Africanas | Olabisi Obafunke Silva

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Comisaria de arte contemporáneo independiente

Considerada la madrina del arte contemporáneo de África por los profesionales del sector, tanto en el continente en el que nació como en Europa y Estados Unidos, Olabisi Obafunke Silva, más conocida como Bisi Silva, siempre tuvo claro que el trabajo de los artistas africanos debía formar parte de la escena global.


Estudió idiomas en la Universidad de Dijon (Francia) y un máster en comisariado de arte contemporáneo en el Royal College of Art de Londres, donde realizó su tesis sobre la marginación de los artistas negros en las salas de exposición del Reino Unido. En 2002 decidió que era el momento de regresar definitivamente a Lagos (Nigeria) para aprovechar lo aprendido y poner en valor el tremendo potencial artístico que Silva siempre detectó en los africanos. Comprendió que la enorme brecha entre los que creaban en África y los que lo hacían en Europa era la educación y la carencia de espacios en los que mostrar, darse a conocer y tener la posibilidad de vender las obras. Aunque tuvo 13 sobrinos y sobrinas, a los que cuidó como si fueran sus hijos, sus dos grandes aportaciones para superar esos déficits fueron el Centre for Contemporary Art (CCA) y la Asiko Art School, ambos ubicados en la capital nigeriana.

En Londres adquirió experiencia durante varios años como comisaria independiente y con Fourth Dial Art, un proyecto sin ánimo de lucro, fundado por ella, de promoción y ayudas para artistas, útil también para establecer una relación entre creadores e instituciones oficiales. Logró, por ejemplo, que se detuviera la mirada en Faisal Abu´Allah, un artista emergente del momento que tuvo su oportunidad con la exposición Heads of State, o el pintor nigeriano Ndidi Dike. Silva sabía escuchar, y su conocimiento de las realidades europeas y africanas le permitía dar con la receta adecuada para que cada artista lo intentara al menos una vez.
«Nuestro desafío es la falta de infraestructuras. No poder mostrar los trabajos porque hay países que tienen dos o tres galerías frente a 1.000 artistas. Creadores que impulsan sus propias iniciativas en espacios alternativos y que encuentran formas innovadoras de hacer su trabajo accesible a los blancos», explicó al crear Asiko, que solía describir como un espacio entre «taller de formación, residencia de artistas y academia de artes», donde se fomentaba la investigación y el encuentro.

Silva falleció con 56 años el pasado mes de febrero, después de luchar durante cuatro años contra el cáncer. En el obituario publicado en The New York Times la describen como una «comisaria aventurera» y Hannah O´Leary, jefa de arte moderno africano en la célebre casa de subastas Sotheby’s (Londres)destacó que «trabajó incansablemente» para promover a los artistas africanos y para que el arte internacional llegara a África. Y añadió: «No hizo nunca lo obvio. Su conocimiento y visión no tenían rival». La lista de reconocimientos, igual que la de las exposiciones que comisarió y los artículos que publicó en revistas especializadas, es difícil de sintetizar. Bajo la premisa «Si quieres hacer algo, hazlo tú misma», no esperó a que su entorno se diera cuenta de lo que ella ya veía, y se esmeró para que la capacidad de transmitir sensaciones y de abrir la mente que tiene el arte estuviera al alcance de todos, tanto de los que crean como de los que observan una obra.




Ilustración: Tina Ramos Ekongo


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