Los acordes de la identidad

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The Sey Sisters publica We got your back

Catalanas de origen ghanés, las hermanas Sey están de gira. Hasta diciembre les esperan cerca de 15 conciertos en Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana, País Vasco o Portugal. La gira servirá para presentar su tercer trabajo, We got your back, con el que se dirigen a la comunidad afrodescendiente. Dos de ellas, Kathy y Yolanda, han pasado por MUNDO NEGRO.


¿Qué es We got your back?

Yolanda (Y): Es nuestro tercer disco, en el que hemos dado un paso hacia adelante. We got your back es cien por cien lo que somos ahora mismo. Es el disco más personal de los tres que hemos hecho, en el que hablamos a las personas afrodescendientes, a las personas migrantes. Tenemos un camino complicado, pero somos nosotras las que nos cubrimos las espaldas y nos ayudamos. En el disco todas las canciones van en ese sentido de hacer comunidad. No nos queremos sentir solas.

En este trabajo hay una presencia evidente de sus orígenes.

Kathy (K): En enero de 2020 nos fuimos a Ghana. Era un viaje de vacaciones para desconectar y ver a la familia, pero también nos llevamos una grabadora por lo que pudiera pasar. Así, pudimos grabar momentos como el «Aunties’ reunion» –uno de los sencillos del álbum–. Íbamos a celebrar el cumpleaños de nuestra madre, que también vino, y espontáneamente mis tías se pusieron a cantar. Grabamos aquello sin saber muy bien para qué lo queríamos o si lo utilizaríamos o no. En nuestros discos intentamos que haya una representación de la música de Ghana. En los dos anteriores, nuestros padres nos enseñaban una canción y nosotras la versionábamos, pero aquí nos encontramos con este momento tan real que hizo que no tuviera sentido una versión de otra cosa. Además, en Ghana entendimos el sentido de la comunidad, y también que las mujeres son el centro de esa red que se establece entre la familia, las vecinas… Nuestras tías y nuestras primas eran las que sostenían esto. 

¿Qué vínculo tienen con la familia de sus padres en Ghana?

Y: En Ghana tenemos a toda la familia: nuestra abuela materna, todos los tíos y muchos primos, aunque el contacto con ellos es a través de nuestros padres. Nosotras hacía 20 años que no íbamos a Ghana. Con la familia no tenemos una relación del día a día, pero cuando vamos da igual el tiempo que haya pasado, es nuestra familia. También hemos percibido, como hijas de migrantes que nacimos en España, eso de que no somos ni de aquí ni de allí, porque llegamos a Ghana y allí somos las europeas. Estamos ante esa dualidad con la que lidiamos constantemente al ser hijas de migrantes: la familia que hemos creado aquí y la que tenemos allí.


Kathy y Yolanda Seuy el día de la entrevista. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo

¿Qué Ghana conocieron hace 20 años y qué país se han encontrado en su última visita?

K: Es muy diferente verlo con ojos de niña a hacerlo con ojos de adulta. La primera vez que fuimos teníamos nueve años y no sabíamos qué nos íbamos a encontrar. De repente íbamos al país de nuestros padres. Era la primera vez. Fue muy impactante, porque nunca habíamos visto a nuestra familia en persona.

Y: Nuestra madre es de Adukrom y nuestro padre de Tema, aunque tienen casa en Accra. 

K: Cuando éramos pequeñas, a la primera persona que vimos fue a nuestro abuelo. Desde el principio sentimos que había algo que nos conectaba. Descubrimos la realidad con ojos de niña, conocimos a nuestras primas a través del juego. Al volver el año pasado, reactivamos esa memoria, pero comprendiendo muchas más cosas.

Y: De pequeña había situaciones un poco surrealistas. La gente, los vecinos, sabían que veníamos de Europa y, de repente, te encontrabas rodeada de personas que no sabías quiénes eran, pero ahora ya sabes la carga que supone venir de Europa y la idealización que hay sobre ello. Incluso la familia te hace ver que vienes de este sitio que aún se vende como la tierra prometida. Es algo que de pequeña no comprendes. Incluso los taxistas nos preguntaban de dónde éramos, que si de París, de Estados Unidos…, de todos los sitios menos de España, como si aquí no hubiera personas negras. 




