Por Javier Fariñas Martín. El objetivo, como en cualquier parte del mundo, pasa por frenar el avance de una pandemia cuya segunda ola en África está siendo mucho más virulenta que la primera. Aunque los casos apenas suponen un porcentaje muy pequeño de los fallecidos y contagiados globales, en estas últimas semanas se ha superado una barrera psicológica, la de los 100.000 muertos.