«Devolver a menores es una indecencia y una ilegalidad clarísima»

CEUTA, SPAIN - MAY 21: A migrant climbs the border wall by throwing a rope with the help of another migrant in Spanish enclave of Ceuta on May 21, 2021. Eight thousand migrants tried to swim and walk through the Moroccan-Spanish border, thousands of them have been returned to Morocco and hundreds of minors are in a shelter. (Photo by Diego Radames/Anadolu Agency via Getty Images)

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José Palazón, fundador de PRODEIN

El acceso de miles de migrantes a las calles de Ceuta y Melilla ha puesto rostro a la crisis diplomática más grave entre España y Marruecos de los últimos años. Los intereses marroquíes sobre Sahara Occidental, la presencia en España del líder del Frente Polisario, o el papel del Reino alauí como gendarme de la UE en el norte de África sirvieron como excusa a dos países para utilizar a niños, mujeres y hombres como arma arrojadiza. Hablamos por teléfono con José Palazón, fundador de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (PRODEIN).

¿Cómo se vive en Melilla la situación de estos últimos días?

Hay preocupación pero, al mismo tiempo,  hay calma, no hay una alarma especial por el tema. Ha habido algún intento de entrada de subsaharianos, pero vamos a ver cómo sigue el tema. Nadie lo relaciona mucho con lo que está pasando en Ceuta, sino como un intento de entrada normal para la época del año en la que estamos. En este mes después del Ramadán los intentos han sido continuos, pero eso ha sido así siempre. Siempre ha habido intentos continuos durante y después del Ramadán porque en Marruecos es fiesta y la guardia fronteriza se relaja bastante, sobre todo a determinadas horas. La gente que emigra sabe eso y aprovecha determinados momentos para intentar pasar, y lo hace con más frecuencia de lo habitual. El miércoles pasado por la noche, sin embargo, sí hubo un intento de unas 100 personas por un punto no habitual, eran marroquíes prácticamente todos y lo hicieron saltando la valla. Además, la inmensa mayoría eran menores de edad. Fueron repelidos por la guardia civil y la guardia fronteriza marroquí. Yo no estuve, pero me hablan de expulsiones de menores, 80 o 90 menores, y del empleo de un grado significativo de violencia contra ellos.

Con independencia de lo excepcional de los últimos intentos, especialmente en Ceuta, lo que está demostrando esta situación es que la frontera se mantiene como un espacio donde se vulneran derechos.

Lo preocupante es que Marruecos utilice a su gente como elemento para entrar en una confrontación política o para salir de una determinada situación política. Confrontaciones políticas entre Marruecos y España puede haber muchas y se pueden defender de una manera u otra, pero no de este modo, manejando a la gente, mandando a personas a una frontera desde donde luego los van a devolver al día siguiente. A Marruecos se le va a liberar un montón de dinero, como parece que ha ocurrido también ahora, unos 30 millones de euros para mantener el control fronterizo, y da la impresión de que Marruecos está utilizando a su propia gente para esto, para solucionar un conflicto político que España también da la impresión de que está aprovechando para deshacerse, no ya de los marroquíes que han entrado en Ceuta estos días, sino del colectivo de inmigrantes subsaharianos. Estos conforman una población que lleva años emigrando y que poco tiene que ver con estas disputas políticas que España y Marruecos, por cierto, no están llevando con dignidad ni legalidad ni nada por el estilo. España tiene que ser España, no puede ser Marruecos. Marruecos hace eso, y ya sabemos que lo hace, pero devolver a menores es una indecencia y una ilegalidad clarísima. Si nos diferenciamos de Marruecos es porque tenemos otras leyes, más garantistas con los derechos humanos, y que no solo deben estar vigentes, sino cumplirse. Ya sabemos lo que pasa en Marruecos, cómo está la población y cómo juegan con ella, pero España no puede jugar a la pelota con los pobres marroquíes. España debe tener otra actitud, sobre todo con los subsaharianos, que se ven obligados a emigrar en procesos que duran muchísimo tiempo. España no puede aprovechar esta disputa política para violar todos los derechos, como el derecho a pedir asilo. El otro día colgué un vídeo en Youtube en el que se ve cómo a un grupo de personas que pretenden entrar por el Dique Sur se les apalea y se les ofrece un trato indigno. España no puede hacer eso, no puede saltarse todos los derechos humanos tan solo porque haya una disputa política con Marruecos. Es una indecencia, una indecencia como la que está haciendo Marruecos. La indecencia de Marruecos y la de España son la misma.

