Daesh a la conquista de África Oriental  

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Por Chema Caballero

 

El pasado 27 de octubre un grupo somalí aliado del Estado Islámico tomó la ciudad portuaria de Qandala, en la costa norte de la región somalí de Bari, en Puntland, sin casi encontrar ninguna resistencia. Poco más se sabe de esa operación, lo cierto es que el 10 de noviembre, las fuerzas navales de Puntland (no está confirmado que fueran ellas o estadounidenses como veremos más adelante) atacaron la zona y los milicianos fieles al Daesh seguían allí. La captura de Qandala es muy significativa ya que se trata de la primera ciudad en Somalia controlada por un grupo afiliado al Estado Islámico.

Esta filial de Daesh se formó en octubre de 2015 bajo el liderazgo del clérigo Abdulkadir Mumin, famoso por su barba naranja, que hasta ese momento militaba en las filas de al-Shabaab (marca de al-Qaeda en Somalia). Este, tras vivir muchos años en Reino Unido, regresó a Somalia en 2010, año en el ganó la posición de líder religioso de la rama de al-Shabaab en Puntland, región de la que es originario.

Mumin fue un ideólogo importante en la filial de al-Qaeda durante años, apareciendo en muchos de sus vídeos de propaganda. En 2015, desertó de al-Shabaab y proclamó su lealtad al califa Abu-Bakar al-Baghdali, junto a no más de dos docenas de los combatientes que al-Shabaab tenía en Puntland. El nuevo grupo se refugió en la remota y desolada cordillera Galgala, donde parece que ha conseguido atraer a nuevos guerrilleros que han engrosado sus filas. Desde esas montañas lanzó pequeños ataques en la zona nordeste del país. Ahora, finalmente, se ha atrevido a organizar una operación de mayor envergadura.

La toma de Qandala es un acontecimiento bastante preocupante por varias razones. Es el primer intento de los milicianos aliados con Daesh de mantener un territorio en Somalia, lo que podría dar pie, si se consolida, a que Mumin pidiera que fuera reconocido como una wilayat (provincia) del califato del Estado Islámico. Este podría ser el germen de la wilayat que en el plan de Daesh, como comentábamos en estas mismas páginas hace poco, se llamaría Habasha, siendo una de las tres que la organización pretende establecer en África.

En segundo lugar, los analistas coinciden en señalar la ubicación estratégica de Qandala, muy próxima a Yemen, y especialmente a la ciudad portuaria de Al Mukalla, sobre la que recae la sospecha de ser un importante centro de tráfico de armas. El informe anual del Grupo de Vigilancia de las Naciones Unidas sobre Somalia, puso de relieve recientemente el papel de los flujos ilícitos de armas entre Yemen y Somalia. Igualmente, el anterior jefe de inteligencia de Puntland señaló en mayo, según recogía VOA, que las tropas de Mumin ya habían comenzado a recibir suministros de armas vía Al Mukalla.

Por último, la ocupación de Qandala puede poner de relieve la capacidad de los milicianos islámicos aliados al Daesh para aprovechar el complicado sistema de clanes que enreda la política somalí a su favor utilizando las alianzas y lealtades que se tejen entre ellos para conseguir apoyo y protección en el caso de que las tropas de seguridad lanzasen una operación de rescate, como todo indica que está sucediendo en este momento.

Es sabido de todos que Daesh ha hecho diversos intentos de atraer a al-Shabaab. En marzo de 2015, por ejemplo, Hamil al-Bushra, emisario del Estado Islámico envió una invitación al emir de al-Shabaab en Somalia, Abu Ubaidah, para que manifestase su adhesión al califa Abu-Bakar al-Baghdali. Las propuestas se repiten continuamente especialmente a través de vídeos, pero al-Shabaab las ignora una tras otra. Vista la negativa de los líderes, el Estado Islámico ha lanzado una campaña dirigida a los milicianos, intentando atraer a pequeñas fracciones de estos, dividiendo así al grupo. Esta nueva estrategia parece estar dando frutos.

