Volver

en |

chema    Por Chema Caballero 

A mediados del pasado mes de marzo saltaba una noticia que, en principio, no parecía tener mayor transcendencia: la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, se comprometía a retirar permanentemente de su pedestal en el hall del Jesus College, un polémico gallo de bronce que fue robado en el imperio de Benin (Nigeria), en el siglo XIX. La institución educativa también ha abierto un chat para discutir la posibilidad de repatriar el artefacto a su lugar de origen.

La mayoría de los gobiernos africanos llevan ya muchos años pidiendo el retorno de los bienes culturales y religiosos saqueados a la largo y ancho del continente, gran número de los cuales se encuentran expuestos en museos occidentales o colecciones privadas, durante los años de la colonización. Pero hasta ahora la única respuesta recibida han sido oídos sordos.

En los últimos meses, la vecina universidad británica de Oxford se unió a la campaña Rhodes Must Fall (Rhodes debe caer) con el objetivo de retirar la estatua que glorifica al racista y exterminador de africanos Cecil Rhodes. En este caso, las autoridades del While Oriel College, sede de esta estatua, rechazaron las pretensiones de los estudiantes.

La campaña Rhodes Must Fall (#RhodesMustFall, en las redes sociales) realmente empezó el 9 de marzo de 2015 en la Universidad de Ciudad del Cabo, que conmemora al colonizador victoriano. Los estudiantes se organizaron para retirar la estatua que presidía el campus de la institución, lo que dio origen a un movimiento más amplio dirigido a descolonizar la educación en Sudáfrica. El 9 de abril de 2015 la estatua fue derivada y la campaña saltó los límites sudafricanos para arraigar en otras universidades, como es el caso de las dos mencionadas en Reino Unido y que está teniendo resultados como estos que estamos comentando.

En el caso de la Universidad de Cambridge, las autoridades del Jesus College han declarado su intención de trabajar con las autoridades nigerianas de patrimonio y museo para determinar el futuro de la estatua, no descartando su repatriación.

El gallo procedente del Imperio de Benin o Reino Edo, territorio en el sureste de la actual Nigeria, famoso por sus bronces, que floreció a partir del siglo XII y se prolongó hasta la llegada de los colonizadores, fue llevado a Cambridge tras una misión punitiva que destruyó el antiguo imperio en 1897. Ahora la historia parece que va a terminar bien, pero este no parece ser el destino de la mayoría de los objetos de arte y sagrados saqueados en el continente, muchos de ellos depositados en el Museo Británico y procedentes de la misma región.

En Reino Unido, la verdadera cuestión de fondo, lo que realmente parece preocupar a los alumnos que están detrás de este asunto, no es tanto relativa al arte como a la historia, la política y el pasado colonial británico. Una llamada a la descolonización de la educación también en el viejo continente. Los estudiantes demandan de las autoridades académicas cambios en el curriculum escolar y prestar atención al bajo número de negros y alumnos procedentes de otras minorías étnicas en los campus de las dos grandes universidades británicas. Por ejemplo, de los 2.500 nuevos alumnos que entraron en la Universidad de Oxford en 2014, solo 27 eran negros.

El movimiento también ha llegado hasta Estados Unidos, donde la facultad de derecho de la Universidad de Harvard ha decidido alterar su escudo después de meses de protestas por parte de los estudiantes. Este, que procede del siglo XVIII, mostraba símbolos de un esclavista.

Es importante darnos cuenta de la amplitud y la repercusión que está alcanzado esta pequeña protesta que comenzó en el campus de una universidad en el extremo sur de África.

Junto a este tema nos surge la pregunta de dónde deberían estar los objetos artísticos y sagrados saqueados de África. Este no es un tema nuevo, en su libro “Partirás al amanecer”, el premio nobel nigeriano Wole Soyinka cuenta sus avatares para intentar recuperar la Ori Olokun, una máscara de marfil también procedente del Imperio de Benin y que seguramente salió del país con los otros objetos del saqueo a que este fue sometido en el siglo XIX, y que supuestamente se conserva en el Museo Británico. Evidentemente, la iniciativa terminó en fracaso.

Como estos, hay numerosas artefactos de gran valor cultural y económico que fueron saqueados de varios imperios africanos durante las expediciones coloniales. El libro “El África fantasmal”, de Michel Leiris, es una perfecta crónica de una de estas, la dirigida por el etnógrafo francés Marcel Griaule, que atravesó el continente de Dakar a Jibuti arramblando con todo los objetos posibles sin deparar en triquiñuelas, engaños o robos, y muchos de los cuales se encuentran en varios museos parisinos.

A pesar de las llamadas de los africanos a la devolución de sus bienes culturales robados, como señalábamos anteriormente, no han regresado al continente ni una mínima parte de estos artefactos ya que todavía, debido posiblemente a la mentalidad postcolonial, se sigue cuestionando la propiedad de los mismos.

Hemos realizado una pequeña investigación y hemos encontrado que un pequeño número de ellos, tres para ser precisos, sí han hecho el camino de regreso a África:

Sin embargo, son muchos los que no parece que sus actuales depositarios se planteen regresarlos, entre ellos algunos tan importantes y cruciales para la humanidad como la Piedra Rosetta: antigua escritura jeroglífica y griega que permitió la traducción de los jeroglíficos, que fue sacada de Egipto y que en la actualidad se encuentra custodiada en el Museo Británico. O el Busto de Nefertiti, una imagen de más de 3.300 años de antigüedad que se conserva en el museo Neues de Berlín.

 

 

 

Fotografía: Desmond Bowles

Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto