Un titular

Los titulares y la verdad andan en ocasiones por aceras diferentes y en sentido contrario. El vicio de llamar la atención del lector hace que de vez en cuando, aunque cada vez con más frecuencia, nos pasemos de frenada. [«El que esté sin pecado, que tire la primera piedra»].

El 18 de septiembre fue noticia una ola de gran magnitud que alcanzó la costa sudafricana en Southbroom. Su impacto en tierra provocó la muerte de una anciana de 92 años y heridas de diversa consideración a varias personas. 

El hecho me llegó a través de una persona que sabe que me ando por los fogones de la actualidad africana. Al buscar en Internet alguna pista de lo ocurrido, me encontré con un titular: «Tragedia en Sudáfrica: Una ola gigante arrasa un restaurante dejando al menos 7 heridos». Después de leer el cuerpo del texto, me quedé rumiando la palabra con la que arrancaba el encabezamiento. Y comencé a hacerme preguntas. ¿Podemos calificar los periodistas como tragedia la muerte de una persona? ¿Debemos hacerlo en un país donde semanas antes cerca de 80 personas en situación de calle y migrantes en situación irregular murieron en el incendio de un edificio en Johannesburgo? ¿Tenemos que hacerlo cuando dos países al norte del continente cuentan sus víctimas por miles después de un terremoto y una tormenta llamada Daniel? Tras algunas vueltas no llegué a ninguna conclusión. Bueno, en realidad sí, a una, aunque no concluyente. La muerte de una persona es una tragedia para su familia, sus amigos y su entorno. La muerte de una sola persona a causa de un golpe de mar, en periodismo, no debería ser una tragedia. Debería ser solo noticia. Pero los periodistas [y algunos cazadores] tendemos a exagerar. Y en el caso de África, un poco más.

En la imagen superior, una parte de Derna (Libia) fue arrasada a causa de las lluvias provocadas por la tormenta Daniel y la rotura de dos represas. Fotografía: Mahmud Turkia / Getty