Publicado por Gonzalo Gómez en |
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A una edad temprana. Cuando iba a la escuela y leía libros, solía dibujar cosas sobre las historias que se contaban. Al entrar en la escuela secundaria, decidí estudiar artes visuales, lo que me hizo pasar un mal rato con mi padre, que esperaba que estudiara algo de negocios.
Ya sabes, los padres quieren que seas médico, abogado o empresario. El arte se ve como algo alternativo. Aparte, no es que hubiera muchos artistas por mi barrio. Hace 30 años no veías por aquí a nadie que comentara que quería ser artista. Si alguien lo decía pensabas que no era bueno en clase y que el arte le gustaba porque era fácil. Comparando con aquellos días, la gente entiende hoy más de arte.
No tengo un estilo particular. Como artista me dedico a la composición y puedo decidirme por una escena realista o abstracta. Dependo un poco del mercado, de los encargos… Ahora estoy trabajando mucho las expresiones faciales: una mujer sonriendo de diferentes formas, por ejemplo. Y quiero también expresarme a través de los colores. En cuanto a materiales, uso acrílicos y a veces óleos.
No. Para las geometrías, que son la base de mi trabajo, utilizo cubos o cajas hasta encontrar lo que busco. Hago primero el boceto y luego ya pinto. Si quiero captar una escena real, salgo a la calle directamente con mi lienzo.
Quiero contar la historia de dónde vengo, que la gente sepa sobre África, sobre Ghana… Como artista, lo más importante de mi trabajo es formar e informar a la próxima generación. Dentro de 20 años esto habrá cambiado y quiero mantener la historia de este lugar. Contar de dónde venimos como país, como artistas… Ese es mi propósito.
Los ghaneses son muy creativos en la música, el teatro… Tenemos sentido del humor. Está en nuestra naturaleza mirar la vida de manera divertida. Pero si hablamos de los espacios artísticos para las artes visuales, eso ya es otra cosa. No hay muchos sitios para mostrar nuestro trabajo. Sin galerías, muchas veces solo tenemos como objetivo vender nuestro trabajo a extranjeros.
En Europa es donde puedes encontrar ese interés con referentes como Picasso, entre otros. Esas generaciones cambiaron el arte, y la mayoría de la gente aprecia esa visión. Aunque en África no tienes eso, nos estamos dando cuenta de que entre los ghaneses cada vez hay más interés. Ahora, cuando una empresa proyecta un edificio reserva algún espacio para mostrar arte. Es una señal que indica una tendencia. El Gobierno quiere, en su reforma de la Secundaria, ampliar la presencia de las artes. Es complicado, porque quien estudia arte, cuando termina, tiene muy difícil vender sus cuadros o incluso comprar los materiales para trabajar.
Desde luego. Lo curioso es que no tienen interés… La chica un poco y suele estar por ahí cuando trabajo, pero el chico está siempre con sus libros. Es bonito ser artista, y te hace tener que encargarte de un montón de cosas.
Hay que practicar constantemente, y tienes que asegurarte de que entras a formar parte del espacio artístico. Hay que estudiar muchas cosas, no solo sobre pintar o dibujar. Tienes que saber cómo tratar a la gente, hablar de tu trabajo, mostrar que aprecias tu propio arte y conoces las tendencias. Si quieres que tengan interés en lo que haces, tienes que aprender a explicarlo y venderlo. El espacio es pequeño y es difícil entrar. Hay que encontrar la manera.
Lo principal es tener mi propia galería. Es mi sueño. Quiero enseñar a los chicos talentosos de mi barrio, influir en la gente. Quiero tener impacto.
Me gustan los murales callejeros porque permiten contar una historia a la gente. Tienen su efecto. Pero las galerías tienen otro objetivo, más basado en el negocio. Cada espacio tiene sus ventajas y desventajas.
Me convierto en otra persona. Me pregunto siempre: «¿es esto bueno?, ¿va a ser valorado?». Si no lo aprecio del todo o no estoy seguro, es mejor no sacarlo fuera. Tengo mucho trabajo archivado en una carpeta para volver a ello cuando sea el momento. Parte de ese trabajo quizá nunca me convenza… Volviendo a la pregunta, cuando trabajo, mi concentración es alta.
A veces. Me gustan el blues y el jazz, no el hiphop, que es ruidoso. Me gustan el jazz africano, Fela Kuti y algunas canciones tradicionales ghanesas.
Vender los cuadros, porque te sientes vinculados a ellos. Suelo hacerles fotos. Un primo mío que vive en Australia me compró unos trabajos y cuando me hizo una videollamada para enseñarme cómo los había expuesto, me emocioné. Pero claro, hay que vender para sostener a la familia. Los ghaneses tenemos familias extensas con hermanos, primos… Si alguno tiene un problema, hay que apoyarlo. Tienes que crear tu casa y tu estudio… Se necesita mucho dinero para todas esas cosas.
Todo en nosotros es arte: el corte de pelo, la ropa que llevas, los zapatos… El arte juega un papel muy importante en la vida. Tú pones un póster en la pared, hay anuncios, aunque sean de elecciones… La gente ama la belleza. Si ves un muro decorado con arte, sientes algo. A veces es un trabajo solitario, pero necesitamos pensar que nuestro trabajo puede ser bonito y cambiar las percepciones de la gente sobre las cosas. Sí, todo es arte. Si ves una botella de cerveza y la comparas con otra, una te gusta más. El arte siempre está presente.
No se puede decir que uno no es bueno en arte. Había una periodista que, en un momento dado, empezó a pintar flores hasta que se convirtió en la mejor pintora de flores del mundo. Las observa y las pinta. Es lo único que hace. Como artista, puedes elegir un elemento particular, estudiarlo y dedicarte a él hasta convertirte en el mejor. Si solo eres capaz de hacer una cosa, dibújala hasta que alguien te la compre. No aceptes que se te da mal. Dedícate solo a una cosa.
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