Por José Naranjo. Otra vez ganó el menos malo. Como ya ocurriera en 2017, el reciente duelo electoral entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen se saldó con la victoria del primero y, una vez más, los medios y opinadores que escudriñan el complejo universo de las relaciones entre África y el Elíseo exhalaron un suspiro de alivio en las antípodas, eso sí, del entusiasmo.