Una Millonaria y un Ecuatoriano

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Por Hno. Godfroy-Abel Dimanche, desde Bogotá (Colombia)



Soy centroafricano y desde 2020 soy formador en el Centro Internacional de Hermanos que los Misioneros Combonianos tenemos en Bogotá (Colombia). Antes estuve en Guayaquil coordinando el Centro Cultural Afro de esta ciudad ecuatoriana. La transición de Guayaquil a Bogotá fue todo un desafío para mí. Venía de una zona costera donde la gente es muy cálida y bulliciosa, un lugar donde hice amigos muy fácilmente. Se referían a mí como ñaño, una forma cariñosa de decir hermano. Sin embargo, en Bogotá la gente es un poco más fría y desconfiada, aunque también tienen sus valores.

En cada lugar me he adaptado a las diferentes realidades y culturas. En Guayaquil trabajaba en la pastoral directa y aquí la prioridad es la formación. Afortunadamente, cuando llegué todavía estaba el P. Ramón Eguíluz, un comboniano español que había trabajado como misionero en mi país y que me ayudó mucho a introducirme en mi nuevo servicio de acompañar a los hermanos misioneros. En nuestra comunidad formativa todos somos extranjeros. Todos, excepto un guatemalteco, somos africanos de distintas nacionalidades, pero unidos por un mismo continente.

Comienzo la jornada con la oración personal, en la que doy gracias a Dios por el regalo de un nuevo amanecer. Después de leer y meditar la Palabra de Dios y participar en la oración comunitaria desayunamos todos juntos. Los viernes es un día particular. Celebramos la eucaristía con los vecinos del barrio y después preparamos una chocolatada en nuestro comedor, momento que aprovechamos para compartir las realidades que afectan a nuestro barrio.

Entre mis tareas se encuentra organizar la cocina para evitar desperdiciar la comida. La señora Consuelo, que vive en el barrio, es nuestra cocinera. La llamo Millonaria, porque es hincha de Millonarios, el mejor equipo de fútbol de Bogotá, y ella me llama Ecuador, en referencia a mi antiguo lugar de misión. Procuro estar en el almuerzo comunitario con los hermanos que regresan de la universidad porque disfruto compartiendo con ellos las ­comidas.

El último domingo de cada mes acompaño una escuela de formación para agentes de pastoral afro, con afrodescendientes de Engativá, Suba, Altos de Cazucá, Bosa y Usme. Además, soy el coordinador de la Comisión para la Vida Religiosa Afroamericana, Caribeña y Africana de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, que tiene como objetivo animar y articular la vida religiosa afro en América y el Caribe. A nivel comboniano, lidero el equipo continental de pastoral afro y, junto a otros cohermanos, estamos comprometidos en el acompañamiento de las poblaciones afrodescendientes. Son dos áreas que me llenan de satisfacción como africano y misionero. Los hermanos combonianos me eligieron también como referente para América y Asia. Tenemos encuentros virtuales para compartir experiencias de trabajo y reflexionar sobre nuestra vocación de hermanos misioneros ­combonianos.

Estoy feliz de acompañar a mis hermanos en formación y de compartir mi experiencia de fe como africano con todas las personas que Dios pone en el camino de mi misión.



En la imagen, el Hno. Godfroy-Abel, a la izquierda, durante un encuentro de pastoral afro que tuvo lugar en Cartagena de Indias (Colombia) en septiembre de 2024. Fotografía: archivo personal del autor.

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