«En Guinea está todo por hacer»

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El escritor Juan Tomás Ávila Laurel reflexiona sobre su país 


El protagonista del documental El escritor del país sin librerías es el intelectual ecuatoguineano más traducido. Tras 10 años en Barcelona se plantea regresar para quedarse. Confía en que la educación termine con la dictadura más longeva del continente. Su última novela, Los elefantes en la luna, acarrea una amarga polémica. 

¿Qué le ha aportado esta década de autoexilio en Barcelona?

La situación que me llevó a hacer la huelga de hambre no ha cambiado sino que ha empeorado. Con perspectiva, lo volvería a hacer, pero hablaría con más gente para que la acción tuviera algún tipo de respuesta, seguimiento y resultado. En Guinea Ecuatorial es difícil tener contacto con editores y estar aquí me ha permitido publicar más libros. Ser escritor en Guinea Ecuatorial es como ser alpinista en el Sahara. El balance es positivo. En Guinea Ecuatorial está todo por hacer, y hay que volver para hacerlo. Para algunas personas, esto no tiene un sentido imperativo y, sencillamente, lo llaman nostalgia del país.

¿No tiene problemas con el régimen para regresar?

No me han impedido nunca entrar en el país. He asumido el hecho de que uno no debería vivir en su país de forma continua con la sensación de que está en peligro, eso es un sinvivir. No puedo estar día y noche pensando en que me va a pasar algo, como si hubiera cometido un delito o fuera un fugitivo. Ellos son los que deberían sentir eso.

¿Por qué cree que no les importa que siga siendo tan crítico? 

Algunas razones son desconocidas, pero una de ellas es que cuando el régimen se enriqueció, también se pertrechó y sabe qué es lo que le puede poner realmente en peligro. Es consciente de que una voz crítica no puede llevarles a perder el poder. Lo calculan. Además, yo no me expongo. En el pasado no fui promocionado ni ahijado por nadie del régimen. Nunca fui funcionario del Estado, y eso hace que entiendan que mi posición no ha variado. Todavía no han creído que yo merezca una acción contundente. Pero no hay que darle tregua al régimen, porque las voces críticas del país están siendo arrinconadas para que el traspaso del poder transcurra con tranquilidad para ellos.

Habrá continuismo, ¿no?

Sí, pero desconocemos los imprevistos. No conocemos la intención de cada uno de los actores políticos del país.

¿Hay algún indicio, una oposición o alguna figura que pueda provocar el cambio?

Debería ser alguien capaz de crear algún tipo de división en el seno de la clase poderosa del país. No puede ser de la oposición porque ya no existe.

¿Y alguien capaz de provocar esa división interna?

Podría haber alguien de fuera, pero en cualquier enfrentamiento el régimen tiene las de ganar. En Guinea Ecuatorial no se puede vivir en la indiferencia, todos los que están allí saben cuál es la dirección de su pensamiento y su apoyo, lo que no hacen es proclamarlo. El poder corrompe antes de que tengas los elementos para decir que tienen poder. La oposición también se corrompió. Esas personas que debieran ser los elegidos o los que deberían estar en el punto de mira de los indecisos aparentemente se han maleado o no se han manifestado.

¿Cómo romper ese círculo vicioso?

La gente debería ver resultados, y que esas personas que creíamos que podrían liderar algo se expusieran y se demostrara su visión, eso redefiniría las estrategias. Si alguien remotamente creyera que las elecciones van a servir para algo, pocos meses después se vería el poder real que tienen. Han sido un fiasco otra vez. Ahora es un sálvese quien pueda para alcanzar el poder. Y eso no es bueno para Guinea Ecuatorial.

¿Qué responsabilidad tienen los escritores respecto a lo que está pasando en el país?

La cuestión es que si los escritores se juntaran… Es malo hacer política. Los escritores están captados por las musas en algunos casos y difícilmente podrían alejarse de su hacer creativo para entrar en política. En Guinea Ecuatorial no hay campo para que ocurra, no quieren malgastar su capital.


Un puesto cerrado de la Biblioteca Nacional de Guinea Ecuatorial en la ciudad de Bata. Fotografía: David Degner / Getty. En la imagen superior, el escritor Juan Tomás Ávila el día de la entrevista. Fotografía: Carla Fibla García-Sala


El Diálogo Nacional (2014) ¿fue una oportunidad perdida o un paripé?

Un paripé que algunos compraron para su beneficio monetario. Cuando llegué aquí descubrí que gente del entorno del PSOE estuvo metida en la idea del diálogo, porque dieron apoyo a un partido de la oposición de Guinea Ecuatorial, pero el formato no permitía ver al régimen en posición de debilidad. El diálogo no tiene sentido sin aprovechar alguna coyuntura en la que la otra parte tiene algún punto de debilidad. Y eso no estaba pasando. 

¿Interesa a los españoles lo que pasa en Guinea Ecuatorial? 

Al español medio, no. Pero al politizado, que sabe de poder, de los recursos, sí. Aparentemente, no hay ­relación fluida entre Guinea ­Ecuatorial y España, porque no quieren mostrar vínculos con una dictadura, pero existen.

Y al ciudadano español, ¿por qué no le interesa un lugar donde se estuvo durante 70 años?

Guinea Ecuatorial es un país de negros y los españoles tienen miedo de los negros. Creen que lo que te puede dar un negro no será beneficioso. 

¿Puede la literatura cambiar esto?

Los niños tienen que saber en la escuela lo que significa «tener papeles». Una persona que anda no está muerta y tiene derecho a trabajar. Son decisiones de un Gobierno y no tiene nada que ver con la manera de llegar, sino con si queremos o no que estén aquí. Hay niños que piensan que lo que se está evitando es que entren a delinquir. Los escritores lo pueden hacer, pero es trabajo de los que tienen poder. Debemos ser unos escritores más, sin que nos clasifiquen. En la librería, los libros se separan por géneros no por lugar de procedencia del autor. 

¿Ha evolucionado su país en el acceso a la cultura?

En general, no. Los ecuatoguineanos no crecen en un lugar con acceso físico a libros desde una edad temprana. Las cosas no se han hecho como en otros lugares, y no es porque seamos negros. Si la gente no crece con libros, difícilmente puede amarlos y acudir a ellos.

¿Piensa en quedarse para emprender algún proyecto?

No creo que pueda, a no ser que publique a otros autores, porque, aunque tengo muchos trabajos inéditos,  las autoediciones no están bien valoradas. Eso es algo que hice siendo más joven, por lo que no debería volver a ello. El apoyo de alguna entidad podría ser la forma de publicar a otros.

¿Cómo debería ser el futuro cultural y social de su país de nacimiento?

Debería haber más interés por la educación, para que al acabar el circulo formativo se pueda emprender cualquier aventura, pero ahora ni siquiera tienen el español. El futuro no es halagüeño.  

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