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¿Ha oído hablar de los negros en Argentina? Es probable que nunca se lo haya preguntado o, si lo ha hecho, ha pensado que no es una pregunta pertinente, ya que uno piensa que en Argentina hay descendientes de italianos, gallegos y otros europeos, pero ciertamente no de negros. Y, sin embargo, ya en el número de julio-agosto de 1986, MN publicaba un extenso artículo de dos especialistas argentinos sobre la importancia de la presencia negra en la historia de aquel país; una presencia y una importancia que a más de uno seguirá sorprendiendo a día de hoy. En la misma línea, fueron apareciendo en las páginas de la revista reportajes sobre afrodescendientes de Haití, Panamá, Honduras, Brasil y otros países de América, uno de cuyos componentes antropológicos y culturales es, ciertamente, el de los descendientes de África.
¿Sabe que el actual presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, que lleva 40 años en la presidencia, llegó al poder con un golpe de Estado contra su tío, Macías Nguema, y que aquella asonada fue llamada «Golpe de la libertad» por las esperanzas que suscitó en la única antigua colonia española del África negra?
Un signo de aquella esperanza y «euforia» de libertad fue el I Congreso Internacional Hispánico-Africano de Cultura, que se celebró en Bata del 4 al 8 de junio de 1984 por iniciativa del famoso escultor ecuatoguineano Leandro Mbomío. MN participó en aquellos eventos y publicó un amplísimo reportaje, así como una entrevista al presidente Obiang en el número de julio-agosto de ese año. Entonces no sabíamos que aquellas esperanzas nunca llegarían a cumplirse en cuanto a la democratización del país, tan cercano a nosotros por su doble condición de africano e -hispanohablante.
En aquellos años, MN prestó especial atención al africanismo español que, entonces, trataba de resurgir tras unos años en los que prácticamente desapareció. MN organizó una mesa redonda sobre el tema en abril de 1984, y después participó activamente en la creación de la Asociación Española de Africanistas y de la revista Estudios Africanos, en estrecha colaboración con el CIDAF, un centro de información y documentación iniciado por los Misioneros de África (Padres Blancos), el Colegio Nuestra Señora de África y algunos esforzados profesores universitarios.
En abril de 1985, MN cumplió 25 años junto a 17 países africanos que se habían independizado en 1960. Fue un año que marcó un crecimiento extraordinario de la «obra Mundo Negro», que era –y sigue siendo– mucho más que una revista. La celebración de las bodas de plata fue la ocasión para la inauguración de un nuevo edificio de cuatro plantas, en el que, además de la redacción y administración de MN y Aguiluchos, se organizó una biblioteca con más de 10.000 volúmenes, abierta a investigadores y estudiantes; se estableció el Museo Africano que, con el paso de los años, se convertiría en un referente cultural de la ciudad de Madrid, y se inició un pequeño departamento de audiovisuales y radio. Pero el hito principal fue la publicación de un número especialísimo de 196 páginas que contenía grandes análisis globales de especialistas en la realidad africana y cuidadas fichas estadísticas de todos los países africanos, un trabajo que MN sigue actualizando cada tres años, algo sin parangón en nuestra área cultural. Dos años más tarde se pondría también la primera piedra de una iniciativa que sigue viva hasta el día de hoy: los encuentros Antropología y Misión, con los que se pretendía poner en marcha un espacio de reflexión que uniera Misión y realidades humanas, especialmente de África. Estos encuentros fueron evolucionado con los años hasta su modalidad actual, con el nombre de Encuentro África. Pero de eso, seguramente, se hablará más tarde.
Desde el punto de vista de la Misión, fue especialmente significativa la incorporación del P. Isco, miembro del IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras), que en su columna «Punto de vista» seguía, con mucha sagacidad y conocimiento, la evolución de la teología y la práctica misionera de la Iglesia. El aporte sabio del P. Isco encontraba su eco vital en muchos reportajes y entrevistas a misioneros y, en especial, en los cientos de diarios de misión que reflejaban el latir de la vida en tantos lugares de África y América, páginas que eran las preferidas de nuestros lectores.
Al ojear de nuevo las páginas de aquellos años he sentido que todo lo africano nos preocupaba y encontraba eco en la revista: la actualidad política, los conflictos, los nuevos misioneros africanos y el crecimiento de la Iglesia, el deporte, la música y el arte, las tradiciones culturales de cada una de las más de 2.000 culturas que pueblan el continente africano; y muchas otras cosas.
Pero no solo lo africano nos concernía; desde su atalaya, MN se abría a las grandes causas de la humanidad que por entonces preocupaban a los corazones sensibles dentro y fuera de la Iglesia: los inmensos problemas del hambre y el analfabetismo, la postergación de la mujer, la paz y la superación de los conflictos, el cuidado del agua y la naturaleza, etc. Podríamos decir, en sintonía con el Vaticano II que, desde el prisma africano, todo lo humano nos interesaba y encontraba su reflejo en nuestras páginas.
MN60:1960-1966 LOS PRIMEROS AÑOS
MN60:1967-1972 RENACIMIENTO AFRICANO
MN60: 1973-1977 SOWETO Y LA PELEA DEL SIGLO
MN60: 1978-1983 EL DIRECTOR Y LOS DOS PAPAS
MN60: 1984-1989 LAS BODAS DE PLATA
MN60: 1990-1995. ENTRE MANDELA Y RUANDA
MN60: 1996-2001 CAMBIO DE SIGLO
MN60: 2002-2007 LOS ZIMBABUOS Y COPITO DE NIEVE
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