Nigeria: Factoría de superhéroes

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Comic Republic y YouNeek Studios, dos proyectos nigerianos, están poniendo en órbita un universo de superhéroes negros creado para los africanos y el mundo. Un cambio de narrativa que reivindica el cómic que se realiza en el continente como necesario para entender las tendencias actuales en este género.

Por Sebastián Ruiz

 

comic 02Mire, usted tiene un buen producto pero no le interesará a nadie porque los personajes son africanos. ¿Te lo puedes creer? Es una historia que se repite en diferentes pasillos de diferentes productoras y de diferentes países occidentales”. Quien explica la anécdota es Roye Okupe, un nigeriano formado en Estados Unidos que durante el día trabaja como programador de software y desarrollador web y, por la noche, le da vida a E.X.O. La leyenda de Wale Williams.

Pero vayamos por partes. Okupe es el creador de YouNeek Studios, una productora que tiene como misión la creación de una saga animada con un superhéroe de Nigeria. ¿Por qué? “Pues porque quiero poner a África y todas sus realidades en el centro del mapa cuando se trate de explicar historias de superhéroes” explica, a través del correo electrónico, desde Lagos, el joven nigeriano.

E.X.O. La leyenda de Wale Williams lanzaba el pasado otoño la primera entrega de una saga –de 136 páginas– que se publicará en dos partes (la primera, disponible gratuitamente para su descarga a través de Internet). Situada en una Lagos futurista en el año 2025, esta novela gráfica sigue el viaje de Wale, un joven que hereda un traje con grandes poderes después de que su padre desapareciera en extrañas circunstancias. Tras cinco años de ausencia, el protagonista –que se embarca en un viaje para investigar la misteriosa desaparición de su progenitor– se aventura en devolver la esperanza a su ciudad previniendo los ataques catastróficos perpetrados por un grupo extremista llamado “El Credo”.

 

El valor de la multiculturalidad

Este guion de ciencia ficción bebe de un país multicultural, repleto de naciones en el que caben todos los públicos. Así que no es de extrañar que se esté convirtiendo en una factoría de superhéroes. Nigeria: el país más poblado y la primera economía del continente; el primer productor de petróleo de África, lo que ha atraído a una de las tasas de multimillonarios más elevadas del mundo (dos de los cinco primeros millonarios africanos son nigerianos); donde resuenan los ecos constantes de Boko Haram; donde más del 60 por ciento de sus habitantes viven en la pobreza absoluta, según fuentes de su Ministerio de Economía; donde tiene su sede Nollywood, considerada la segunda industria del mundo en niveles de producción cinematográfica por detrás de la de la India (Bollywood) y por delante de Hollywood; o donde reside Wole Soyinka, el primer africano en recibir el Nobel de Literatura (1986). Aquí es donde vive Wale Williams.

Comic Republic también ha visto el filón y esto puede ser una señal de que este género narrativo está teniendo su momento en el continente, así como en el mercado. Esta editorial nigeriana, fundada en 2013 por Jide Martin, ha creado un retablo de personajes, Guardian Prime, Nutech, Ireti o Avonome, apodados “Los vengadores africanos”. Todos son negros, superhéroes y se dividen casi al 50 por ciento entre hombres (cinco) y mujeres (cuatro). “Observaba que había un vacío moral en la generación actual, una ausencia de referentes, por lo que la gente dejó de creer en las instituciones públicas. Para llenar este vacío, volví a mi infancia y me acordé de que solía reflexionar sobre lo que Supermán o Batman harían para tomar esa decisión, así que decidí utilizar el mismo medio para dar a esta generación y la siguiente algo en que creer”, explica Martin. Su éxito es tal que ha traspasado fronteras consiguiendo que un elevado número de descargas de sus productos provengan de la diáspora.

 

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Imagen promocional de Comic Republic con los protagonistas de la serie Guardian Prime.

 

Otros personajes africanos ya han surgido con una diversidad cultural apreciable y con referencias constantes a las jergas locales. En Sudáfrica lo ha hecho Kwezi –“Estrella”, en xhosa y zulú–; creado por el diseñador y artista Loyiso Mkize, es el más vendido en el país austral. Goorgoorlou, hace lo propio en Senegal. Kuwa Shujaa –“Sé un héroe”, en sheng, de la factoría Shujaaz.FM– arrasa en Kenia. El dibujante Patrick Essono, de Gabón, conocido como Pahé, ha dado vida a dos personajes multipremiados: uno de ellos negro –también llamado Pahé– que viaja a Europa para concienciar sobre la interculturalidad en el viejo continente, y a Dipoula, un niño albino. El dibujante Didier Kassaï ha mostrado la realidad más cruel de la guerra en su país, República Centroafricana (ver reseña en página 52). O, para cerrar la fotografía, el héroe y villano al mismo tiempo Délestron, creado por el marfileño Chaba Théo y que en las últimas ediciones se enfrentaba contra alguien más poderoso que él, el Ébola.

 

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Roye Okupe, fundador de la productora nigeriana YouNeek Studios.

La redención del poder del cómic
A pesar de su inmensa popularidad, la percepción del público durante mucho tiempo ha sido que los cómics estaban diseñados exclusivamente para los menores, más concretamente para los adolescentes. Pero los tiempos han cambiado. La presencia del cómic dentro de la cultura de masas, e incluso dentro de la universidad desde la década de los 80 del siglo pasado, estuvo influenciada por el éxito del manga y el anime japonés en la cultura occidental. Y esta visibilidad ha estado acompañada por el crecimiento de la legitimidad de los libros de cómic.

La estructura económica de la industria del entretenimiento también ha jugado un papel en la hibridación de los medios, y esta mezcla ha hecho que desde el cómic hayan migrado historias y personajes al cine, la televisión o los videojuegos; especialmente con la compra de DC Comics o Marvel por grandes conglomerados como Warner Bros o Disney. Pero, al mismo tiempo, el cómic también se ha utilizado para reforzar determinadas narrativas que interesaban.

África y sus personajes africanos han padecido históricamente un trato injusto en las historias escritas y dibujadas desde Estados Unidos. Toda la heterogeneidad del continente se veía reducida a un puñado de estereotipos. La propia Afua Richardson, una de las pocas afroamericanas que trabaja para una gran empresa del sector, Marvel, reivindicaba recientemente en el diario inglés The Guardian que “lo único que se puede aprender de África a través de los cómics internacionales es que sus habitantes están hambrientos y viven o en tierras estériles o en selvas plagadas de mosquitos. Los guionistas no quieren investigar”, matizaba.

 

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Viñeta del comic ‘E.X.O. La leyenda de Wale Williams’, creado por Roye Okupe.

 

Por supuesto que la moderna industria del cómic está mutando lentamente. Personajes como Thor o Lobezno ahora son interpretados por mujeres. O los míticos Spiderman o Capitán América, que son negros. Sin embargo, las ciudades africanas y sus contextos no son utilizados como escenario para la acción de estos personajes. Bajo esta penumbra del carboncillo y los colores pastel, con un paisaje principalmente poblado por superhombres blancos e inexactitudes históricas sobre el continente, no es de extrañar que tanto creadores como empresas africanas se estén colocando como referentes creativos de la industria.

“No creo que África y los africanos estén bien representados en la corriente principal de los cómics occidentales. Es por eso que estamos aquí…, para darnos un lugar en este género y mostrar al mundo lo que los africanos son capaces de hacer”, puntualizaba el creador de Comic Republic. Una nueva era. Una, en la que comience a predominar un titular sobre los que estamos acostumbrados a leer: “Todo lo que crees saber sobre África está a punto de cambiar para siempre”.

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