Gabón entre la esperanza y la incertidumbre

en |



Casi cuatro meses han transcurrido en Gabón desde que el expresidente Ali Bongo Ondimba fuera derrotado y los militares asumieran el poder. Todo sucedió el 30 de agosto, tras anunciarse los resultados de las elecciones presidenciales, muy cuestionados, y en medio de una fuerte tensión política. Al amanecer de aquel día, los militares lanzaron un golpe de Estado. Soldados liderados por oficiales de alto rango tomaron control de los edificios y posiciones claves en el país. No hubo derramamiento de sangre. Desde un primer momento, el pueblo gabonés dio la bienvenida a los que consideraban sus libertadores. Clamaban que el país había estado demasiados años en manos de una dictadura familiar.

El Comité para la Transición y Restauración de las Instituciones (CETRI) se presentó como el nuevo órgano de gobierno nacional. En sus primeras declaraciones, su portavoz acusó a los derrocados de «gobernanza irresponsable e impredecible» que había llevado a «una degradación continua de la cohesión social, la cual habría empujado al país hacia el caos». La nueva Junta militar nombró a Brice Oligui Nguema presidente interino del país. General de brigada emparentado con el mandatario depuesto y jefe de la guardia republicana. Por eso muchos han hablado de una «revolución de palacio».

Desde un primer momento, las nuevas autoridades han llevado a cabo detenciones de altos representantes del antiguo Gobierno. La ex primera dama, Sylvia Bongo, ya ha comparecido ante el juez bajo la acusación de blanqueo de dinero y robo de bienes públicos. El hijo de la pareja, que se postulaba como heredero de su padre, Noureddin Bongo Valentin, se encuentra en prisión preventiva. Muchos de los asesores de uno y otra también les acompañan en su encierro.

Famosas fueron las imágenes mostradas repetidamente en la televisión de las maletas, bolsas y armarios llenos de dólares, euros y francos CFA requisados en casa de esas personas u otros altos funcionarios que tenían acceso a bienes y contratos públicos.

Una de las primeras mediadas del nuevo Gobierno ha sido reunirse con los contratistas que habían recibido dinero del Estado para exigirles la terminación de las obras encomendadas. El país está transido de carreteras nunca acabadas, de puentes que se caen, de infraestructuras comenzadas y paradas… Una práctica común en el pasado que parecía reportar inmensos beneficios a los amigos del poder.

La Carta de la transición, el documento en el que el CETRI marca su hoja de ruta, habla de rendición de cuentas y la involucración de la población en las decisiones que se tomen a través de consultas populares. Todo un cambio en un país gobernado casi desde la Independencia por la familia Bongo que se creía dueña de todo lo que hay en él.

Al igual que ha sucedido en otras partes de África (Guinea, Malí, Burkina Faso o Níger), la mayoría de la población apoyó abiertamente el golpe de Estado desde el principio. Un ambiente cargado de esperanza se instaló en el país. Se entendía que a partir de ese momento las cosas serían diferentes y la vida más fácil para los ciudadanos.

El 32% de los gaboneses viven bajo el umbral de la pobreza, según el Banco Mundial. En las zonas rurales esta sube hasta el 45%. A pesar de ser un país poco poblado y de gran superficie, importa el 60% de sus alimentos. Esto es responsable de los altos precios que hay que pagar por ellos, lo que provoca que muchas familias vivan al día. Todo ello en un país que posee grandes yacimientos de petróleo y magnesio, entre otras muchas riquezas.

Pasados casi cuatro meses, poco han cambiado las cosas en Gabón. Los problemas siguen siendo los mismos. La vida de sus ciudadanos no ha variado. Siguen afrontando los mismos problemas. Es verdad que las obras de algunas carreteras que llevaban paradas desde hace mucho se han reanudado. Los más optimistas piensan que hay que dar tiempo al nuevo Gobierno para que enderece tantos años de abandono y latrocinio. Alphonse, funcionario del Ministerio de Pesca, opina que «harán falta al menos dos años para empezar a apreciar los cambios. Venimos de una situación muy complicada. Hay mucho que hacer y la tarea no es fácil para las nuevas autoridades. Se necesita tiempo. Por eso, debemos tener paciencia y apoyarles en todo lo que podamos».

Astrid, estudiante en la Universidad Omar Bongo de Libreville, es de la misma opinión: «Nos toca a nosotros, los jóvenes, apoyar las iniciativas de este nuevo Gobierno. Ahora, en nuestro país se abre una nueva era de la que seremos parte importante. No podemos dejar pasar esta oportunidad».

Sin embargo, hay otras personas que no tienen la paciencia que se les requiere. Ante los frecuentes cortes de luz y agua que sufren algunas ciudades como Mouila, Lambaréné, Tchibanga o incluso la propia capital, donde las cosas parecen ir más rápidas, se impacientan. Les gustaría ver que los cambios se producen con más rapidez.

Algunos ciudadanos airean su frustración demandando dónde ha ido a para todo el dinero incautado o en qué se está utilizando. Han pasado cuatro meses y no ven ninguna mejora. Júnior, líder de los jóvenes de Tchibanga, acepta que haya que tener paciencia, que el nuevo Gobierno está recién llegado, pero también afirma que «vamos a estar vigilantes. No podemos permitir que las cosas sigan como antes. Hemos dado la bienvenida a nuestros libertadores, pero eso no les da carta blanca. Tenemos que ver pronto que las cosas son distintas. De lo contrario, nos tendrán enfrente».

Así es el ambiente que se respira en Gabón. Los ciudadanos mantienen alta la esperanza de que por fin sus vidas vayan a mejorar. De que las riquezas del país se empleen en su propio beneficio y no en el de unos pocos. Sin embargo, no bajan la guardia. No terminan de fiarse de que el cambio de dirigentes conlleve una nueva forma de hacer política. Por ahora se han armado de paciencia, pero esta siempre tiene un límite.



En la imagen superior, una niña sostiene un paraguas frente a la iglesia de Saint-Michel de Nkembo, en Libreville, el 10 de septiembre de 2023. Fotografía: Getty





Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto