hernández / MN

En 2017 fue nombrado secretario general ad interim de la POPF, cargo en el que fue confirmado el 1 de julio de 2018. ¿En qué consiste su servicio?

Sobre todo en sostener esta obra misionera siendo fiel al carisma que le dio su fundadora, Pauline Jaricot, animando a los católicos del mundo entero para que sean sensibles a las necesidades de la evangelización. En segundo lugar, coordino la distribución del Fondo Universal de Solidaridad y, por último, junto a los otros tres secretarios generales de las OMP, formo parte de un comité ejecutivo donde discutimos la situación de nuestras obras en el mundo y la manera de realizar lo que pensamos.

¿Cómo se fomenta la animación misionera en las Iglesias?

Desde Roma veo el mundo entero y soy consciente del desafío que supone la gran diversidad de la Iglesia. Cada país tiene sus particularidades. Yo animo a los directores nacionales de las OMP a descubrir los elementos culturales más importantes a partir de los cuales animar a la gente a tener una mayor conciencia de la Misión de la Iglesia. En Europa y Norteamérica hay una gran secularización y no es fácil suscitar el espíritu misionero, pero no hay que desanimarse.

Antes ha citado el Fondo Universal de Solidaridad. ¿Cuál es su importancia?

El Fondo simboliza la unidad de la Iglesia universal. Es importante -porque cada cristiano puede estar seguro de que cuando colabora con él, su contribución, por pequeña que sea, forma parte de cada proyecto misionero en todo el mundo. Este dinero compartido no es un acto de caridad sino la acción solidaria de la única familia que formamos todos. Por mucha diversidad que exista dentro de ella, la Iglesia tiene una unidad interna que nace del misterio pascual de Cristo, fuente de toda animación y de toda ayuda solidaria. 


Cestos después de la colecta en una iglesia católica francesa. Fotografía: Godong / Getty

¿Cómo se gestiona el fondo?

Con mucha responsabilidad, porque la recaudación disminuye cada año y tenemos que ser muy prudentes en su distribución, exigiendo a los obispos transparencia e informes que justifiquen el uso del dinero. Los dos últimos años, a causa de la pandemia, las iglesias han estado cerradas y esto ha repercutido negativamente en las colectas. Según los estatutos, lo recibido un año debe ser distribuido prácticamente en su totalidad durante el año siguiente, no se puede acumular, así que dependemos siempre de la providencia. Para su gestión existen unos subsidios ordinarios que reciben los obispos de todos los países o territorios de Misión, una cantidad variable según la situación económica de cada uno. Luego están los subsidios de manutención para los obispos eméritos que los solicitan y los gastos de los cinco colegios romanos dependientes de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. El resto del dinero se distribuye en subsidios extraordinarios que responden a las peticiones que llegan de los obispos de todo el mundo.

¿Con que criterios se lleva a cabo esta distribución?

No es nada fácil, pero buscamos apoyar en primer lugar los lugares más pobres, aunque también a los obispos que muestran mayor transparencia y responsabilidad en la gestión de los fondos. Otro -criterio es ayudar de forma prioritaria a los cristianos que están en minoría o que viven situaciones de persecución para reforzar las Iglesias que más sufren. Respecto al tipo de proyecto, priorizamos aquellos focalizados en la evangelización. En el mundo hay muchas oenegés dispuestas a financiar la construcción de escuelas u hospitales, pero ninguna que apoye proyectos para construir una iglesia donde se celebran los sacramentos y se reúnen las comunidades cristianas. En mi opinión, es mejor apoyar este tipo de proyectos, sin descartar los proyectos sociales.

El continente africano recibió en 2020 de las OMP cerca de 70 millones de euros.

Es el continente al que se envió más dinero, pero también es cierto que las Iglesias africanas aumentan cada año su aportación al Fondo Universal de Solidaridad, con el paréntesis del bajón provocado por la pandemia. El gran valor de África es su juventud, su energía juvenil. Los africanos aman la vida y además tienen una sensibilidad religiosa casi natural para la fe, para Dios y para los aspectos espirituales. Esto se puede desarrollar, no digo explotar sino desarrollar, para reforzar el Evangelio, porque su mensaje atrae cuando se proclama a personas con sensibilidad espiritual. Este dinamismo hace que el cristianismo en África esté creciendo en todos los sitios.

Ese dinamismo de las Iglesias africanas se traduce en vocaciones. ¿Qué opina de los sacerdotes africanos que trabajan en Europa?

A pesar de las numerosas dificultades sociales y políticas que la atenazan, veo una gran esperanza en África y, en efecto, la vitalidad de sus Iglesias hace que sean muchas las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Esto requiere, en primer lugar, una buena formación. Las OMP, a través de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol, apoyan numerosos seminarios y casas de formación para religiosos y religiosas en África. La Misión es universal y existe la posibilidad del intercambio de agentes pastorales, por eso vemos muchos sacerdotes africanos en Europa que dan vitalidad a las comunidades cristianas europeas. Esto es positivo, pero siempre tiene que existir un acuerdo entre el obispo que envía y el que recibe. La colaboración debe ser estrecha para reforzar este esfuerzo de comunión en la Iglesia. Si un sacerdote quiere quedarse en Europa sin permiso de su obispo, el obispo europeo que lo acoge debe negarse a ello e invitarle a regresar a su diócesis.

2022 no va a ser un año cualquiera para las OMP.

No, no lo será porque han coincidido varios centenarios y eventos misioneros importantes: el cuarto centenario de la creación de la Congregación para la Propagación de la Fe, hoy llamada Congregación para la Evangelización de los Pueblos, donde están integradas las OMP; el cuarto centenario de la canonización de san Francisco Javier, patrono de la Misión; el segundo centenario de la creación de la POPF y el primer centenario de su designación como obra pontificia junto a otras dos, la Santa Infancia y San Pedro Apóstol; también el 150 aniversario del nacimiento del beato Paolo Manna, fundador de la cuarta obra, la Unión Misionera.

¿Cómo piensan celebrarlos?

Estamos animando a los directores nacionales de las OMP, junto a los directores diocesanos, para que organicen actividades que ayuden al pueblo cristiano a comprender el sentido de estos eventos misioneros. Además, la asamblea internacional de las OMP que se celebra habitualmente en Roma en mayo, este año tendrá lugar en Lyon, donde nació Pauline Jaricot, fundadora de la POPF. Allí participaremos en su beatificación el 22 de mayo. 

¿Qué diría a los españoles que lean esta entrevista?

Las OMP en España están haciendo un buen trabajo de animación y la gente es muy generosa. Su aportación al Fondo Universal de Solidaridad es muy significativa y el impacto de la pandemia se ha notado menos que en otros países. Solo tengo palabras de agradecimiento para los cristianos españoles.   

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