«Las normas culturales en África hacen que las mujeres no perciban la misma dignidad que los hombres»

en |


Franca Ovadje, economista nigeriana, ha recibido el premio Harambee 2022


Profesora pionera en la Escuela de Negocios de Lagos (LBS) tras doctorarse en la de Barcelona, impartió clases de liderazgo, gestión del cambio y de recursos humanos. En la actualidad, preside el centro de investigación Danne (Nigeria) en el que quiere analizar la lenta evolución de la igualdad en el mundo empresarial e institucional africano entre hombres y mujeres. En una conversación con MUNDO NEGRO tras recibir en Madrid el premio Harambee –por sus programas de capacitación para empresarias–, aseguró que la educación, recibida en la escuela y el hogar, es la clave.

¿Qué significado tiene para usted haber recibido el premio Harambee?

Es importante porque me permitirá iniciar un nuevo proyecto para que las niñas de Secundaria de zonas muy pobres, empezando por Lagos, tengan la oportunidad de decidir si les gustan la tecnología, las ciencias, la ingeniería y las matemáticas. Hasta el momento parecen como algo inalcanzable y difícil o abstracto, pero queremos que vean que si les gusta es una opción que pueden elegir. Nuestro programa pretende desmitificar estas materias para estas niñas, para que, al lograrlo, quizás algunas de ellas decidan hacer carrera en esas ramas. En Nigeria hay muy pocas mujeres en ciencias y en ingenierías, tampoco en tecnología. Tenemos cinco empresas de tecnología en el país, de mil millones de dólares cada una, que están en manos de gente joven, la mayoría hombres. Están llenas de hombres. No creo que haya una discriminación sino que, simplemente, las niñas no están apuntándose a estas carreras.

Lleva muchos años trabajando en esa relación educación-tecnología-mujer. ¿Ha habido alguna evolución? ¿Algún cambio?

Un cambio no. Bueno, si nos remontamos a hace 30 años, quizás. Pero en los últimos diez años no. Dirijo un instituto de investigación y quiero que empecemos a analizar por qué ocurre esto, para comprender por qué estamos así, por qué son sobre todo hombres los que siguen estudiando estas materias. En Tech Park (parque tecnológico) tenemos dos profesoras, una en ingeniería y la otra en IT, que me cuentan es que en una clase de 600 personas, hay solo una o dos mujeres.

¿Por qué ocurre? ¿Cuál es su teoría inicial?

Mi primera impresión es que para ellas parece complicado estudiar esas carreras, pero no sé por qué. Por eso quiero investigarlo, entender por qué no están interesadas, porque considero que deberían estarlo. Algunos de los chicos de la clase estudian a la vez que encuentran empleos a tiempo parcial online en EE.UU. o Dubai, ganando hasta 2.000 dólares por trabajos puntuales relacionados con códigos o ciberseguridad. De ahí mi interés en que las chicas en Tech Park tengan también esa oportunidad de acceder a algo de dinero para pagar la matrícula de la universidad, incluso para echar una mano a sus padres mientras estudian. Pero por el momento, creo que se estén dando cuenta de lo que la tecnología puede hacer por ellas.

Franca Ovadje el día de la entrevista. Fotografía: Gonzalo Gómez
¿Accesible para todas las clases sociales?

En Nigeria tenemos dos muros, y eso es incluso peligroso. Está la pared en la que los ricos tienen acceso a escuelas privadas, con una educación muy buena, que terminan sus estudios y se van al extranjero, algunos incluso con becas porque son listos. Y luego están las escuelas públicas en las que también hay niños muy inteligentes, pero en las que el nivel de educación es bajo, muy pobre… Lo que ocurre es que la gente con mejores aptitudes son los hijos de los ricos, y el desempleo, que es muy elevado (33%), recae sobre los que tienen menos medios. ¿Cómo pueden esos niños pobres acceder a un empleo si apenas pueden hablar inglés, ni han podido desarrollar sus aptitudes por las circunstancias y su futuro es incierto? Como dice un colega de la universidad: «la venganza de los pobres está viniendo» .