El grupo de Mumin fue la primera fracción de al-Shabbab en jurar fidelidad al Estado Islámico, pero no ha sido la única. Desde octubre de 2015, cuando el clérigo y sus seguidores tomaron la decisión, otras miembros de la marca de al-Qaeda en Somalia también han seguido el mismo camino. Aunque hasta el día de hoy los secuaces de Mumin han probado ser los más activos.

Hasta el momento, las fuerzas de seguridad de Puntland han repelido con éxito los ataques de Daesh y sus intentos de capturar territorio que han tenido lugar en el pasado. Pero el mayor freno al crecimiento de este grupo en la zona lo ha puesto al-Shabaab que mantiene su lealtad a al-Qaeda. Y que ha amenazado con «cortar la garganta» de cualquier persona que deserte. Según el Grupo de Vigilancia de la ONU, una desastrosa invasión marítima de Puntlandia por al-Shabaab, que involucró a 400 militantes en marzo pasado y que fue repelida por el ejército de la región, tenía como objetivo eliminar la facción de Mumin. Este no habría sido el único enfrentamiento entre grupos de al-Shabaab y seguidores de Mumin.

Sin embargo, parece que ahora los fieles al Daesh han encontrado una oportunidad que han aprovechado para hacerse con el control de Qandala. Durante los últimos meses, las fuerzas de seguridad de Puntland han estado involucradas en una violenta disputa territorial con el vecino estado federal de Galmudug por el control de la ciudad de Galkayo. Además, en marzo pasado las fuerzas de seguridad de Puntland empezaron una operación contra al-Shabaab, denominada Danaab, y que continúa en la actualidad, que está resultando en la muerte o captura de miles de milicianos del grupo armado.

El lunes 28, las fuerzas de seguridad de Puntland lanzaron una operación para reconquistar Qandala, en el camino han encontrado minas antipersonas que ha causado la muerte de un número, no declarado, de soldados. Un alto el fuego firmado en los Emiratos Árabes Unidos entre Puntland y Galmudug ha permitido que las fuerzas de seguridad del primer estado se concentren en esta nueva lucha contra el Estado Islámico.

Los próximos días serán una prueba importante para las fuerzas de seguridad de Puntland, así como para los esfuerzos antiterroristas estadounidenses en Somalia. Los Estados Unidos proporcionan apoyo material y logístico a las fuerzas de Puntland en la lucha contra la piratería y el terrorismo. Según Naciones Unidas esta colaboración comenzó con la Guerra contra el Terror.

Algunos testigos hablan de que además de las tropas que se dirigen hacia Qandala, ha habido vuelos de reconocimiento y buques que han disparado sobre las posiciones del Daesh en la zona. Estas naves podrían ser estadounidenses.

Somalia no es el único objetivo del Daesh en África Oriental. El grupo yihadista lleva tiempo trabajando para conseguir la alianza de otras milicias, como ha sucedido con Jabha East Africa, un grupo desconocido hasta el pasado mes de abril y que puede ser también una escisión de al-Shabaab. Aunque está basado en Somalia sus principales ataques han tenido lugar en Kenia y otros países de la región. Igualmente, otro grupo desconocido hasta el momento, procedente de la región de Tanga en Tanzania, también habría jurado lealtad al Estado Islámico aunque todavía no se conoce ninguna acción atribuida al mismo.

Daesh también ha reivindicado dos recientes ataques en Kenia, mientras se producía una serie de arrestos de presuntos miembros del grupo yihadista.

Todos los datos apuntan a que el Estado Islámico tiene un especial interés en aumentar su presencia en África Oriental y está utilizando todos sus medios para conseguirlo. Partiendo de Somalia poco a poco quiere penetrar en toda la región para poder establecer una wilayat, lo que significaría un importante avance para los planes del califato islámico en su deseo de establecerse en el continente.

Hasta ahora, las fuerzas leales a al-Qaeda y las de seguridad de los distintos estados somalíes ha detenido el avance del grupo, pero la toma de Qandala es una llamada de atención y un aviso de que la situación en la región puede estar mutando.

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