MN60: 2002-2007 Los zimbabuos y Copito de Nieve

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Septiembre de 2003. La revista publicó un amplio dosier sobre Daniel Comboni un mes antes de su canonización.

En enero de 2002 comenzamos a pagar en euros. Empezamos a hacer equivalencias. Seis euros, 1.000 pesetas. 100 pesetas, 60 céntimos. Los tiempos de las tiendas del Todo a 100 reconvertidas en comercios de Todo a 1 euro. Los libros de la Editorial MUNDO NEGRO también empezaron a balancearse entre ambas monedas. En la página 45 del mes que abría el año aparecía la publicidad de uno de los referentes del catálogo, Pueblos y culturas de África, de José Luis Cortés. Hasta diciembre del año anterior costaba 3.300 pesetas. Ahora había que abonar por él 19,83 euros. 

Pero el cambio de moneda no fue más que una curiosidad en nuestra historia particular. El horizonte de estas páginas seguía siendo el mismo. La primera portada de este año trajo a Léopold Sédar Senghor a causa de su fallecimiento. «Padre de la negritud», titulaba aquel número. «La negritud», había dicho, «es una cierta visión del mundo y cierta manera concreta de vivir en este mundo».

Una visión del mundo. Una manera de vivir en este mundo. Una forma de contar este mundo, podríamos añadir desde MN, cuyos relatos rayan, en ocasiones, con la profecía. El P. Renato Kizito en un «Punto final» de noviembre de 2002 decía: «Sería dramático si, a las muchas causas de inestabilidad en África, se añadiera el conflicto por el control de las aguas». Entre líneas hablaba del tratado de 1929 que concedía a Sudán y Egipto el control sobre las aguas del Nilo. Hoy, 18 años más tarde, estos dos países, junto a Etiopía, debaten sobre el tema, con la presa del Renacimiento como protagonista de la historia.

Así llegamos a 2003, «el año de la canonización». El 5 de octubre, el fundador de los Misioneros Combonianos, el beato Daniel Comboni, fue canonizado, una celebración de la que dio cumplida cuenta desde Roma el P. Constantino Bogaio. El penúltimo día de ese octubre falleció el P. José Luis Lizalde, colaborador de la revista, a causa de una malaria cerebral. Su firma fue habitual entre 1996 y 2001.

Mayo 2004. Una de las portadas emblemáticas en nuestra historia, firmada por Ponce, ilustrador que colaboró en la revista en varios momentos de su historia.
Nombres propios

2003, el año de Comboni, pero también el de Coetzee, que se convirtió en el segundo escritor del continente en recibir el Nobel de Literatura. Nombres propios a los que se sumó otro mucho más banal: Copito de Nieve. ¿Qué pasó con aquel gorila albino estrella del Zoo de Barcelona? Pues que murió. Donato Ndongo-Bidyogo no dejó pasar la oportunidad para la denuncia: «Curiosa sociedad esta, en la que un simio vive en la opulencia y es festejado, y su muerte ocupa los minutos estelares de todos los telediarios, mientras miles de africanos –se supone que humanos– deambulan por las esquinas sin que a casi nadie le importe si comen cada día». 

El columnista ecuatoguineano era uno de los que no solían callar. Como tampoco lo hizo una misionera, la Hna. -Juliana Calvo. En 2004 denunció que desde hacía dos años decenas de niños de la calle desaparecían en Nampula (Mozambique). En el origen de aquello estaba una red internacional de tráfico de órganos. Las desapariciones cesaron. No así las amenazas a las religiosas. «La verdad es que la persona humana es mercancía en estos momentos en los países pobres», dijo.

Muchos misioneros, como dicen en los pueblos, no se callan ni debajo del agua. Y esa -estela la siguió también el comboniano P. Joseph Ukelo en septiembre de 2005: «No me callo aunque me cause problemas».

Febrero 2005. La Campaña contra el Hambre, que organiza Manos Unidas, llevó como lema este año «Norte-Sur: un futuro común».
Los humildes

Entregados como Lizalde. Valientes como Calvo o Ukelo. Y humildes como Pedro Páez, el misionero jesuita que descubrió las fuentes del Nilo. Más allá de los recovecos de su historia, el P. Juan González Núñez escribía en 2005 que «Páez nunca dice haber “descubierto” las fuentes del Nilo, sino haberlas “visto”. Su descripción es tan sin pretensiones y tan de pasada, que su impacto en la Europa de su tiempo fue más bien escaso». 

Amarrados a sus historias llegamos en 2005 al número 500. Habían pasado 45 años desde nuestra fundación.

Abril-mayo 2006. La imagen de un hombre votando ilustraba la sección de Política incluida en el Especial África que la revista editó ese año.

En mayo de 2006 se publicó un nuevo Especial África, y en septiembre el P. Ismael Piñón sustituyó al P. Francisco Carrera en la dirección de la revista. Con el relevo en la dirección todavía reciente, en enero de 2007 se incorporó a la redacción Luis Esteban Larra, que en abril de 2008 se convertiría en redactor jefe de esta casa. Pero eso ya se contará el mes que viene (espóiler lo llaman).

Abril 2007. Mundo Negro Digital arrancaba de la mano del P. Francisco Carrera, que había sido director de la edición en papel hasta septiembre del año anterior.

Para cerrar volvemos casi al principio. A mayo de 2002. Un misionero del IEME en Zimbabue, Agustín Moreno Muguruza, nos sugería que dejáramos de utilizar el gentilicio «zimbabuo» para los nativos del país. Proponía «zimbabuense», tal y como recogía la RAE en su Ortografía de 1999. Desde la redacción se explicaba que el gentilicio de la controversia era el que «recomendaron miembros de la Real Academia cuando Zimbabue alcanzó la independencia, en 1980». Sin embargo, «también a nosotros nos parece más elegante zimbabuense que zimbabuo». Y ahí se ha quedado.

Dos meses antes, en un faldón publicitario, se invitaba, casi parafraseando la megafonía de los cines de barrio, a visitar nuestra web, mundonegro.com, que daba sus primeros pasos. El ofrecimiento hoy sigue vigente. Ya saben. Uve doble, uve doble, uve doble mundonegro punto es.   

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