¿Relacionado a qué en concreto?

Al terrorismo. Es parte de la venganza de los pobres porque no tienen nada más que hacer, sienten que no tienen nada que perder, que las cosas ya están tan mal que da lo mismo. No vamos a resolver todos los problemas de Nigeria, pero lo poco que podamos hacer, si en cinco años son 500 niños o más, dependiendo de los recursos, a los que podemos dar esa opción de desarrollar sus inquietudes, estaremos contribuyendo. Aunque no hagan una carrera, saldrán de la dinámica en la que nacieron porque les vamos a enseñar auto-liderazgo y ayudarles con becas.

¿No tiene la impresión de que siempre estamos hablando del mismo problema… cómo pagar las tasas de la matricula, el acceso a material…?

Es cierto, y además como el problema sigue creciendo no se percibe que el gran cambio pueda llegar. Hay varios factores en relación a las niñas, no estamos gestionando bien las normas culturales que en África hacen que las mujeres no perciban la misma dignidad que los hombres. Es increíble pero sigue siendo así. En 1999, un colega me invitó a dar una clase a empresarias viudas, y me contaron que se las dejaba atrás, que no importaba lo que hubieran hecho. No lograban triunfar porque no había un hombre involucrado en su negocio. Crecen pensado que esa es la causa de su fracaso empresarial. Tuve que dejar esas formaciones para abordar esa gestión de las normas culturales. Hay que trabajar en que dejen de aceptar que son inferiores y que es normal que no se las trate con respeto. Propongo es una educación verdadera.

¿Qué es una educación verdadera?

En las clases de Primaria y Secundaria, ya se observa que a veces los chicos lo hacen mejor, y otras veces son las chicas las que destacan, es algo desigual. Los chicos no siempre lo hacen mejor que las chicas, aunque esté establecido que es así. Hay que desafiar esa creencia, si es lo que se piensa. La educación mezcla los desafíos que tiene la gente, y ser consciente de ello ayuda. Si en la escuela la representante de la clase es una niña porque se ha presentado y lo hace bien, cuando lleguen al puesto de trabajo no entenderán la discriminación de que a los puestos de responsabilidad solo accedan hombres. Debemos mantener conversaciones, diálogo, respecto a esto. El 8 de marzo se suele hablar mucho de cuotas, pero éstas solo ayudan a los ricos, a los que fueron a buenas escuelas. Pero, a otro nivel aparece el liderazgo honesto que tanto necesitamos en África, porque las instituciones poderosas no se ven capacitadas para impedir que los líderes hagan cosas inconstitucionales. En Nigeria, con poco más de sesenta años de democracia, necesitamos líderes honestos y suficientemente humildes para construir instituciones que puedan atar incluso sus propias manos.

En las últimas décadas, hay mujeres que han llegado a puestos de responsabilidad pero no con suficiente poder para ejecutar el cambio.

Ellen Johnson-Sirleaf en Sierra Leona, Ivonne Ngozi Okonjo-Iwela en Nigeria, que fue Ministra de Economía y se ha convertido en la primera mujer africana en liderar la Organización Mundial del Comercio… Yo estuve en el consejo de un banco durante cuatro años… Pero lo que pasa es que llegas a la posición y el foco se pone en el hecho de que eres mujer y no en los temas a tratar. Accedes al consejo, pero lo que dices no se tiene en cuenta porque eres una mujer. Es un proceso en progreso y constante de ganarte el asiento. Las cuotas se pueden usar solo para empezar porque, aunque estés ahí, no influyes en las decisiones que se toman. Para llegar a incidir tienes que lograr que se olviden de que eres una mujer. Aunque también hay que recordar que en sus casas la mujer está detrás, no es una compañera con dignidad similar.



