MN60: 1978-1983. El director y los dos papas

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El director y los dos Papas



Le preguntaron al fundador de La Repubblica, Eugenio Scalfari, que quién era periodista. Y él respondió: «Gente que le cuenta a la gente lo que le pasa a la gente». Eso fue mucho después de que el P. Arturo Nebel volviera a África. Estas páginas se hacían eco del regreso de otro misionero al continente, uno más podríamos pensar, sobre todo teniendo en cuenta que la historia aparecía recogida en una revista misionera y africana a partes iguales. Pero, en realidad, no se trataba de una muesca más en esa historia repetida. La primera singularidad procedía del título que ostentaba el protagonista de la historia, el P. Nebel era el «decano de los Misioneros Combonianos». La segunda cuestión era que regresaba a los 90 años.

MARZO 1978. Aseos públicos para blancos y no blancos en Sudáfrica. 1978 fue declarado por Naciones Unidas como Año Internacional de Lucha contra el Apartheid.


La receta del periodismo y sus artífices podía ser la de Scalfari, pero también la de aquel redactor jefe que recomendó a un currinche llamado Mark Twain que saliera a la calle, que viera lo que ocurría, que volviera a la redacción, y que lo contara. Así de sencillo. El P. Franco Moretti estuvo con los misioneros que trabajaban con los gabbras, uno de los pueblos nómadas que viven en Kenia. Volvió. Lo escribió. Y aquella historia apareció en enero de 1978 en MUNDO NEGRO. Nada diferente al patrón que mantiene vigente esta casa, donde la palabra de los misioneros ha servido para conocer un poco más este continente que nunca ha sido un país.

DICIEMBRE 1979. Con motivo de la celebración del Año Internacional del Niño, muchos países africanos dedicaron sellos conmemorativos a la infancia.

Volvamos a Scalfari. La tercera pata de esa ecuación –«…lo que le pasa a la gente»–, discurría por lo importante –la caída de Amin en Uganda; la de Macías en Guinea Ecuatorial; o la de Bokassa en República Centroafricana–, o también por las declaraciones de grandes figuras de la política africana. Grandes con mayúsculas: Kenneth Kaunda, Nyerere, Senghor o el sudafricano Tambo, por citar solo algunos, que pasaron por aquí. Este último denunciaba que «somos un pueblo colonizado, somos las víctimas del régimen más racista del mundo. Y queremos que todo esto acabe». Pero también pasaba por lo anecdótico, por esas cuestiones que con frecuencia no pasan el filtro de la actualidad. En marzo de 1978 ocurrió algo de eso. Un diario de misión denunciaba que los agricultores ugandeses se habían quedado sin azadas. «Que nos falten el azúcar, los vestidos o el jabón, podemos soportarlo. Pero quedarnos sin azadas es algo que nos afecta en lo más hondo del corazón, pues atañe a la fuente de nuestra vida».



De puertas adentro, en este sexenio se produjeron muchos cambios. Y no solo de personas. Aunque si empezamos por estas, habrá que recordar que entre 1978 y 1983 pasaron tres directores: Fidel González, Julio Prado y Antonio Villarino. El segundo puede que sea un caso único en el mundo. En su primer número al frente de la cabecera tuvo que editorializar sobre la muerte de Pablo VI, el primer Papa que había pisado África. En su segundo mes, repitió escena en un escenario –perdón por la redundancia– insólito: el que murió fue Juan Pablo I, y el que llegaba, el papa Wojtyla. 1979 arrancó con el nombramiento de Gerardo González Calvo, sí, «Gerardo, el de MUNDO NEGRO», como redactor jefe; y terminó con la incorporación de Diego Tapia al dise­ño de esta publicación, aunque en aquel tiempo esa fi­gura tenía un nombre más poético, más vintage: era el confeccionador. Me permito solo un espoiler: Gerardo ce­rró esa larga etapa en marzo de 2008. El último número amasado por Tapia fue el Especial África 2016. Aunque de eso se hablará en su momento.

JULIO-AGOSTO 1980. La revista abordaba la restitución de las obras de arte que las potencias colonizadores sacaron del continente. «A África lo que es de África» se tituló el reportaje.
MAYO 1981. Se publicó un especial con motivo del centenario de la muerte de Comboni.

En relación a la propia revista, en mayo de 1978 se alcanzó el número 200. En la entrega de junio-julio de 1979 se publicó el Especial África 79, con 100 páginas –16 de ellas a color– y papel estucado. Lo más relevante tuvo lugar en enero de 1982. En aquella fecha la revista engordó hasta las 68 páginas, las mismas que tenemos ahora, reafirmándose en ser «eminentemente misionera, específicamente africana, moderadamente comboniana y eficazmente formativa». Era el número 240.

MAYO 1983. El camerunés Thomas N’Kono fue entrevistado en MN.

En ese ideario no se hacía ninguna referencia a otras funciones que podía cumplir la revista. Y entre ellas no se encontraba la búsqueda y localización de desapare­cidos. Pero las cartas al director eran un cajón de sorpresas. Y he aquí la de esta entrega, fechada en noviembre de 1983: «Ha­go referencia a la revista del mes de septiembre de 1983. Cuál no ha sido mi sorpresa al comprobar que el hombre vestido de soldado chadiano que figura a la derecha de la portada de su re­vista es mi marido. Intentamos tener no­ticias de su paradero desde enero de 1981».

ABRIL 1982. Las cámaras fotográficas provocan una curiosidad difícilmente reprimible. Lo comprobó el P. Giampaolo Pezzi cuando conoció a los babingas en RCA.

En definitiva, «gente que le cuenta a la gente lo que le pasa a la gente».

Luego también esta­ban aquellos que consi­deraban que en MN todo era «demasiado “negro”, todo “muy negro”; tanta África, tanta misión…». No se trata de llevar la contraria a nuestros lectores, pero en eso seguimos.




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