¿Cómo es eso de no ser consideradas ni de aquí ni de allí?

K: Lucía Mbomío lo explica muy bien en Hija del camino, habla de un limbo, de no ser de un sitio ni de otro. 

Y: A medida que vas creciendo, la identidad se va moldeando, se va formando a través de libros, de experiencias, de viajes… Voy a Ghana y siento que es el país de mis padres, pero no es el mío porque no he crecido allí. Este, en cambio, sí es mi mundo, pero aquí no me ven como parte de él. A medida que vas definiendo tu identidad, te obligan a decidir. «¿Eres de aquí o de allí?». Vivo aquí y puedo sentirme de aquí, pero también puedo ser las dos cosas a la vez. 

K: Tengo la capacidad de decidir lo que quiero ser sin necesidad de que me venga impuesto desde fuera. Muchas veces me dicen: «Como tú eres africana…», y pienso que en realidad he ido dos veces y no sé cuánto de africano tengo. La verdad es que muy poco, solo el color de la piel.

¿Sentís esa obsesión por etiquetar a las personas?

Y:Sí. Hay una etiqueta muy heavy para las personas no blancas, y es la que subraya que todas somos migrantes, con lo que se nos quiere decir: «No sois de aquí, porque de aquí solo son los blancos». Destruir esa etiqueta cuesta mucho porque se basa en estereotipos, en historias mal contadas. Es cierto que existe una realidad migratoria, pero también está la de las personas que hemos nacido aquí, y este fenómeno no es tan nuevo como se está contando. Nos falta entender nuestra historia. A los niños en el colegio, por ejemplo, no se les explica la colonización y todo lo que conllevó. 


Kathy y Yolanda Sey el día de la entrevista. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo

¿Por qué We got your back pretende crear lazos con la comunidad afrodescendiente?

Y: Queremos que los afrodescendientes se sientan identificados con lo que cantamos, porque entendemos que entre nosotros hay una falta de referentes. Nosotras, por ejemplo, que no hemos crecido con esos referentes, vemos muy necesario que se creen. En España debemos tener representación en todos los ámbitos, y el artístico, el musical, es muy importante. Gente que viene a nuestros conciertos con una ideología diferente a la nuestra, a la que igual no le gusta lo que cantamos, puede que, por qué no, se identifique con nuestro mensaje.

K: O igual comienza a plantearse otras cosas, otros puntos de vista que no tenía en cuenta. Cuando hablamos de la falta de referentes, a muchas personas no les interesa este asunto porque están representadas en todas partes. Sin embargo, gente como nosotras vemos la importancia que esto tiene, que las personas vean que hablamos de lo que les pasa realmente, de cuestiones a las que nadie antes había puesto palabras… Que personas afrodescendientes o migrantes nos agradezcan lo que estamos haciendo da sentido a nuestro trabajo.

Personas con cargos de responsabilidad política, movimientos sociales y culturales… Da la impresión de que la presencia afrodescendiente en la sociedad se va normalizando.

K: Estamos empezando a ocupar los espacios a los que no se nos invita. Está siendo muy difícil porque hay mucha gente que considera que eso no es necesario, pero desde hace unos años se están moviendo cosas, y eso hace que los privilegiados se sientan incómodos. Que, de repente, personas que no es que no hayan tenido voz, sino que no han sido escuchadas, vengan y digan que la manera de hacer las cosas hasta ahora no ha estado bien, o que no se las ha tenido en cuenta o se las ha ignorado, hace que el privilegio se tambalee, y eso no gusta.

¿Está preparada la sociedad española para eso?

Y: En general, no. Volvemos a lo de antes. En el momento en el que no se explica bien la historia, en el que no se sabe que Guinea Ecuatorial fue una colonia española, que Barcelona fue un puerto esclavista… Que se nos esconda esto significa que no estamos preparados para saber la verdad. La educación debería tener otra perspectiva. Estamos hablando de cambiar el sistema, y eso es muy difícil.

K: Se están levantando voces en muchas comunidades afrodescendientes, pero también se levantan voces contrarias para intentar evitar que se zarandee la zona de privilegio y se perturbe el orden establecido. Por eso es necesario que haya referentes que ocupen el espacio público.   

Kathty y Yolanda Sey el día de la entrevista. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo



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