Los incontables

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El interior de cayucos y pateras «explica» la dureza de la ruta canaria



Texto y fotografías María Tomás Rodríguez



La ruta canaria, una de las vías migratorias marítimas más largas y peligrosas, se reactivó en 2020 debido a la pandemia y a múltiples factores sociopolíticos que favorecieron la actividad de las mafias que trafican con personas en la costa noroeste de África. Desde enero de 2020 hasta septiembre de este año, más de 128 000 personas han llegado al archipiélago de forma irregular. El número de embarcaciones y personas que emprenden la ruta es desconocido, aunque se estima que entre un 5 % y un 8 % de los que salen de África fallecen en este trayecto. Debido a la clandestinidad de los viajes y a la falta de registros oficiales de las salidas, todo apunta a que continuará siendo imposible determinar las cifras de muertes en esta ruta. En 2024, desde enero a mayo, ya se superó el récord anual de fallecidos que se han podido documentar en este trayecto. Se espera que el número de víctimas continúe en aumento debido a la precariedad de las embarcaciones y a la intensificación del control fronterizo que ha provocado el desplazamiento de los trayectos hacia rutas más largas.



Las embarcaciones

Desde el año 2000, más de 2 660 embarcaciones irregulares han llegado a las Canarias procedentes del noroeste de África. 

Durante la pandemia y los meses posteriores, cientos de embarcaciones yacían repartidas por sus playas y puertos. Desde la reapertura de las fronteras al turismo en el año 2021, se retiraron y ocultaron con rapidez de la vista del público en varios depósitos repartidos por las distintas islas. 

La travesía marítima hacia las Canarias recorre entre 80 y 100 kilómetros desde Marruecos y Sahara Occidental, mientras que desde las costas de Senegal y Gambia las embarcaciones llegan a hacer hasta 1 700 kilómetros. Las características de las embarcaciones difieren dependiendo del país de origen, pero todas tienen en común que son sencillas barcazas para la pesca tradicional diseñadas para viajes cortos en el océano.

Las embarcaciones que parten de Marruecos y Sahara Occidental habitualmente son llamadas pateras, suelen estar construidas con madera o fibra de vidrio y realizan los trayectos más cortos de esta ruta. De tamaño mediano, pueden transportar a entre 50 y 60 personas y están pintadas en colores como azul, verde, negro o blanco.

Las embarcaciones que salen desde Mauritania, Gambia o Senegal son conocidas como cayucos. Los provenientes de Gambia y Senegal pueden llegar a medir 25 metros de largo y transportar hasta a 300 personas. Están fabricados con madera y los cascos están decorados en colores brillantes. Los cayucos mauritanos están fabricados con fibra de vidrio y son más pequeños que los senegaleses o gambianos. Por lo general, están pintados de blanco por fuera y de azul claro por dentro.



Navegación

Los motores utilizados son de baja potencia, entre 40 y 70 caballos. Por lo general, viajan con dos a bordo, uno de ellos de repuesto. El combustible se almacena en bidones de plástico azul en la popa del barco. La hélice del motor entra en contacto con el agua a través de un orificio practicado en el fondo del casco, lo que provoca a menudo inundaciones y el naufragio de la embarcación. Los timones son de hierro y se accionan de forma manual. Para guiarse en mar abierto dependen de un GPS que si deja de funcionar provoca la deriva de la embarcación.




Seguridad a bordo

Dependiendo del puerto de partida, algunas embarcaciones llegan a navegar hasta 1 700 kilómetros entre tormentas, fuertes corrientes y la presencia casi constante de los vientos alisios en esta zona del océano. Los restos encontrados dentro de las embarcaciones evidencian lo que pudo haber ocurrido durante el viaje. Si los motores fallan, se acaba el combustible o pierden el timón, quedan a merced del agua durante días o semanas. Con recursos limitados a bordo, los remos fabricados a mano con travesaños del cayuco y plásticos de los bidones de gasolina pueden ser la única opción para intentar llegar al destino. La seguridad a bordo es precaria, contando con pocos recursos para una navegación segura.




Logística

Los cayucos viajan equipados con bombonas de gas para cocinar, normalmente situadas en la parte central de la embarcación. Por ser el trayecto más corto, en las pateras no se suele preparar comida, que llevan en bolsas. Ollas, vasos y cuchillos se encuentran mezclados con efectos personales. Para evitar confusiones con el combustible del motor, el agua se almacena en contenedores amarillos. En caso de terminarse la comida o el agua, la prioridad es alimentar y mantener con vida al capitán de la embarcación. Después van niños y mujeres.




La llegada

Si la embarcación es interceptada en la zona de responsabilidad de salvamento de España y está en buen estado, es escoltada hasta el puerto seguro más cercano en las Canarias. Si se encuentra en malas condiciones, los ocupantes son trasladados al barco de rescate y llevados a puerto. En caso de perderse o fallar el motor, si no son detectados a tiempo son arrastrados por las corrientes hasta lugares remotos como Cabo Verde o el Caribe. La isla de El Hierro, la más occidental de las Canarias, es la última oportunidad para estas embarcaciones.




Higiene personal

No es frecuente encontrar material de primeros auxilios o pastillas contra el mareo. Durante el trayecto, las embarcaciones se enfrentan al incesante vaivén y al oleaje del océano. Los ocupantes suelen sufrir mareos durante días y episodios severos de vómitos. Aun así, intentan mantener la higiene personal sin contar con agua limpia. De forma habitual se encuentran en las embarcaciones cubos y utensilios que utilizan por turnos. Las mujeres son más vulnerables que los hombres durante estos viajes, ya que no existe un área privada para su higiene personal y en muchas culturas africanas la menstruación continúa siendo un tabú.




Los incontables

La canaria es la ruta migratoria marítima más letal del mundo. Desde enero de 2020, el número de muertes, más de 11 900 hasta septiembre de 2024, solo contabiliza los fallecimientos en los que se pudieron recuperar los cuerpos o se reconoce el naufragio a través de los testimonios de supervivientes. Se desconoce el número de embarcaciones que han desaparecido con todos los ocupantes a bordo. Existen informes sobre escombros aparecidos a la deriva a lo largo de la costa atlántica de África occidental o cadáveres que aparecen enredados en las redes de barcos pesqueros, indicadores adicionales de naufragios invisibles y del incontable número de fallecimientos silenciosos en el mar.






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