Franca Ovadje el día de la entrevista. Fotografía: Gonzalo Gómez


El principal freno para que se produzca el cambio hacia la igualdad en dignidad de la que habla, ¿quién lo ejerce más, los hombres o las mujeres?

Ambos. Pero es el papel de las mujeres liderarlo porque quien entrena, desarrolla al niño o la niña en África, en Nigeria, es una mujer. A veces pedimos lo que no hemos dado a nuestros niños para que no hagan lo mismo en su matrimonio, en la oficina. Las mujeres son gran parte del problema. No estamos haciendo bien ese trabajo porque la próxima generación en Nigeria son chicos muy machistas, y las chicas tienen problemas en sus matrimonios, divorcios, cosas que antes no pasaba tanto. Y piensas: «¿Quién ha criado a ese chico?».

¿Ha empeorado la situación?

Parece peor, pero no lo es. Antes las mujeres lo aceptaban porque era lo que había, pero ahora las milenials dicen que no es como debería ser y que no lo será. Las jóvenes educadas ya no lo aceptan. Los hombres deben involucrarse. Este año, por primera vez, un banco importante de mi país sacó una publicidad con directores hombres para hablar del fin de la discriminación de las mujeres en el trabajo… eso dice mucho porque son hombres hablando a hombres. Es el principio. Para mí no es una lucha, sino ir a las raíces, a las normas culturales, e implicar a los hombres en ello.

¿Es diferente el negocio que es gestionado por una mujer?

He trabajado 25 años en la Business School de Lagos y, al reflexionar sobre ello, incluso los hombres te dirán que lo hacen mejor las mujeres porque son honestas. Y la honestidad es lo que más se necesita en un ambiente tan corrupto como el nuestro.  Honestidad, liderazgo, hacer cosas juntas. Nadie te da un trabajo en bandeja, tienes que merecerlo, hay que ganárselo, pero dando a todos oportunidades para que lo intenten. No soy una feminista en el sentido de la lucha, sino en el de la dignidad de la persona. Cada ser humano merece respeto.

Quizás su feminismo es transversal…

Está ahí. Exacto. Pero esa esa no es la discusión que me interesa. La mía es hacer cosas y no hablar tanto.

¿Su inciativa Grow Your own Program se ha tenido que adaptar con el tiempo?

Fue el primer programa que hicimos y tuvo mucho éxito. No estaba dirigido a las mujeres, sino a los que querían hacer negocios, entrar en ese mundo. Si tienes acceso a buena educación, capacidad de creación, harás un negocio mejor y emplearás a más gente. Mi motivación fue aumentar las contrataciones, sacar a la gente de la pobreza. El programa planteaba la necesidad de tener una visión porque el desafío que tenemos en Nigeria, en África, es que hay muchos trabajos marginales, en los que se sacrifica mucho y apenas aportan dinero, ni tienen un verdadero impacto en la sociedad. Nosotros les preguntamos cuál era su visión de su negocio y les hacemos pensar en una perspectiva de cinco o 10 años. Luego aprenden de finanzas, que deben tener cuentas separadas, la laboral y la personal, les decimos que tienen que parecer una multinacional aunque sean un negocio pequeño. Por ejemplo, las mujeres están acostumbradas a ir arreglando las pequeñas necesidades cotidianas sin registrarlo y emplean el dinero del negocio que acaba dificultando su plan de negocios.

¿Cuál es el principal problema de la economía africana?

La inseguridad afecta a los negocios, a la inversión extranjera. Se ha convertido en el problema principal. Antes era la corrupción, que sigue sin estar resuelta porque tanto las instituciones como los líderes hacen lo que quieren y no pasa nada. Hay corrupción en todo el mundo, pero al menos en otros lugares son castigados. En Nigeria es un gran problema porque si robas mucho dinero la justicia te condena a unos pocos meses de cárcel o a un arresto domiciliario, pero si robas un poco acabas en la cárcel para muchos años.

Imagen de portada: Gonzalo Gómez

Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto