Le llaman el Ejército

en |

Tras el golpe de Estado del 24 de enero y con tan solo 41 años, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba se convirtió en el nuevo presidente interino de Burkina Faso. Al igual que los golpistas Goita en Malí o Doumbouya en Guinea, se trata de un oficial joven, respetado por sus soldados y con amplia experiencia al que, por su carácter estricto y riguroso, conocen como el Ejército. Sin embargo, hasta ahí las similitudes. En sus primeras apariciones y a través de sus primeras decisiones, Damiba emerge como un dirigente militar con perfiles menos rudos y más dispuesto al diálogo que sus pares de África occidental.

Formado en escuelas y academias militares de Burkina Faso, uno de sus primeros destinos fue el Regimiento de Seguridad Presidencial, del que fue comandante entre 2003 y 2011 a las órdenes del general Gilbert Dienderé, a quien se considera el brazo ejecutor del alzamiento contra Sankara en 1987 y responsable también del fallido golpe de Estado de 2015 contra el Gobierno de transición. Sin embargo, más allá del respeto jerárquico, no se conoce ningún vínculo personal entre ambos.

En 2011 Damiba es trasladado a Dori, en el norte del país, y posteriormente a -Ouahigouya, donde debe hacer frente a la incipiente violencia terrorista que a mediados de la pasada década empezó a extenderse como una mancha de aceite por todo el territorio. Tras la asonada de 2015, en la que no tomó parte, acude a Francia para completar su formación militar en la Escuela de Guerra y en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, donde se licenció en Criminología y se especializó en gestión, mando y estrategia castrense.

De regreso a Burkina Faso, es nombrado jefe de regimiento en la base militar Baba Sy y se traslada a Uagadugú. Con la experiencia acumulada entre 2015 y 2019, Damiba escribió un ensayo titulado Ejércitos de África occidental y terrorismo: ¿respuestas inciertas? De hecho, era el oficial de enlace para el intercambio de información con la misión de la ONU en Malí hasta que, en diciembre de 2021, el presidente Kaboré le pone al frente de la tercera y más importante región militar del país, que cuenta con bases en la capital, Fada N’Gourma y Tenkodogo.

Damiba justifica su acto de traición a la Constitución en el impresionante avance del yihadismo, que ha llegado a poner en cuestión la integridad territorial del país, con amplias zonas fuera del control del Estado. Sin embargo, su trato benévolo a los anteriores dirigentes y su predisposición a negociar con la CEDEAO una transición relativamente rápida le han librado, por ahora, de las sanciones que sí está sufriendo Malí.

Las aristas de Damiba son aún un misterio, pero su apertura al diálogo y su firme determinación a combatir la violencia terrorista, que ha provocado el éxodo de más de un millón y medio de personas, son inequívocas. «Vamos a darle una oportunidad», dijo la ministra ghanesa de Exteriores tras discutir con sus homólogos sobre Burkina Faso. Esperemos que no la desaproveche.

En la imagen surperior, manifestantes en Uagadugú muestran los retratos de los militares golpistas en Malí, Assimi Goita (i.), y Burkina Faso, Paul-Henri Sandaogo Damiba (d.) Fotografía: Olympia de Maismont / Getty

Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto