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Texto Kathy Morillo, fotografías Lídia Larrosa desde Dschang (Camerún)
Enclavada en el corazón montañoso del oeste de Camerún se encuentra la ciudad de Dschang, en una región conocida por su agradable clima, sus vistosos paisajes naturales y su universidad, motor y principal atracción de la zona.
En la actualidad, Dschang se ha convertido en el hogar de miles de familias que huyen de la inestabilidad sociopolítica que afecta a la región anglófona del país. El conflicto de la Ambazonia estalló a finales de 2016, después de que el presidente Paul Biya –que gobierna sin oposición desde hace casi 42 años–, reprimiera violentamente manifestaciones pacíficas de angloparlantes en el noroeste y suroeste del país, dos regiones que se sentían excluidas y marginadas por el poder central en esta antigua colonia francesa y británica. Desde entonces, el jefe de Estado, que cumplió 91 años en febrero, ha enviado gran número de tropas y se ha mostrado inmutable, negándose a cualquier solución federalista. El conflicto ha causado la muerte a más de 6.000 personas y ha provocado el desplazamiento de más de un millón, según International Crisis Group.
La orden de las Siervas de María Ministras de los Enfermos, que llegó a Camerún en 1971, es una congregación católica fundada en Madrid, en 1851, por santa María Soledad Torres Acosta. Pusieron en marcha dos hospitales en las ciudades de Widikum y Bameda –en la región anglófona–, y otro en el pequeño pueblo de Batseng’la, ubicado a cinco kilómetros de Dschang: el hospital Notre Dame de la Santé.
El paisaje exuberante de Batseng’la acoge a numerosas familias humildes que viven de la agricultura. En este entorno, Notre Dame de la Santé se ha convertido en un hospital de referencia en el país, aunque las carreteras de acceso se encuentran aún en precarias condiciones. Ante la indiferencia de las autoridades, las personas se desplazan en su mayoría en mototaxi para poder llegar al centro, lo que supone un alto riesgo para su salud y seguridad.
El carisma de las Siervas de María está centrado en el cuidado físico y espiritual de las personas. Las religiosas de Batseng’la llevan a cabo este empeño con total entrega, tanto en el hospital como en las visitas domiciliarias que realizan dos veces por semana a los enfermos que, por su edad o condición, no pueden desplazarse hasta el centro de salud.
El hospital, inaugurado en junio de 2014, cuenta con una capacidad de 90 camas. Junto a 12 religiosas, trabajan ocho médicos y otras 75 personas. Además, estudiantes de Enfermería de diferentes escuelas realizan prácticas allí. Las puertas de este centro, que dirigen las religiosas, están abiertas a todas las personas que lo necesiten, sin importar su credo o procedencia. Los pacientes y sus familiares rezan o realizan sus rituales religiosos en el recinto del hospital sean cuales sean sus creencias y sin entrar en conflicto con sus vecinos. En sus inicios, el hospital solo ofrecía servicios de medicina general y maternidad, pero, con el tiempo, la población comenzó a demandar otras especialidades debido al alto coste que tenían en los centros privados de la zona. De este modo, en 2016, junto con la ONG Cirujanos Ortopédicos de España para el Mundo (COEM), se amplió la oferta sanitaria con traumatología.
Los doctores Epeldegui y García-Lomas emprendieron un periplo por algunos países de África buscando lugares donde empezar el proyecto, pero trabas administrativas y de otra índole impidieron llevarlo a cabo. Por fin, establecieron contacto con las Siervas de María, que acababan de inaugurar un centro de salud en los alrededores de Dschang. Se acercaron a visitarlo y comprobaron que se trataba de un edificio sólido que destacaba del resto de edificaciones de la zona y que reunía las condiciones necesarias para poner en marcha la iniciativa. A partir de ese momento comenzaron a viajar y a llevar toda clase de material médico y auxiliar en contenedores, pero también en las maletas de los voluntarios.
