Hacia la consolidación del Sahara marroquí

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EE.UU. confirma su apoyo a la soberanía marroquí sobre el último país pendiente de descolonización de África

«He llegado a Marruecos para encontrarme con uno de los principales amigos de EE.UU. y discutir caminos para consolidar nuestra relación bilateral política, económica y de seguridad» explicaba Tony Blinken, secretario de Estado estadounidense en un tuit junto a una fotografía a pie de avión, agarrándose ambas manos con su homólogo marroquí Nasser Bourita.

En la política y la diplomacia las formas son casi todo y, aunque en los cuatro años de mandato del expresidente Donald Trump la discreción y las buenas maneras brillaron por su ausencia, es curioso que haya sido precisamente él quien pusiera la primera piedra real en décadas de negociaciones, planes, propuestas y sucesivos enviados especiales de la ONU para resolver la cuestión del Sahara. Poco a poco, la imagen algo desaforada, fiel a la extravagancia marca Trump, del ex embajador en Rabat poniendo su firma sobre Sahara Occidental en un mapa para mostrar su apoyo a la soberanía del reino alauí del territorio, se consolida.

Los expertos en las relaciones hispano-marroquíes coinciden en los análisis de las últimas dos semanas, desde que el Gobierno español cambió su postura neutral por el apoyo a la que considera la solución «más seria, realista y creíble», refiriéndose al Plan de Autonomía marroquí de 2007: Marruecos ha jugado bien sus cartas. La presión ejercida sobre España para que, al seguir siendo la potencia administradora del Sahara Occidental, se pasase al bando marroquí, se convirtió en un estratégico señuelo que ayer siguió Blinken, respaldando esta vez la Administración de Joe Biden al Sahara marroquí. Y se espera que la Unión Europea, donde países como Alemania y Francia también señalan la autonomía como la salida adecuada del histórico contencioso, siga sus pasos.

El resultado es el mismo, tanto España como EE.UU. apoyan el Sahara marroquí, pero la capacidad diplomática para gestionar un tema tan delicado está a años luz. Además de haber anunciado de forma conjunta, tras reunirse en Rabat, que EE.UU. cree en el plan de autonomía marroquí para el Sahara, esa postura debe leerse en el marco de compromisos concretos como los Acuerdos de Abraham con los que Marruecos, junto a Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, normalizan sus relaciones con Israel, como se ha podido constatar en una cumbre histórica el domingo pasado en Israel. Cuando la negociación se ejecuta desde el diálogo y evitando la imposición del que considera que tiene más bazas que jugar, como hace Marruecos al usar su poder en la lucha contra la migración irregular, es posible incluso negarse, por el momento, a una petición como la apertura de un consulado de EE.UU. en El Aiún.

La gira por el norte de África y Oriente Próximo del responsable de la diplomacia de EE.UU. le llevó primero a Marruecos, y hoy será recibido por su homólogo argelino. En la agenda figura la consolidación de las relaciones ante la guerra de Ucrania y sus efectos en el sector energético, la cooperación en seguridad para lucha contra el grupo Estado Islámico y Al Qaeda en el Sahel, y por supuesto el Sahara, después de los avances marroquíes en el reconocimiento de su soberanía.  Blinken explicará al régimen argelino las razones por las que Biden sigue lo que Trump empezó y se asegurará de no perder a un socio estratégico en el Magreb, como es Argelia. Un movimiento muy alejado de lo que hizo el Gobierno español, que después de no informar a Argelia sobre su cambio de postura y resignarse a ver como partía el embajador argelino de Madrid, ha intentado enmendar sus posibles errores diplomáticos expulsando a un militar exiliado en España. Algo que Argelia ha aceptado con indiferencia mientras anunciaba el cese sine die de las repatriaciones de inmigrantes irregulares llegados a España desde sus costas y el veto de los vuelos de Iberia entre Argel y Madrid, apunta el analista Ignacio Cembrero citando fuentes oficiales argelinas en El Confidencial. 

La visita anunciada para el 3 de abril del ministro de Asuntos Exteriores español a Marruecos podría ser clave por la urgencia de establecer una relación de respeto en las presentes y futuras relaciones bilaterales que, además, debería figurar por escrito.



En la imagen superior, el Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y el Ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, hablan durante una conferencia de prensa en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Rabat, Marruecos, el 29 de marzo de 2022. Fotografía: Jacquelyn Martin / Getty

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