Por Lwanga Kakule. Cuando recorres los 30 kilómetros que unen Beni con Oicha, lo primero que te llama la atención son las casas abandonadas y los cientos de militares emplazados a lo largo de la carretera. Desde octubre de 2014, la ciudad de Beni, al este de República Democrática de Congo, y los pueblos que la rodean, están viviendo una inseguridad recurrente marcada por los secuestros y las matanzas.