Entre la revisión y la deriva

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RCA trabaja en la reforma constitucional

Por Axel Presnel Averroés Korondo

Sócrates decía que «el alma de la ciudad no es otra cosa que la constitución, que tiene el mismo poder que la mente sobre el cuerpo». República Centroafricana (RCA) es uno de los países del mundo que más ha sufrido en los últimos diez años. De asonada en asonada y permeado por la mala gestión, este joven estado, independiente desde el 13 de agosto de 1960, no ha podido recuperar su estabilidad política. Durante mucho tiempo, RCA fue considerada una herencia francesa pseudodemocrática gobernada desde París. Bajo su mando e influencia colonial, Francia financió, manipuló y avivó diversas crisis político-militares. Tras la caída del régimen de François Bozizé (2012), provocada por un intento de reforma de la Constitución, la barbarie se instaló en la República. Aunque se han puesto en marcha todos los elementos necesarios para lograr la cohesión social y se han celebrado varios diálogos nacionales, no se ha llegado a ninguna solución que permita la paz. Se creó el Consejo Nacional de Transición, órgano que debía garantizar unas elecciones transparentes. En los comicios de 2016, los centroafricanos optaron por el patriotismo y confiaron por unanimidad a Faustin-Archange Touadéra el destino del país. Según la Constitución, el presidente solo cuenta con dos mandatos. Bien avanzado el segundo de ellos [fue reelegido en 2020], el régimen touaderista prepara una revisión de la Carta Magna de 2016 que podría convertirle en presidente vitalicio. 



Reforma, ¿para qué?

Ali Moustafata, en un artículo titulado «Constitución en África. ¿A quién benefician las revisiones?», publicado en Les amis du Monde -Diplomatique, dice que «si en 1990 el viento de la democracia sopló en el continente africano, hoy es más bien el viento del cambio constitucional el que está asolando África». El autor analiza las consecuencias que una reforma de este tipo podría tener en la sociedad centroafricana. ¿Mejorará las condiciones de vida de la población? O, mejor aún, ¿posibilitará su recuperación tras la crisis político-militar que ha vivido el país? ¿Contribuirá al desarrollo económico y social? Estas, entre otras, son las preguntas que nos hacemos. 

Entre las consecuencias que podría traer la reforma constitucional se encuentra, en primer lugar, una desconsolidación de la propia democracia. Marcada por el rechazo social a la clase política, la revisión contribuirá a la modificación del equilibrio político a favor de un partido o de un grupo de partidos políticos y al cambio del marco jurídico-institucional.

Además, la enmienda constitucional es un instrumento de poder que puede dar lugar a abusos y socavar los principios democráticos. Su objetivo es contribuir a la modificación del equilibrio de fuerzas políticas en lo que respecta al mandato presidencial, un cambio que no puede realizarse sin la ayuda de ciertos actores. Es evidente que este proyecto, en lo que se refiere a la cláusula de limitación del número de mandatos presidenciales, es un factor de desequilibrio político. De hecho, el plan del Gobierno prevé permitir que Touadéra se presente a las presidenciales de forma indefinida. Esta posibilidad de mantenerse en el poder se explica por la monopolización de la escena política por parte del partido en el poder, lo que contribuye a dificultar, o a imposibilitar, el cambio político. 



¿Y las preocupaciones del pueblo?

En el mundo actual, las infraestructuras viarias son una palanca para el crecimiento económico. Poner en marcha un proyecto de construcción de carreteras que favorezcan el intercambio entre la capital, Bangui, y Bangassou, Zémio, Obo, Bambari, Alindao, Bria, Birao, Berbérati, Nola o Paoua, así como con las subprefecturas, debe ser una de las principales preocupaciones del poder. El estado de las carreteras –muy peligrosas especialmente durante la época de lluvias– y la seguridad vial son muy deficientes en todo el país. Los caminos de tierra a veces están cerrados durante mucho tiempo y la gente que vive fuera de la capital está a merced de la naturaleza. De Bangui a Bangassou se tarda entre dos semanas y un mes de conducción para recorrer solo 728 kilómetros. 

Luego está la situación sanitaria, que en RCA es catastrófica. En el país son endémicas casi todas las enfermedades tropicales y el agua del grifo no es potable, sobre todo durante la estación húmeda, cuando hay más posibilidades de que aparezcan brotes de fiebre hemorrágica. La situación es muy preocupante en muchas provincias, donde la compañía nacional distribuidora de agua solo existe nominalmente. La capital, Bangui, apenas cuenta con tres hospitales que siguen sin medicamentos, personal o suministro de agua.  

El tercer pilar sobre el que se sustenta cualquier sociedad es la educación. El mejor futuro de una nación depende de la formación de sus ciudadanos. En RCA, la mayoría de las localidades carecen de infraestructuras educativas para la infancia. Hoy en día, cuando uno contempla ciertos lugares, la visión es amarga. A la crueldad de la ausencia de infraestructuras se le suma el problema de la cualificación de los profesores. La mayoría de las escuelas del interior solo son posibles gracias al apoyo de los padres de familia. 

Por ello, solo si el régimen touaderista asegura la mejora de las infraestructuras, de la educación y de la sanidad, el país experimentará un cambio y evitará así el gran peligro que podría suponer el fracaso total de la República.



Perspectivas de futuro

El proyecto emprendido por las autoridades de Bangui no favorece el desarrollo político, económico, sanitario y tecnológico del país. Por lo tanto, podemos afirmar que este cambio constitucional favorece más bien la regresión democrática y mantiene a la República en un caos total, amplía las prerrogativas del presidente y no ofrece ninguna garantía de libertad, independencia y transparencia de las instituciones políticas, ya que impide cualquier posibilidad de alternancia política. Más allá de la conservación del poder por parte del presidente y del carácter puramente formal del pluralismo al que se refieren los textos que podrían enmendar la Carta Magna, el riesgo es la desaparición del pensamiento crítico dentro de las instituciones y la extensión del conformismo como un pensamiento único y privado de toda capacidad de evolución. De este modo, no debería sorprendernos ver al país nadando en una nueva crisis político-militar si el régimen de Touadéra consigue modificar la Constitución. La mejor solución, mejor dicho, el principal problema del pueblo centroafricano, no es la revisión constitucional, sino la paz duradera, el crecimiento económico y la mejora de las condiciones de vida de su población.   



En la imagen, una manifestante del Bloque Republicano durante una manifestación en Bangui, el pasado 27 de agosto, contra la reforma constitucional impulsada por Touadéra. Fotografía: BARBARA DEBOUT/GETTY

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