«Los movimientos políticos no cambian el día a día de los negros»

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Malamine Gaye, profesor de Historia y Literatura

Por Enrique Bayo y Javier Fariñas Martín

Este profesor en la Universidad Cheikh-Anta Diop de Dakar ha participado en la última expedición de España Rumbo al Sur, donde ha conocido a la afrodescendencia en República Dominicana. De ello habla con MUNDO NEGRO.

¿Cómo ha sido su primer contacto con los afroamericanos?

Como africano, he descubierto un pueblo bastante parecido a los africanos en cuanto a su físico, su cultura y su expresión vital, que remiten a sus raíces. He descubierto una cultura casi africana en cuanto a la música, al ritmo o al estilo de vida. No me he sentido desarraigado.

¿Por qué cree que se han mantenido con tanta pureza esas raíces?

Un árbol sin raíces no puede mantenerse de pie. La permanencia de los elementos africanos en Santo Domingo se debe a la larga permanencia de los esclavos negros en esta parte del mundo. Llegaron miles y miles de esclavos negros. Vivieron y convivieron allí y acabaron mezclándose con la población, de tal modo que casi no había posibilidad de distinguir el elemento negro del elemento indígena y europeo debido al contacto permanente con esta gente que ha ido viviendo, fundiéndose y confundiéndose con la población local.

¿Presenta alguna singularidad República Dominicana en relación al resto de comunidades afroamericanas?

En todo el continente americano se produjo esta mezcla, salvo en Estados Unidos. Arturo Uslar Pietri decía que en América Latina lo único posible es hablar de la América de las tres culturas, la autóctona indígena, la europea que llegó con la colonización y la negra que llegó con la trata esclavista. Es imposible separar estos tres elementos porque se dio un mestizaje que acabó siendo, a la vez, biológico y cultural.

En su opinión, ¿cómo ha sido esa historia de mestizaje?

Los negros que llegaron a América lo hicieron para sustituir a los indios en el trabajo. El movimiento denominado indigenismo literario tenía como objetivo liberar al indio del trabajo que estaba haciendo, y de ahí surgió la urgente necesidad de hacer llegar esclavos negros a América que, deslocalizados y fuera de su ambiente, tuvieron que adaptarse y vivir. Los esclavos, en un primer momento, intentaron mantener sus raíces y vivir con individuos afines, pero en algún momento eso les resultó difícil, no podían seguir viviendo aparte, tenían que integrarse en la sociedad en la que vivían. Este intento de integración dio lugar a una compenetración entre los pueblos que estaban ahí y que en algún momento de la historia tuvieron contacto.

Habla usted de los indios, ¿qué opina de la figura de fray Bartolomé de las Casas?

Fray Bartolomé de las Casas salió en defensa de los indios, igual que el P. Montesinos. Creo que su mensaje era en nombre de la humanidad. No podía admitir que un pueblo dominara y explotara a otro pueblo impunemente. Lo que preconizaba era una igualdad de trato, de derechos y de consideración. La famosa declaración de los derechos del hombre que se atribuye a la Revolución Francesa de 1789, se debe más a fray Bartolomé de las Casas que ya había proclamado esta igualdad entre todos los seres humanos.


Un grupo de afroamericanos celebra en Birmingham (Alabama) la victoria de Obama en las presidenciales de 2008. Fotografía: Mario Tama / Getty


¿Por qué Estados Unidos ha sido diferente al resto de América en el proceso de integración de la población negra?

Estados Unidos es un caso especial en la medida en que hasta hoy existe población blanca reticente a la población negra, pues no acepta ni su integración ni su plena pertenencia a la sociedad americana. Los últimos casos de violencia policial contra afroamericanos son un ejemplo de la reacción de la sociedad blanca a los negros estadounidenses. Allí hay mucha población blanca racista. Son muchos años de convivencia en la diferencia, una diferencia que casi nadie ha intentado suprimir. En Estados Unidos se separan los dos mundos, como si no formaran parte del mismo país.

Pero movimientos como Black Lives Matter (las vidas negras importan) son muy relevantes.

Más allá de estos movimientos políticos, Estados Unidos ha tenido un presidente negro. ¿Qué ha cambiado en relación al tratamiento de los negros? Creo que no ha cambiado nada porque es una cuestión de mentalidad, de cultura, de creencia, de aceptación del otro, de aceptación del derecho a la diferencia, y allí mucha gente es muy reticente a ese derecho a la diferencia. Los movimientos políticos en pro de la diferencia de los negros no cambian muchas cosas en el día a día de los negros en el país.



¿Cree que la presidencia de Obama fue un fracaso en este campo?

Depende de cómo lo miremos. No sé si Obama integró en su política la valoración, recuperación y defensa de los negros en el país. Personalmente no creo que lo hiciera. No quería mostrarse partidario de un grupo, y al querer ser presidente de todos los americanos se fue olvidando del problema específico de los negros.

En muchos lugares del continente americano los afrodescendientes están en los peldaños más bajos de los escalafones social y económico. ¿Es solo cuestión de racismo?

La estratificación social no es siempre, según creo, un problema de racismo. Puede ser un problema de comportamiento, de conducta, de oportunidades, de situaciones en el mundo laboral… La no integración total de estas personas en las sociedades donde viven depende, a lo mejor, de cómo participan en el devenir de la comunidad. Mucha gente prefiere a veces vivir aparte, aislarse; es una autoexclusión. Esto no es racismo, es marginalización propia. En América Latina, si los negros están en el último peldaño de la escala social todavía, se puede deber a que en algún momento no han querido participar plenamente en el desarrollo de la comunidad. Y por no hacerlo, pueden haber llegado a esta situación. Pero no siempre es racismo.

Se refiere a la autoexclusión cuando antes aludía a la necesidad de los negros de integrarse con indios y europeos. Es una evolución llamativa.

Cuando el esclavo negro llega a América, la primera reacción es quedarse entre esclavos, intentar convivir, expresarse y conservar sus costumbres. Este intento fracasó rápidamente. Como tenían que sobrevivir, que salvarse, pasaron a comportarse individualmente y no como grupo. Este individuo no adopta una regla de conducta comunitaria sino individualizada. Este intento de solución individualista fracasó también. Lo que salvó al negro en algún momento fue el mestizaje ideológico del que hablaba antes y que vino a facilitar o acelerar el proceso de integración. Después se produjo un mestizaje cultural.

El mestizaje, además, suscitó la aparición de una nueva cultura.

El hijo de padres blancos y negros, por ejemplo, ya no es negro ni blanco, es criollo. Esto dio lugar al nacimiento de una cultura local que facilitó la integración. Lo criollo tiene un problema: pertenece a una cultura mestiza nueva y, como tal, no tiene casi raíces. Es un elemento que tiene que construir todo, tiene que partir casi de cero para edificar una sociedad nueva en la que todos sus miembros sean iguales. A nivel cultural, los criollos se debían expresar en una lengua que era mezcla de los tres aportes, era la expresión de su propia cultura, la que agitarán luego como caballo de batalla para reivindicar su reconocimiento como pueblo aparte. No ha sido fácil y todavía no lo es. El sitio que los negros están ocupando en estas sociedades se debe a estas dificultades.

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