«La especialidad de cirugía ortopédica y traumatología exige, para una correcta atención de los pacientes, un seguimiento continuado. En nuestra especialidad no es posible hacer una campaña de cirugía y desaparecer. Los pacientes precisan un seguimiento en ocasiones de muy larga duración. Por este motivo, el proyecto de COEM se circunscribe a un hospital. Hemos hecho y seguimos haciendo un trabajo de docencia del personal local y, sobre todo, un programa de expediciones de traumatólogos españoles que viajan todos los meses para garantizar la continuidad asistencial», explica el doctor Juan R. Truan, secretario de COEM.
Con el paso del tiempo, otros especialistas españoles se sumaron al proyecto, y el centro ofrece servicios especializados en cirugía plástica y reparadora, fisioterapia, oftalmología, ginecología –cáncer de mama– y urología, y cuenta además con una clínica dedicada a diabetes e hipertensión. Aprovechando las instalaciones, en coordinación con la dirección del hospital y los trabajadores cameruneses, los médicos españoles realizan campañas de distintas especialidades una semana cada mes. Esto hace que los enfermos tengan un seguimiento adecuado. Además del personal local, el hospital cuenta con la colaboración de voluntarios médicos o fisioterapeutas que realizan estancias de tres o seis meses. En el recinto hospitalario, dos casas están al servicio de los sanitarios españoles, que comparten espacio con los médicos cameruneses que están de guardia.
Gracias a estas colaboraciones, Notre Dame de la Santé se ha convertido no solo en un centro médico con tecnología avanzada, sino también en un hospital-escuela, donde otros médicos locales se capacitan para proveer de estas especialidades a los habitantes de la ciudad de Dschang y zonas aledañas.
La dirección del hospital se encuentra a cargo de la hermana Pilar Cobreros (ver MN 674, pp. 46-47), quien siempre tuvo inquietud misionera y desde pequeña decía que quería ser enfermera. La pasión, entrega y servicio hacia los más desfavorecidos han guiado la vida de esta religiosa que llegó a Camerún a principios de los años 90, a la comunidad anglófona de Widikum, donde permaneció 20 años. Enfermera –graduada en la Universidad de Salamanca–, es la responsable del hospital desde sus inicios. «Las campañas que llevamos a cabo en Notre Dame de la Santé han supuesto un cambio radical para nuestro hospital, pues hemos podido promover una salud más completa, yendo más allá de una atención generalista. Las nuevas especialidades aportan un gran valor a nuestros servicios y, sobre todo, una calidad en los cuidados. Las campañas, para nosotras, son un referente para ayudar a los que menos recursos tienen: si podemos atender a la gente más sencilla es por eso, porque recibimos ayuda voluntaria, tanto de recursos humanos como de equipamiento y material. De esta forma podemos llegar a mucha más gente. Nuestro hospital, gracias a las campañas, está desarrollando una serie de servicios que por nosotras solas no hubiéramos podido llevar cabo», cuenta la religiosa.
«En general, en nuestro hospital, los pacientes deben pagar una pequeña cantidad, la sanidad no es gratuita al cien por cien. Esto concuerda con los valores de la cooperación y, por supuesto, hace accesible una atención de calidad para todas las personas. Si bien es cierto que, en múltiples ocasiones, cuando la situación o la persona lo requieren, el tratamiento sí es gratuito», añade.
En la parte norte del hospital se encuentra la comunidad, donde las religiosas cuentan con una capilla donde rezan y participan en la eucaristía todos los días.
La hermana Teodora Quezada es la actual superiora en Batseng’la. Llegó a Camerún hace seis años, tras haber prestado servicio en la República Dominicana –su país de origen–, Haití y Puerto Rico, donde estudió Enfermería en la Universidad del Sagrado Corazón. Trabajadora incansable, la religiosa es fiel seguidora de las enseñanzas de la fundadora y cuenta con una gran vocación de servicio y larga trayectoria de vida consagrada.
Para la hermana Quezada, «las diversas campañas durante el año son una manera de ayudar a mucha gente para que tengan acceso a las diferentes especialidades, gracias a las personas voluntarias que vienen frecuentemente a ofrecer sus servicios. Las campañas incluyen cirugías muy económicas, algo especialmente importante cuando en Camerún pagar una especialidad es muy muy caro. A nosotras se nos llena el corazón cuando podemos ayudar a la gente a través de estas iniciativas, la gente sale muy agradecida y contenta porque pueden realizar sus tratamientos y recuperar su salud con un coste muy bajo. Para las religiosas, las campañas son la principal fortaleza de este hospital, una fuerza muy grande, que nos ayuda a servir a tanta gente que de verdad lo necesita», recalca con emoción.
Junto a las hermanas viven las aspirantes, las cuales llegan en su mayoría de la parte anglófona del país. Son recibidas a partir de los 18 años para iniciar su formación religiosa. Como parte de sus responsabilidades en la comunidad, ayudan en el hospital y con las tareas domésticas. Durante este período, se les brinda formación en francés y español. El deporte también tiene cabida durante su tiempo libre.
Las aspirantes son jóvenes con inquietud vocacional que, tras un proceso de discernimiento y acompañamiento en sus parroquias y con el apoyo de una religiosa de la congregación, realizan la experiencia del aspirantado para descubrir si su vocación religiosa encaja con el carisma y el trabajo de las Siervas de María Ministras de los Enfermos. Las aspirantes no tienen ningún compromiso con la congregación, sino que se encuentran en un proceso de búsqueda. En este tiempo reciben formación cristiana, espiritual y humana y se les ayuda en su discernimiento para que ellas, libremente, puedan decidir si esta es su vocación. El postulantado se encuentra en Bamenda y, después de un año y medio, toman el hábito y pasan dos años de noviciado, si ese es el camino elegido. Ninguna etapa de formación es obligatoria: ni el aspirantado ni el postulantado ni el noviciado. Es la joven quien decide si quiere seguir o no, nadie puede obligarla.
Para las hermanas es muy importante que sus colaboradores compartan su carisma y cultiven su vida espiritual, por lo que cada mañana inician el día con una oración colectiva. Tomada del evangelio de san Mateo, a través de la expresión «Estuve enfermo y me visitasteis», las religiosas inculcan a sus empleados los valores de la compasión, la entrega, la oración y el servicio.
A unos pocos metros del hospital se encuentra la escuela primaria Saint Archanges, que pertenece a la parroquia Saint Nicolas de Flue, de la que es responsable el P. Jean Baptise Sona. El hospital ha sido un puente para que dicha escuela, que alberga a 178 estudiantes de muy escasos recursos, puedan recibir apoyo de los médicos voluntarios que llegan a Batseng’la.
Es el caso de los cirujanos ortopédicos de COEM, quienes han gestionado la construcción de un pozo para mejorar las condiciones de saneamiento en los baños del colegio. Y también de la parroquia San Sebastián Mártir, en San Sebastián de Los Reyes (Madrid) que, desde hace diez años, realiza un mercadillo navideño cuyos fondos se utilizan para apoyar los gastos escolares de los estudiantes. Del mismo modo, la escuela recibe materiales didácticos de los médicos voluntarios que visitan el hospital Notre Dame de la Santé.
En palabras de una de las voluntarias españolas, la doctora Carmen Higueras, jefa de servicio de Cirugía Plástica en el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol, de Badalona, después de su quinta estancia en Camerún: «Todas las campañas son diferentes. Esta vez nos hemos encontrado con casos muy complejos que han requerido hasta el empleo de técnicas microquirúrgicas. Como siempre, trabajar con los profesionales cameruneses nos ha enriquecido y hace que nos reencontremos con nuestra profesión de cirugía reparadora en estado puro. Aún no nos hemos ido y ya estamos queriendo volver».
Allí les esperan los pacientes y las siervas de María Ministras de los Enfermos, que, coordinadas por la Hna. Cobreros, siguen prestando un apoyo inestimable a los más desfavorecidos de Batseng’la.
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