Mejores infraestructuras para un crecimiento mayor

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En 2050, África tendrá 2.500 millones de habitantes. Casi el doble que en la actualidad. Ante esta realidad, son muchos los retos a los que se enfrenta. Uno de ellos es el de las infraestructuras. Estas son fundamentales para el crecimiento económico de los países, conectar personas e ideas y transferir tecnología y conocimientos. Si además son respetuosas con el medioambiente y promueven la igualdad y la cohesión social, pueden ser un aliado importante de los esfuerzos por reducir la pobreza en el continente

En la actualidad, solo el 38% de la población africana tiene acceso a la electricidad, la tasa de penetración de Internet es inferior al 10% y únicamente una cuarta parte de la red de carreteras de África está pavimentada. Diversos estudios han demostrado que las malas instalaciones viales, ferroviarias y portuarias añaden entre un 30 y un 40% a los costos de los bienes comercializados entre los países africanos. Esto afecta negativamente al desarrollo del sector privado y al flujo de las inversiones extranjeras directas. Además, escasamente el 5% de sus tierras cultivables son de regadío. 30 países africanos experimentan continuos cortes de electricidad. El 40% de la población del continente no tiene acceso a agua potable. Y de las infraestructuras existentes, al menos el 30% necesitan ser rehabilitadas urgentemente.

Por si estos datos en sí no fueran suficientemente alarmantes, el Banco Mundial dice que el pobre estado de las infraestructuras reduce el crecimiento económico de los países como mínimo un 2% cada año, y merma la productividad de los negocios en un 40%. Así, a pesar de la gran cantidad de materias primas y recursos naturales que atesora África, la región tiene la tasa de productividad más baja del mundo.

La inversión en infraestructuras es cada vez más necesaria para dar respuesta a los retos que la evolución demográfica y la deseada transformación productiva plantean. Antes de 2030, la fuerza laboral aumentará en un 40% en África y sus demandas serán cada vez más altas. En los últimos años, se han dedicado muchos esfuerzos a la digitalización del continente. Pero el resultado es muy desigual según los Estados. Algunos han alcanzado cuotas muy altas, mientras otros a penas comienzan el proceso. Para los más aventajados, puede constituir un elemento clave a la hora de responder a bastantes de estos retos. Pero todavía queda mucho por hacer.

En las últimas décadas, bastantes gobiernos africanos han recurrido a empresas chinas para  la construcción y financiación de infraestructuras. Estas suelen caracterizarse por la rapidez, competitividad y bajos costes en comparación con las occidentales. Así, muchas de ellas han desarrollado proyectos de infraestructuras de transporte, generación de energía o telecomunicaciones. También en la construcción de presas hidroeléctricas o en el sector turístico. De ahí que actualmente, China sea el principal financiador de infraestructuras en África.

El informe Quality Infrastructure in 21st Century Africa, publicado a finales de 2020 por OECD y African Center for Economic Transformation, ya ponía en duda la calidad del modelo chino. Puede ser debido a que el país asiático es el principal competidor de las empresas occidentales en el continente y eso lleva a los medios de comunicación y a algunas agencias internacionales a intentar desacreditarle. Pero también hay que tomar en consideración varias de las deficiencias que presenta, especialmente en las áreas de gobernanza, propiedad y transparencia. Por eso, para alcanzar los objetivos de desarrollo consagrados en la Agenda 2063 de la Unión Africana, fortalecer las cadenas de valor regionales y locales y crear más empleos para las poblaciones urbanas y rurales, el documento pide un cambio en la forma de gestionar estos  proyectos por parte de los gobiernos africanos: sus inversiones en infraestructuras deben ser más ágiles, rápidas y transparentes. En el fondo, aboga por la lucha contra la burocracia y la corrupción que muchos de los proyectos favorecen dada su opacidad en algunos casos.

Otros estudios apuntan a la necesidad de invertir un mínimo de 93 mil millones de dólares al año, antes de 2030, para paliar el déficit de infraestructuras en África. De ellos, dos tercios irían destinados a la inversión y el resto al mantenimiento de las ya existentes. Un aspecto que la mayoría de los gobiernos descuidan.

La integración regional y los proyectos compartidos servirían para abaratar precios y optimizar recursos. En este sentido, la Unión Africana tiene establecidas claras líneas de actuación que buscan la integración y la creación de corredores que favorezcan el tránsito de personas, mercancía e información entre los distintos países y regiones del continente. También intenta crear una plataforma para mejorar el aprendizaje de las distintas partes implicadas en el proceso en tiempo real y el intercambio de buenas prácticas en el sector.

Los países africanos y la Unión Africana son conscientes de la necesidad de invertir en infraestructuras para salir al encuentro de las necesidades de su población y favorecer el crecimiento del continente y están haciendo muchos esfuerzos para conseguirlo, pero no suficientes y el retraso es grave.



En la imagen superior, una autopista en Ciudad del Cabo. Fotografía: 123RF

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