Editorial
Si no nos falla la memoria, esta es una de las pocas ocasiones en las que Mundo Negro pone en su portada la fotografía de un animal –un leopardo en concreto– que, lejos de sentirse cazado por una cámara fotográfica, está disfrutando desde su atalaya de un reconfortante descanso. Siempre nos hemos esforzado por presentar gente, hombres y mujeres africanos, agricultores, pastores, niños, políticos, líderes religiosos, soldados, rostros más o menos atractivos, pero siempre intentando mostrar el lado digno de las personas o, cuanto menos, respetando su identidad e integridad.
Este mes aparece un animal, cuya imagen –muy vinculada con el turismo en el continente– dignifica la naturaleza y hace de este territorio el mayor santuario de animales salvajes del mundo.