Tirotean al obispo electo de Rumbek

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Dos desconocidos asaltan el domicilio del
P. Carlassare

Por P. Filippo Ivardi Ganapini

Apenas dos meses después de su nombramiento como obispo de Rumbek (Sudán del Sur), el P. Christian Carlassare, misionero comboniano de nacionalidad italiana, ha sido atacado esta madrugada. El religioso ha enviado mensajes tranquilizadores sobre su estado de salud y pide orar y ocuparse sobre todo de su pueblo.


Esta madrugada, treinta minutos después de la medianoche, dos desconocidos armados irrumpieron en la casa del P. Christian Carlassare, misionero comboniano y obispo electo de Rumbek, y le dispararon en las piernas. Un sacerdote que vive junto al misionero herido interceptó a los hombres armados, que respondieron con varios disparos de advertencia para que se apartara. Ante la negativa a salir del P. Carlassare, accedieron a su habitación y le dispararon en ambas piernas.

Enzo Pissano, un médico de CUAMM con el que ha contactado Nigrizia, ha indicado que «los disparos le han atravesado las pantorrillas. No le han producido fracturas, aunque sí importantes hemorragias. Por eso, lo más importante desde el principio fue encontrar sangre para una transfusión. Pero la Providencia nos ayudó y un voluntario de CUAMM con grupo O negativo pudo donar. Le cerramos la herida y el P. Carlassare se recuperó bien de la anestesia. Contactamos de inmediato con el Comité Internacional de la Cruz Roja, que se ocupa de los traslados de los heridos de guerra, y enviaron un avión. Ahora está volando a Yuba, donde hay un hospital equipado para atender a los heridos de bala».

El P. Christian ha telefoneado personalmente a su familia para informarles del ataque y también al provincial de los Misioneros Combonianos en Italia: «Rezad, pero no por mí sino por la gente de Rumbek, que sufre más que yo».

Los fieles de Rumbek, diócesis de mayoría dinka –una de las etnias más numerosas del país–, habían recibido al P. Christian con un rito de bienvenida el pasado 16 de marzo. Ocho días antes, el papa Francisco le nombró obispo de la diócesis, convirtiéndose, con 43 años, en uno de los más jóvenes del mundo, y en el más joven como titular de una diócesis, en este caso la de Rumbek.

Antes del P. Carlassare, esta diócesis sursudanesa –erigida en 1975– estuvo encomendada a monseñor Cesare Mazzolari, también misionero comboniano. Monseñor Mazzolari falleció en julio de 2011, una semana después de la declaración de independencia de Sudán del Sur. Desde entonces, la diócesis permanecía vacante.

Aunque todavía no se tienen muchos detalles acerca del atentado, algunas suposiciones indican que los disparos pueden ser obra de alguna persona o algún grupo al que no le ha gustado el nombramiento de un obispo extranjero que, además, ha trabajado durante 15 años con los nueres, la otra comunidad predominante en el país. Ahora se espera una gran respuesta popular no violenta de los fieles, como signo de la autenticidad del Evangelio y de la unidad de la Iglesia, demostrando el apoyo y el cariño hacia su pastor.

Una voluntaria de CUAMM, Rebecca Tosi, ha señalado a Nigrizia que «nada hacía pensar en un ataque de este tipo. Ayer mismo después de la misa almorzamos con el obispo. El P. Christian solo llevaba dos semanas aquí, pero la gente lo busca, lo saluda… Ayer en la misa hubo mucha gente entusiasmada con su nuevo pastor».

Fuentes solventes que mantienen el anonimato indican que «esta es una clara advertencia y una intimidación al P. Christian. Detrás de esta acción está el mensaje de que no le quieren aquí y que no debe ser consagrado obispo el próximo 23 de mayo, día de Pentecostés. Otro religioso, que en su momento fue posible candidato al episcopado en la diócesis de Rumbek, también ha recibido amenazas de muerte por este mismo motivo. Lo siento mucho por el P. Christian, pero esta es la realidad con la que tendrá que lidiar».

Hace unas semanas, el P. Christian en declaraciones a Nigrizia, señalaba que su principal deseo pasaba porque «los jóvenes de Sudán del Sur puedan realizar sus sueños, que no se vean obligados a tomar las armas ni a salir del país, que puedan estudiar y encontrar un trabajo que ayude a construir el futuro y dar estabilidad al país. Sueño que las jóvenes de Sudán del Sur puedan emanciparse y no depender totalmente de sus jefes de familia y que puedan tomar sus propias decisiones en libertad».



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