José Palazón, durante una entrevista para la sección «Irreversibles». Fotografía Javier Sánchez Salcedo. En la imagen superior, dos jóvenes migrantes tratan de saltar la valla de Ceuta el pasado 21 de mayo. Fotografía Diego Radames/Getty.
Está hablando de Marruecos y de España, pero detrás de nuestro país, y en este caso parece que con un respaldo más claro que en otros momentos, está la Unión Europea.

La Unión Europea tiene la misma responsabilidad. España es la que actúa de forma directa y la que manda informes y los aprueban, pero lo que está claro es que hay una dificultad política entre España y Marruecos y que por esa disputa están haciendo tabla rasa con todos los derechos que tenían los migrantes a los que están devolviendo ahora en caliente, a los que están infligiendo un castigo físico tremendo… Porque aunque vengan de Marruecos, hay derechos que respetar.

¿Confía en una solución política?

¿Con Marruecos? Pues con Marruecos, como siempre, si es suficiente el dinero que recibe cerrará la boca y el agua volverá a su cauce. En Marruecos no se hace nada gratis. Marruecos quiere cosas, y ahora está con el tema del Sahara y el Frente Polisario. Marruecos quiere que se le dé la razón en todo aquello y hasta que no lo consiga, y en su caso no se le dé el dinero que pide, no va a mantener la seguridad, lo que se supone que es seguridad, en la frontera. Pero lo que está quedando claro es que la seguridad en la frontera es, en realidad, una inseguridad absoluta. A mí no me da miedo el inmigrante, me da miedo Marruecos. Me dan miedo Marruecos y la política que se sigue con él, de pagar lo que pida, de estar siempre a sus chantajes.

En PRODEIN trabajan especialmente con menores. ¿Qué se les viene a la mente cuando leen que puede haber entre 850 y 900 menores durmiendo en la calle en Ceuta después de las últimas entradas por El Tarajal?

Tendrían que haber tomado medidas urgentes para atender a estos niños, darles un sitio en el que estén con dignidad, y no esos almacenes que se están viendo en las fotografías de los medios de comunicación. Y, por supuesto, no deportarlos: no se puede deportar a niños, aunque sean 800, o 1.800, porque con los niños hay una legislación española muy seria que hay que cumplir. No se puede despreciar la legislación española sobre menores. Tendría que haber un equipo de trabajadores sociales, de mediadores individuales para ver los posibles traslados a lugares de la península donde puedan estar, y tenerlos decentemente. Esos niños no son migrantes, son niños, y están en España, y España es distinta, lo vuelvo a decir, a Marruecos. Te los coges y los mandas a la península para que estén como es debido.

¿Ha habido muchas devolución de menores en Ceuta estos días?

Sí, sí, sí. Me confirman compañeros vuestros que se están produciendo bastantes devoluciones de menores.

Una vez que ha trascendido esa cifra de 850 o 900 menores durmiendo en la calle en Ceuta, las comunidades autónomas están «rifándose» a los niños. Todas ofrecen plazas para acogerlos. ¿Choca esa actitud con la demonización habitual de los menores migrantes no acompañados?

Se está haciendo lo mismo que en Marruecos, donde se manda a los niños para crear un problema político. Y ahora en España hay comunidades autónomas que hablan de solidaridad cuando saben positivamente que la solidaridad en el tema de menores no se tiene que dar. En España hay una reglamentación, la Ley de Protección Jurídica del Menor 1/96, por lo que tiene la obligación de atender a los menores que llegan a nuestro país, y eso se tiene que hacer; aquí no cabe la solidaridad. La solidaridad se hace cuando uno quiere, pero aquí existe la obligación de las comunidades autónomas de atender a estos menores. Si puede hacerlo una comunidad autónoma, pues una sola. Si no, pues el Gobierno tendrá que distribuirlos por varias comunidades y pagar los gastos que estos supone, correr con los gastos de mantenimiento de estos menores. Pero no se puede hablar de solidaridad: “Yo quiero cinco, yo quiero seis…”. Esto no es un mercado. Más vale que se callaran.



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