Por Carolina Valdehíta / Ciudad del Cabo (Sudáfrica)
A mediados de febrero, más de 20 comercios regentados por la diáspora nigeriana, pakistaní y somalí residente en Johannesburgo y sus alrededores, fueron asaltados en Atteridgeville, a 120 kilómetros de Pretoria, mientras que 12 viviendas fueron atacadas en Rosettenville, al sur de Johannesburgo. Algunos sudafricanos les acusan de perpetuar el crimen y de robar el trabajo a los lugareños.