Por P. José Delgado. Llegué en octubre de 2018 a Dono-Manga, en la diócesis de Laï, pero mi presencia en Chad se remonta al lejano 1977. Fui uno de los primeros combonianos en llegar al país cuando los jesuitas nos cedieron la parroquia de la Santísima Trinidad de Moïssala, en la diócesis de Sarh. Entonces, todos los misioneros éramos extranjeros.